Desarrollo urbano aumenta las islas de calor en Mérida

El boom inmobiliario en la capital yucateca trae consigo una deforestación sin precedente que amenaza con calor extremo

Mérida, Yucatán. A pesar de que las altas temperaturas durante el mes de mayo en Yucatán son normales, los parámetros ya se están excediendo, principalmente en Mérida, donde el desarrollo urbano ha crecido exponencialmente, provocando el incremento del fenómeno llamado isla de calor.

Ruth Cerezo-Mota, especialista en modelos climáticos, advierte que el boom inmobiliario en la capital yucateca trae consigo una deforestación sin precedentes que, de no detenerse, causaría que estas temperaturas extremas sean permanentes.

“El efecto de isla de calor sucede en las zonas urbanas cuando se deforesta porque cambian ciertas propiedades del suelo y la vegetación deja de cumplir sus servicios ecosistémicos y uno de los más importantes es reducir esta sensación térmica.

“Si la deforestación continúa como hasta ahora en Mérida vamos a vivir en una ola de calor eterna, es decir estas temperaturas de mayo que rompen récords serán lo común todos los días”, declaró la también ​​oceanóloga, con Doctorado en Ciencias Atmosférica, en entrevista con La Jornada Maya.

Cerezo-Mota explica que en colaboración con Martha Rodríguez González, quien actualmente cursa un doctorado, trabajaron en las proyecciones climáticas de Yucatán y encontraron que en 2050, si la situación sigue como hasta ahora, las temperaturas extremas que suelen registrarse en mayo y junio serán cosa de todos los días.

Cerezo-Mota, quien ha trabajado en la creación de modelos regionales climáticos, advierte que esta isla de calor cada vez se extiende más, por lo que es más difícil encontrar zonas de mitigación.

Explica que como habitante de la periferia de Mérida fue testigo de esta expansión porque hasta hace unos años notaba una diferencia de al menos dos grados entre el centro de Mérida y los lugares fuera del periférico, pero ahora es la misma temperatura dentro y en las zonas aledañas.

“Eso me dio pánico porque entonces, entre la deforestación, la sequía que hay y que ya por todos lados están construyendo, se está removiendo vegetación no se ve una solución a corto o mediano plazo”.

Y es que aunque la deforestación pare en este momento, revertir los efectos de esta falta de árboles e incremento del pavimento no es tan fácil como parece.

La también participante en el Informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) señala que aunque se plante el mismo número de árboles que se han derribado, no es el mismo efecto que causaban los ya existentes.

“Los servicios ecosistémicos que te proporciona un árbol maduro no son los mismos que los arbolitos bebés, desde que son comida para los polinizadores, la captura de dióxido de carbono y la sombra que obviamente dan. Entonces, aunque tengas el mismo número de árboles, a corto plazo no se va a mitigar este efecto”.

Es por ello que incluso estas olas de calor se están volviendo más intensas y se registran en otras épocas donde no suelen presentarse, como en diciembre.

La solución, es crear una cultura de concientización para que la sociedad entienda la importancia de tener zonas arboladas involucrando a los habitantes en el proceso de reforestación y restauración.

“Obviamente si es el mismo gobierno que está deforestando, me imagino que no le conviene que la gente haga ese clic de pensar que tiene que conservar las zonas arboladas y si el gobierno está deforestando en nombre de progreso e industrialización de la región no le toma prioridad”.

Sugirió proyectos que incluyan a la comunidad como lo que hacen las Chelemeras, un equipo de mujeres organizadas que restauran manglares en Chelem, o las Cosechadoras de Agua, de Bolivia, que crean infraestructura para almacenar el recurso hídrico.

“Hay que cambiar un poco esta visión de que progreso es crecimiento urbano e industrialización, mientras que el gobierno siga pensando que eso es la solución muchas políticas públicas no van a cambiar.

“Como ciudadanía tenemos que cuidar nuestros árboles, plantar más árboles, procurar zonas verdes con plantas nativas”.

La científica dijo que, aunque hay esperanza si se toman acciones, en los próximos años todavía será visible el calor extremo en la zona.

(Con información de La Jornada)

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