‘Renuncia’, el reclamo que Piñera se niega a escuchar

El indetenible movimiento social chileno busca barrer el modelo neoliberal que prevalece en Chile ha socavado la figura del presidente

Santiago de Chile. Desde el 18 de octubre de 2019 los grafitis han cubierto las paredes de las ciudades chilenas con las más variadas consignas, y entre ellas se reitera una con letras de todos los tamaños y grafías: Piñera, renuncia.

El indetenible movimiento social que busca barrer con el modelo neoliberal que prevalece en el país suramericano, parece haber desgastado de manera irreversible la figura del empresario presidente, que en solo tres meses se ha convertido en el mandatario con menos respaldo desde que en 1990 los militares abandonaron el Palacio de La Moneda.

Así lo confirmó la más reciente encuesta de la consultora Cadem, correspondiente a la segunda semana de ene-ro, la cual reveló que en solo siete días el apoyo a Piñera bajó dos puntos porcentuales hasta ubicarse en un ínfimo 10 por ciento.

Al mismo tiempo, subió dos puntos el porcentaje de quienes desaprueban su gestión, hasta ubicarse en el 82 por ciento.

Analistas consideran que, evidentemente, los resultados de los sondeos reflejan la enorme debilidad del gobernante y su Ejecutivo, pues tan bajo nivel de respaldo, aseguran, se debe a que incluso los que votaron por él en las presidenciales ya no lo quieren.

Contrario a lo que claman los manifestantes en las calles y los letreros en las paredes de medio Chile, Piñera una y otra vez ha dicho que no renunciará, actitud que desde la oposición aprovechan para recordarle que cuando la popularidad de su predecesora Michelle Bachelet cayó en las encuestas ?aunque nunca a niveles tan bajos?, el propio Piñera le exigió que era el momento de que dejara el cargo.

El sondeo de Cadem reveló además que la forma en la que el presidente asumió la crisis social y política que se desencadenó a mediados de octubre acentuó su descrédito.

Así, desde septiembre de 2019 a comienzo de este año, al preguntarle a los encuestados sobre algunos atributos del jefe de Estado, bajaron en 35 puntos porcentuales quienes consideran que tiene autoridad y liderazgo, en 26 quienes le atribuyen carisma, y en 23 los que opinan que es capaz de solucionar los problemas del país.

Los propios realizadores de la consulta, al analizar los resultados, señalan que es la brecha entre aprobación y desaprobación más grande que se había visto desde que se inició la crisis.

Cada vez más chilenos opinan que Piñera ‘no ha dado el ancho’, como se dice popularmente en la nación austral, para enfrentar un movimiento social de proporciones históricas del cual él no tenía la menor idea, cuando apenas dos días antes de que ardieran decenas de estaciones del metro y supermercados aseguraba que Chile era un oasis en una Latinoamérica convulsa.

Tampoco tenía noción de lo que estaba ocurriendo cuando lanzó a los militares a la calle e implantó el toque de queda alegando que el país estaba ‘en guerra frente a un enemigo poderoso’, ni cuando intentó responsabilizar a la ‘influencia extranjera’ de la revuelta.

Mucho menos cada vez que ha anunciado medidas, consideradas a nivel general como parches que no responden a las demandas de los manifestantes y solo buscan calmar el malestar social, sin tocar para nada las bases del modelo de inequidad imperante.

Y sin duda cada vez son menos quienes le creen cuando en cada aparición pública asegura haber escuchado ‘con humildad y atención’ la voz de la calle, porque de ser así, habría oído a los millones que le exigen la renuncia.

(Con información de Prensa Latina)

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