Aumentan las parejas que viven en unión libre

Es el ámbito donde hay mayor maltrato intrafamiliar; violencia, causa principal de separación: especialista de Investigaciones Sociales

Actualmente, en los países democráticos como el nuestro, son menos las parejas casadas y van en aumento aquellas en unión libre (48 por ciento, aproximadamente). Además, se han incrementado los hogares encabezados por jefas de familia como consecuencia de la muerte del varón o por procesos de divorcio, afirmó Fernando Pliego Carrasco, académico del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS).

El especialista en Sociología por El Colegio de México reiteró que ahora cada vez son más las parejas que cohabitan en unión libre, en particular, entre los jóvenes de 18 y 29 años. Este es un cambio importante. Sin embargo, más de la mitad de las familias sigue estando conformada por parejas casadas y estas son las que más hijos tienen, pero también hay aquellas sin hijos.

Derivado de su estudio publicado en el libro Estructuras de familia y bienestar de niños y adultos. El debate cultural del siglo XXI en 16 países democráticos, el universitario indicó que una mujer con preparación o que es consciente de la violencia hacia su persona toma la decisión de separarse de su pareja.

El universitario consideró que donde hay mayor maltrato y violencia intrafamiliar en la vida de pareja es en aquellas que cohabitan en unión libre. Es este tipo de relación donde notoriamente se da mucho más, “incluso el grado más extremo de violencia, que es el asesinato”.

Señaló que uno de los factores que mayormente influye en la separación es precisamente la violencia que manifiestan los varones; en promedio, en 15 y 18 por ciento de las parejas se manifiesta la violencia intrafamiliar.

Fernando Pliego dijo que, si se analiza la información estadística generada por el Estado mexicano durante los últimos cien años mediante los censos, “podemos darnos cuenta de que incluso, en la actualidad, hay cuatro formas de familia: aquellas encabezadas por jefa sola (17 por ciento), por jefe solo (cinco por ciento), parejas casadas (48 por ciento) y en unión libre (17 por ciento).

Explicó que el concepto de familia diversa se refiere a formas que siempre ha habido, como aquellos núcleos con abuelos o sin abuelos, con hermanos o sin ellos, entre otros; es decir, las familias ampliadas.

Aunque “en términos generales, en casi todas las naciones analizadas sigue prevaleciendo la familia integrada por parejas casadas en primeras nupcias y con hijos comunes. Sin embargo, las transformaciones que ha traído consigo la actualidad, resultan de tal magnitud que es conveniente hablar –en muchas situaciones– de tipos de familia y no de un único modelo, pues sus estructuras de organización y funcionamiento están modificándose de manera acelerada”, apuntó el investigador en su libro.

Mencionó que como parte de dicha indagación, encontró que “si bien se han dado estos cambios demográficos, la estructura de familia que más ha avanzado en el ideario democrático del trato igualitario entre hombre y mujer y la cooperación entre ambos, es precisamente la de parejas casadas”.

Eso se debe a la desestructuración de las relaciones de pareja, es decir, cuando hay matrimonio civil o religioso, hay un proceso de filtro en el que se involucra la familia, y es más fácil descartar al hombre agresivo de una relación. En cambio, en la unión libre, en particular en el área urbana, con más facilidad el hombre abusivo entra en interacción con una mujer y empieza a violentarla, un proceso que se da más entre los jóvenes.

Impacto psicológico

Fernando Pliego expuso que para determinar el impacto psicológico que las nuevas formas de familia pudieran generar en los hijos, estudió 11 indicadores de bienestar, entre ellos salud mental, donde “los niños que no viven con mamá y papá, manifiestan mayor ansiedad y depresión, o bien en desempeño escolar, las pruebas de PISA que se hacen en el mundo muestran que los infantes que viven con ambos progenitores tienen mejor desempeño en lectoescritura y matemáticas”.

Aunque lo que más influye en el estado emocional de los menores es no vivir con sus padres y manifiestan mayor bienestar cuando viven con ambos, precisó el experto en estudios relacionados con la dinámica familiar, democracia y ciudadanía.

“Y así, el resto de indicadores abordados en este análisis muestra eso sistemáticamente. Por ejemplo, en cuanto a salud, los más afectados son los hombres; en cuanto a salud sexual y reproductiva, si las niñas viven con mamá y papá, notoriamente tienen menos posibilidad de tener un embarazo adolescente”, finalizó.

(Con información de Gaceta UNAM)

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