Melinas luchan contra la gordofobia en Mérida

Piden al gobierno crear campañas con mayor impacto y que exista un marco legal que proteja los derechos de las personas gordas

Mérida, Yucatán. Marelsy Castillo, activista contra la gordofobia y fundadora de Melinas, recuerda que desde primero de primaria comenzó a ser víctima de la gordofobia existente en el mundo, “estábamos jugando y al lanzarme de la resbaladilla, cuando llegué al piso, empezaron a hacer como que temblaba”.

Ahora mira sus fotografías de ese entonces y piensa que, en realidad, era una niña “normal” y sana, “no era una niña obesa, era una niña sana […] ese término de lo que es normal, lo que es sano y lo que no es, es parte de esa discriminación”.

Cuando niña, no se sentía tan diferente a sus demás compañeras, sin embargo, “era la gordita del salón” y desde muy pequeña comenzó a ser víctima de ese tipo de “bromas”; pues incluso en su familia siempre percibió que juzgaban su aspecto y había miedo a que creciera siendo gorda.

A pesar de ese miedo generalizado en la familia, la realidad es que, si bien, de parte de su mamá la gente es delgada, todas sus las mujeres padecen diabetes (excepto ella y su hermana); mientras que, en el lado paterno, la gente es de talla grande y gozan de muy buena salud.

“La gente no le tiene aberración a volverse gorda, le da miedo ser tratada como una persona gorda […] a esa discriminación sistematizada y omnipresente en la sociedad, justificada bajo los argumentos de la salud”.

Expone que, en 2015, hicieron una encuesta en la Ciudad de México que demostró que 75 por ciento de las mujeres de 25 a 35 años están dispuestas a hacer cualquier cosa con tal de tener “el cuerpo perfecto”, incluso si eso atenta contra su salud.

Otro estudio, evidenció que la mayoría de las personas entrevistadas prefería perderse un año de vida que ser gordo, de 15 a 30 por ciento afirmó que preferiría tener depresión o alcoholismo o nunca tener hijos.

“Este tipo de afirmaciones que vemos reflejadas en estos estudios, en estas encuestas, tiene este ideal colectivo que se ve permeado por la gordofobia nos dice que en realidad la atención de la salud para las personas gordas dice que está bien si es necesario matarnos con tal de hacernos bajar de peso”.

Las personas viven en la validación de juzgar cuerpos ajenos, señala, “se te ha enseñado que tienes superioridad moral, debido a los kilos que tienes de menos, en comparación con otra persona”, dañando la salud mental de otras personas.

“Tú sabes, eres parte del problema y sabes cómo funciona, no quieres llegar a ser el objeto de esta violencia”, por eso, apunta, la gente no tiene temor de subir de peso, sino de la discriminación que existe para la gente gorda.

“Creo que debemos reconfigurar nuestros ideales y prioridades, debemos empezar a poner en el top de la lista el sentirnos bien por sobre la idea de vernos bien”, opina.

Para sustentar que estar gordo está mal, explica, toman el Índice de Masa Corporal (IMC), el cual llama falacia, “para empezar no lo hizo un médico, lo diseñó un matemático, Adolphe Quetelet en 1832”.

Hace 200 años, continúa, cuando el matemático inventó el IMC quería determinar cuál era el cuerpo ideal, “en medio de una visión sumamente racista, únicamente toma en consideración a personas europeas, principalmente hombres caucásicos”.

Esta medición no considera a las mujeres, a la población latina, asiática, entre otras, “no es representativo”; no es posible determinar la salud con base en el IMC, enfatiza.

“La salud es multifactorial” y expone que reducirla a un IMC que no considera a la población en la que se desenvuelve la sociedad mexicana y fue diseñado hace tanto tiempo con otro objetivo que no es el de revisar la salud de las personas, lleva hacia la gordofobia médica.

En promedio, el personal de salud pasa 30 por ciento menos tiempo en una cita con personas gordas y demuestra menos empatía con ellas, conforme el estudio de Kimberly Anne Gudzune; como resultado de la poca importancia que le dan al diagnóstico, enfocándose en decir que el problema de quien consulta es el peso.

“No importa lo que vayas a consultar sales con la sugerencia de bajar de peso. No importa si te duele la cabeza, si te tropezaste, si tuviste una fisura, si tuviste un accidente de auto, si tienes una gripa, si te duele la espalda, no importa qué sea, todo lo que te pase es porque eres gorda”.

Un estudio demostró que, como resultado de lo arrinba dicho, las y los pacientes con obesidad son 1.75 veces más probable de tener enfermedades no diagnosticadas.

Una investigación realizada por Obesity Research expone que la mitad del personal médico describe a sus pacientes con gordura como feos y poco atractivos y un tercio como perezosos y descuidados.

“Hay un estigma de peso que valida el castigo, el prejuicio y la discriminación hacia los cuerpos con obesidad, hacia los cuerpos gordos”.

Expresa que las personas con cuerpos gordos enfrentan discriminación constante en los sistemas de salud, culminando de violencia institucional, por ejemplo, al tener que pagar más por seguros de salud solamente por tener obesidad aunque su salud esté bien.

Ella misma lo vive en carne propia, ya que sus estudios muestran que su salud es favorable, pero al tener obesidad un seguro médico le saldría más caro que a alguien con un cuerpo delgado, incluso si tiene problemas de salud como temas cardiacos, triglicéridos elevados, etcétera.

Incluso la ropa, las infraestructuras, apunta, no están diseñadas para las personas con cuerpos grandes, “hay muchas cosas que día a día nos están diciendo a las personas con cuerpos gordos que no valemos lo mismo, que no somos iguales, que no tenemos derecho de hacer cosas y todo eso daña emocional y físicamente”.

La salud mental de las personas gordas, exhibe, pasa desapercibida; “es demasiada la violencia que se ejerce”.

Para transformar esta situación, invita a la sociedad a informarse y ser más empática, dejar de opinar y calificar sobre cuerpos ajenos, dejar de promover la idealización de cuerpos delgados con comentarios que halagan el peso (o lo castigan). “Sobre los cuerpos ajenos no se opina”, subraya.

La gente tiene espejo, dice, “y solamente ella y su médico pueden saber sobre su estado de salud”; pero también pide sumarse al diálogo para discutir el tema.

Para el gobierno, pide no irse por la forma fácil de combatir los problemas de salud, diciendo que la única solución para todo es bajar de peso; que creen campañas con mayor impacto y que exista un marco legal que proteja los derechos de las personas gordas.

“Donde haya accesibilidad para los cuerpos gordos, reglamentación para las tiendas de ropa, los anuncios y toda esta industria que tanto daño hace de manera psicológica y física a las personas, a su salud, para que no se sigan promoviendo este tipo de ideas que destruyen”.

(Con información de La Jornada Maya)

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