Convierten invernaderos en secadores solares de alimentos

En el país hay un promedio de 75 por ciento de invernaderos abandonados, que no están funcionando. Un grupo de científicos del Instituto de Energías Renovables (IER) ha propuesto modificarlos para que sirvan como secadores solares de alimentos, flores y plantas medicinales.

“El sistema trabaja por captación y acumulación de la energía solar. Se hace una especie de invernadero al interior y se requiere que el aire esté circulando. También podemos hacer que tenga calentamiento externo, utilizando energía solar para el aire y luego usando éste dentro de la cámara”, expuso Isaac Pilatowsky, investigador de la mencionada entidad universitaria.

Puede funcionar sólo como un invernadero cuando hacen circular el aire, o pueden apoyarse con energía solar mediante un calentamiento de aire.

Una ventaja es que es posible controlar temperaturas y enfriar el invernadero si éstas son muy altas. “La idea es establecer condiciones adecuadas para mantener la calidad de los productos usando energía solar”, señaló.

Este método versátil puede usarse como secador y también para climatizar invernaderos con cultivos. “Es factible quitarles o darles calor cuando lo requieran utilizando sistemas solares”, aseveró.

Con un mecanismo de cortinaje, cierran unas partes del invernadero y dirigen el aire. “Convertimos el sitio en canales de aire, el cual canalizamos a una sección u otra mediante el uso de lonas flexibles”, detalló. En otras zonas se hacen túneles de secado de manera muy rápida.

Objetivo

El propósito es llevar esta tecnología al campo, reacondicionar estos sistemas y estar cerca del producto de cultivo, dijo.

“Se necesita estudiar caso por caso, porque influyen las variables de calidad del aire, humedad y radiación solar según la época del año. También importa qué producto es y cuándo se cosecha. Se pretende que estos invernaderos se usen todo el año y que no sean selectivos para un solo alimento. Se pueden acondicionar para cualquier tipo.”

Hasta ahora, Pilatowsky y sus colaboradores tienen experiencia en productos frutales, verduras, plantas medicinales y flores. “No se trata de secarlos, sino de llegar a condiciones tales que podamos preservar la mayor parte de sus propiedades. Nos preocupa no simplemente secar sino conservar componentes y nutrimentos”, aclaró.

Falta reglamentación

Como nación no tenemos una reglamentación sobre los productos secos, pese a que consumimos muchos de ellos, como los chiles. Falta una reglamentación, criticó el investigador. “No sabemos qué calidad tienen, porque no tenemos una norma que diga cuáles son los componentes y cuál es la calidad que debe mantener el producto después de que fue deshidratado. Por ello no se exportan”.

Por ejemplo, Italia es el principal consumidor de jitomate deshidratado, inclusive tiene déficit. Y en México tiramos el nuestro a piso de carretera para mantener el producto en un precio, especialmente porque no se puede manipular. “Tenemos excedentes de más de 45 por ciento de pérdidas de alimentos, porque carecemos de capacidad de almacenamiento, transporte adecuado, pero mucho más por especulación. Es lamentable que estemos tirando la comida con esa cantidad de producto y con los problemas nutricionales que hay en el país”, consideró.

Una idea de los investigadores es recuperar la fruta y la verdura en un estado de avance de maduración.

Con jitomate cherry, aprovecharon 35 kilogramos de una planta y volvieron a los 15 días. Regresamos con el alimento deshidratado y con mermeladas. “Lo deshidratamos e hicimos un producto manufacturado”, señaló.

Con su sistema, Isaac Pilatowsky y sus colegas planean fomentar la creación de agroindustrias que se basen en el tratamiento de deshidratado y desarrollar productos derivados de frutas y verduras que frescas ya no pueden comercializarse.

Programa novedoso

El universitario pretende llevar productos de alto nutrimento a zonas rurales por medio de pulverizaciones.

“Podemos pulverizar fruta, verduras, chiles y plantas medicinales. Así, una familia rural puede tener diferentes frascos con estos polvos, y no requieren refrigeración. El manejo en polvo es muy sencillo, pueden mezclarse y cocinar con ellos, además de que se conservan hasta un año”, puntualizó.

Con el secado y pulverización se controla la parte nutricional. Por ejemplo el betabel, que no gusta a los niños, tiene un gran valor nutrimental rico en antioxidantes y vitamina C. En polvo en zonas rurales podrían disponer de él y de muchos otros que no se cultivan en esos lugares. “Esto podría cambiar un poco la gastronomía, pues complementa la cocina tradicional y otorga seguridad alimentaria”, indicó.

Los investigadores quieren elaborar una gama de diferentes productos, probarlos, hacerles el análisis higiénico y tener un programa con algún gobierno estatal para hacer un monitoreo de seis meses para medir la respuesta. “Es un programa con residuos orgánicos agrícolas a partir de secado solar. Queremos aprovechar lo que la gente ya no usa”.

Hasta ahora, han deshidratado plátanos negros en hojuelas, jitomate y calabaza. “Necesitamos crear conciencia de lo que el secado solar puede aportar al sector agroindustrial. Queremos llevar la energía solar a otro nivel, no únicamente a pequeños productores. Uno más productivo, de control de calidad, donde estos alimentos puedan ser exportables”, finalizó.

CARACTERÍSTICAS

Este método versátil puede usarse como secador y también para climatizar invernaderos con cultivos. Es factible quitar o dar calor cuando lo requieran, utilizando sistemas solares.

El objetivo es llevar esta tecnología al campo, reacondicionar estos sistemas y estar cerca del producto de cultivo; asimismo, que se use todo el año y para cualquier tipo de alimento.

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