La apatía de los tabasqueños y el Presupuesto de Egresos

48 mil, 269 millones de pesos gastará el Gobierno del Estado de Tabasco en sus tres órdenes Ejecutivo, Legislativo y Judicial en el 2018, lo cual significa un 39.32 por ciento de lo ejercido en el último año del ex gobernador Andrés Granier Melo, cuyo gasto en 2012 fue de 34 mil 645 millones de pesos.

Estos simples datos echan abajo la idea de que Tabasco ha sido castigado por la federación en cuanto al gasto público durante el periodo que llevamos de la actual administración enero 2013 a  diciembre de 2017 y lo que falta a diciembre de 2018.

Otro dato a destacar es que el incremento en los ingresos y egresos fue superior al de la inflación cuyo monto ronda el 24 por ciento en los últimos seis años, es decir, que aun tomando en cuenta el factor inflacionario, hay un superávit presupuestal de  15 puntos porcentuales, aproximadamente.

Cabe aclarar que en 2017 y 2018, la inflación en el país se ha disparado y en estos casos la disparidad es a favor de la inflación.

Es decir, que el gobierno ha tenido suficientes recursos para realizar inversión productiva pero no ha sido así.

Lo que sí ha hecho es incrementar el gasto social en programas como Cambia tu tiempo y los proyectos asistenciales del DIF.

Este ejercicio del gasto es el que ha sido cuestionado por los diputados de la oposición, quienes han destacado de manera particular el incremento en los rubros arriba señalados, como algo motivado con fines electorales por parte del gobierno de Núñez.

Dada la situación de la entidad en materia de desempleo, la iniciativa privada esperaba que durante el sexenio se impulsara el crecimiento económico, pero el presupuesto aprobado por el Congreso del Estado refleja otra cosa.

De ahí la importancia de dar a conocer a la sociedad lo que realmente sucede en la toma de decisiones tanto en el Poder Ejecutivo como del Poder Legislativo de Tabasco.

El problema tiene una triple vertiente, por un lado la opacidad de los distintos órdenes de gobierno, por otro, complicidad de la gran mayoría de los medios de comunicación y de las redes sociales, y en tercer lugar, la apatía ciudadana que no exige a sus representantes una verdadera transparencia y rendición de cuentas.

Si los tabasqueños dejan a los políticos hacer las cosas como se les dé la gana, difícilmente se podrá contar con un presupuesto de egresos en beneficio de las familias y solamente se enterarán cada cambio de gobierno del botín que se repartieron los corruptos.

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