Un año sin ir a escuelas como medida anticovid en Yucatán

Las vacaciones se se siente que lo sean porque los niños no pueden ir a ningún y lo único bueno es que pueden levantarse tarde, dice infante

Mérida, Yucatán. Un convivio para conmemorar el natalicio de Benito Juárez fue el último día de clases que recuerda Kim antes de comenzar un puente que ya se prolongó un año.

Y aunque parecieran vacaciones interminables, porque no hay que ir a la escuela, la pandemia en realidad es un mal sabor para la pequeña de 11 años que vive en Umán.

Todo se resume en encierro. Las clases son al interior de un cuarto de cuatro paredes, la convivencia con sus amigos es a través de una pantalla y ya no existe la figura del profesor que acompañaba la enseñanza durante la jornada de estudio.

Ahora, un año después del primer contagio de Covid-19 en Yucatán, que se registró el 13 de marzo de 2020, Kim no distingue diferencia entre fines de semana, días festivos o vacaciones.

«He tenido vacaciones y no se siente que sean vacaciones porque no podemos salir ni hacer nada, lo único bueno es que puedo levantarme más tarde y no hago tarea», comenta con un gesto de descontento.

A lado de su hermano Michael los días se han vuelto monótonos: despertar temprano, sintonizar las clases en línea, hacer tarea y perder el resto del día en el celular. Así todos los días desde hace 12 meses.

La esperanza de regresar a la escuela ilumina los ojos de los hermanos Escalante, nunca pensaron que lo dirían con ilusión, pero quieren volver a convivir con sus compañeros, regresar al patio donde jugaban durante el recreo y hasta pedirle ayuda a la maestra para entender mejor los temas.

“Sí extraño a mis compañeros y a mi maestra. No entiendo las clases en línea, son muchas tareas, a la vez muy difíciles y los maestros no hablan tanto con nosotros, solamente te dejan hacer preguntas durante dos horas al día y no los puedo consultar”, dice Michael de 13 años.

Sin opción para invitar amigos a casa, salir al parque o ir a visitar a la familia, la única distracción que Michael encuentra es pasar las horas jugando Xbox o navegando en internet.

Las cosas son complicadas para toda la familia. Rosy, la madre de los menores, nunca había tenido tanta carga de tareas.

El trabajo de cuidados ya no consiste únicamente en acompañar a sus hijos a la escuela y realizar labores domésticas, ahora tuvo que aprender a usar los buscadores de internet para ayudar a los pequeños con sus tareas.

“Desde mi cel tengo que buscar las tareas, cómo resolverlas y ver cómo las envío todas a tiempo, hay materias que yo no entiendo y no puedo ayudarlos, ahí pido ayuda a mis sobrinos, pero lo que podemos hacer nosotros lo buscamos todo en internet”, comenta.

Algo tienen claro los tres, acabando la pandemia lo primero que quieren hacer es vivir unas vacaciones de verdad en alguna playa cercana.

(Con información de La Jornada Maya)

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