Obiang, el dictador ‘democrático’ de Guinea Ecuatorial

Con casi cuatro décadas como líder de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema Mbasogo es el presidente que más años lleva en el poder en el mundo.

Y después de ser elegido cabeza de lista de su partido por un «período indefinido» el pasado mes de julio, no parece que se plantee dejar el sillón presidencial en un futuro próximo.

Frente a los frecuentes rumores sobre su estado crítico de salud -reavivados este fin de semana por algunos diarios españoles-, su partido se apresuró a calificarlos de «infundios y mentiras» y publicar en su página web imágenes del mandatario de 75 años desempeñando sus actividades públicas con normalidad.

No hay previsión, por tanto, de que Obiang vaya a seguir próximamente los pasos del presidente de Angola -segundo en la lista de líderes más veteranos en el cargo-, quien decidió no presentarse a las últimas elecciones.

De hecho, Obiang ya fue confirmado como candidato de su partido para los comicios presidenciales de 2022.

Pasado colonial

Guinea Ecuatorial es el único territorio de África donde se habla oficialmente español.

Escuchar el acento de su población es, cuanto menos, curioso: no hay ningún otro país donde -al contrario que en América Latina- se mantenga la característica pronunciación de la «c» y «z» de España.

La independencia de su antigua metrópoli llegó para Guinea Ecuatorial en 1968.

Sólo 11 años después, Obiang asumió el poder del país tras liderar un golpe de Estado militar que puso fin a un gobierno del que él mismo formó parte.

Entre otros cargos durante aquel ejecutivo, Obiang fue director de Playa Negra, una prisión por la que pasaron miles de reclusos y donde, según denuncian diversas organizaciones humanitarias, los malos tratos y las vulneraciones de derechos humanos eran frecuentes.

El presidente de aquel primer gobierno derrocado -que dejó miles de muertes, un éxodo masivo, el cierre de las escuelas o la prohibición del culto católico- no era otro que el tío de Obiang, Francisco Macias Nguema, quien luego fue juzgado y ejecutado.

Tras su llegada al poder, Obiang relajó algunas de las restricciones de su predecesor, pero mantuvo el férreo control absoluto que heredó para gobernar.

Polémica en las elecciones

Militar de formación, Obiang presume de haber obtenido un apoyo masivo -superior al 93%- en todas las elecciones presidenciales o referéndums celebrados hasta la fecha.

Es cierto que las de 1996 fueron las primeras en las que se autorizó participar a otras formaciones alternativas al Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE). Y que en la mayoría de comicios, partidos de la oposición decidieron retirarse en los días previos al considerar que se estaba cometiendo fraude e irregularidades en el proceso.

La Unión Europea, por ejemplo, calificó las elecciones de 2016 como «una oportunidad perdida para la democratización del país» y destacó los «incidentes de acoso contra candidatos de la oposición».

La ONG Human Rights Watch denunció en el pasado abusos sufridos por los opositores en el país como arrestos arbitrarios, hostigamientos o torturas. El exembajador de Estados Unidos en Guinea Ecuatorial, Frank Ruddy, calificó a Obiang en 2008 como un «asesino, torturador y ladrón».

«Muchos dicen que están cansados de ver mi cara. Ya van 36 años, sí. Pero dediqué mi vida a este país», declaró el presidente al inicio de la campaña electoral el año pasado.

Un país opaco

Pero además del actual presidente, son muchos los miembros de su familia que ocupan puestos de relieve en el gobierno ecuatoguineano.

El caso más llamativo fue el nombramiento de su hijo Teodoro como vicepresidente del país el año pasado. De acuerdo con la Constitución ecuatoguineana, en caso de fallecimiento del presidente, sería él quien ocupará su lugar.

Más conocido como «Teodorín», el hijo del presidente es famoso por sus excentricidades y su afición a coleccionar mansiones y autos deportivos.

La Justicia gala anunció en 2009 una histórica investigación para esclarecer si la familia del presidente Obiang habría saqueado las arcas públicas para comprar casas y coches de lujo en Francia.

Teodorín, de 48 años, amasa una incalculable fortuna de la que presume en sus redes sociales: palacetes con grifos bañados en oro en París, un garaje repleto de coches de lujo Rolls-Royce, aviones privados… En la actualidad, está siendo juzgado en la capital francesa por corrupción y malversación de fondos públicos supuestamente sacados de su país.

La reclamación por parte de su defensa de que gozaría de inmunidad diplomática para detener el proceso fue desestimada.

Ya en 2014, el hijo del presidente Obiang entregó a las autoridades de Estados Unidos una mansión en Malibú, un Ferrari y una colección de objetos de Michael Jackson.

No es fácil analizar las cuentas y presupuestos públicos de Guinea Ecuatorial. En los últimos años, el país ha sido considerado «demasiado opaco» para ser incluido en el índice global de corrupción de la organización Transparencia Internacional.

Riqueza no distribuida

Frente a esta vida de lujo y riqueza desmedida, la realidad para la mayoría de la población de Guinea Ecuatorial es bien distinta.

Pese a ser uno de los países más ricos de África en términos de renta per cápita gracias a sus grandes reservas de petróleo y gas, la riqueza no se distribuye entre sus 1,2 millones de habitantes. Y su situación económica es crítica desde 2014 debido a la caída de los precios del crudo.

A nivel global, ocupa solo el puesto 135 en el Índice de Desarrollo Humano. La esperanza de vida es de 54 años para los hombres y de 57 para las mujeres, uno de los índices más bajos del mundo.

Y según la OMS, más de la mitad de la población -1,2 millones de personas- no tiene acceso a agua potable. Es la cifra más baja de todo el continente africano.

(Con información de BBC Mundo)

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