«Hospital de la muerte» acaba con 450 pacientes en Londres

Londres. El Hospital Gosport War Memorial se acaba de ganar el deshonroso mote del «hospital de la muerte».

Y es que más de 450 de sus pacientes murieron a lo largo de los años después de que les recetaran de manera indebida potentes medicamentos contra el dolor.

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Eso fue lo que un panel de investigación independiente reportó este mes, añadiendo que otros 200 pacientes pudieron haber sufrido el mismo destino, teniendo en cuenta que varios expedientes médicos estaban extraviados.

El informe determinó que hubo una «indiferencia por la vida humana» de un gran número pacientes entre 1989 y 2000.

La doctora Jane Barton, encargada de supervisar la práctica de prescripción de medicinas en los pabellones, ha sido la única en recibir acción disciplinaria.

Había un «régimen institucionalizado» de formular y administrar «peligrosas» dosis de medicamento que no estaban clínicamente justificados, informó el panel.

Barton fue encontrada culpable de desatender el cuidado de 12 pacientes en el Gosport entre 1996 y 1999. Sin embargo no se le abrió un proceso y tampoco fue excluida del registro médico.

No obstante, la doctora optó por retirarse después de divulgado el informe. Los familiares de las víctimas exigen una investigación criminal.

La primera ministra británica, Theresa May, describió los eventos como «profundamente preocupantes» y pidió excusas a las familias por el tiempo que tomó en obtener respuestas del Sistema Nacional de Salud (NHS).

El ministro de Salud, Jeremy Hunt, dijo ante el Parlamento que la policía y Fiscalía de la Corona estarían examinando el material del informe para considerar los pasos a tomar y «si se debe iniciar un proceso criminal».

Briget Reeves, cuya abuela Elsie Divine murió en ese hospital a los 88 años en 1999, dijo: «Estas acciones horripilantes, vergonzosas e imperdonables deben ser reveladas en un tribunal criminal para que un jurado decida y sólo entonces podremos permitir que nuestros seres queridos descansen en paz».

El exobispo de Liverpool James Jones, que encabezó el panel independiente que investigó los hechos, declaró que la documentación revisada demuestra que «durante un período de 12 años, la asistente clínica doctora Barton fue la responsable de la práctica de prescripciones que era prevalente en los pabellones».

«Aunque los médicos especialistas no estuvieron directamente en el tratamiento de los pacientes en los pabellones, los registros médicos demuestran que ellos estaban conscientes de cómo se prescribían y administraban los medicamentos, pero no intervinieron para frenar la práctica».

Los familiares anticipaban que los resultados de la investigación hubiera terminado con la «desgarradora» espera de respuestas.

Uno de ellos es Ken Woolley, cuyo padre John murió en Gosport en 1996 a la edad de 68 años, luego de ser internado por una cadera fracturada.

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«Tan pronto como lo vimos al día siguiente ya no era capaz de comunicarse por los medicamentos que le habían suministrado», dijo.

«Pasaron otros 11 días sin él poder comunicarse antes de que muriera», agregó..

«Algo tiene que salir de todo esto, tienen que llegar al fondo».

(Con información de BBC Mundo)

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