Detrás del “pacifismo” del gobierno reina inseguridad en Tabasco

Hay una creciente desconfianza hacia las autoridades estatales y municipales que deberían ser las garantes de la paz y la tranquilidad

Por más que todos los días el Gobierno del Estado se esfuerza en decirnos que todo va a estar bien, que la economía florece, la seguridad se incrementa, disminuyen los delitos, la educación se fortalece y la sociedad está más que contenta, la realidad es otra: La violencia rige en Tabasco.

Por poner un ejemplo, el robo con violencia sigue ocurriendo en la entidad de tal manera que se ubica en tercer lugar nacional en la comisión de este tipo de delitos.

Otro caso concreto es el secuestro, cuyos datos se mantienen ocultos en parte para protección de los propios secuestrados y en parte para no alarmar a la población.

Y dijera usted, que se preocupen los ricos, pero la pobreza tan aguda que subyuga a los tabasqueños ha llevado a los secuestradores a levantar a cualquier persona ya se de clase baja, media o alta, con tal de sacar algunos pesos.

Y si hablamos de los migrantes la situación está peor, ya que menudo son asediados por la delincuencia y sometidos a todo tipo de extorsiones y algunos de ellos terminan sumándose a quienes actúan fuera de la ley.

Considere usted que hay más de 24 mil 500 jóvenes que ni estudian ni trabajan y que se convierten (según las versiones oficiales) en caldo de cultivo para la delincuencia organizada o común.

Súmele usted que Tabasco continúa en el primer lugar de desempleo entre todas las entidades de la república mexicana y no tiene visos de ceder pese a los proyectos de obras magnas anunciadas por la federación.

Así las cosas, no resulta extraño que la percepción de inseguridad por parte de las familias tabasqueñas esté por encima de todas las demás del resto del país.

En esta percepción que la gente tiene de inseguridad y temor, mucho tienen que ver las “fake news”, la desorganización social y la creciente desconfianza hacia las autoridades estatales y municipales que deberían ser las garantes de la paz y la tranquilidad.

Cabe recordar la premisa de que no hay delincuencia que crezca tanto en un estado, sin el apoyo de las autoridades, tal como dicen los activistas.

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