Suelo yucateco, inapropiado para las granjas porcinas

Si pensamos en una granja que produce 50 toneladas de estiércol diario, ¿a dónde va a parar eso? Al agua subterránea, dice experto

Mérida, Yucatán. El suelo kárstico yucateco provoca que la filtración sea directamente hacia el agua, por ello, señalan a la porcicultura como potencialmente contaminante y, para poder desempeñarla, es necesario contar con, por lo menos, metro y medio de tierra (como barrera de protección al agua).

El área de Homún, en donde aún está el conflicto entre habitantes y empresarios, es una zona que “está llena de hoyos, cenotes, el suelo de allí, cuando hay, es de 5 centímetros o menos” explica el doctor Francisco Bautista Zúñiga, del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental (CIGA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Con la investigación “Evaluación de la Aptitud de Tierras para el Desarrollo de la Porcicultura a Escala Regional en Yucatán”, el especialista junto con la doctora Yameli Aguilar Duarte, tuvieron el objetivo de identificar cuáles son los espacios del suelo yucateco para hacer porcicultura con menor daño al ambiente y la salud humana.

Encontrando la respuesta en su ubicación al sur (Muna, Oxkutzcab, Santa Elena, Tekax, Ticul y Tzucacab), donde se tenga una profundidad mínima de metro y medio hacia el agua, pero también sugieren por medio del estudio consultar a las poblaciones originarias para el crecimiento de la industria porcícola.

Cuando el suelo es muy poco, deja en completa vulnerabilidad al agua por contaminación, con cualquier actividad; “pero si pensamos en una granja de 50 mil cerdos que producen 50 toneladas de estiércol diario, ¿a dónde va a parar eso? Al agua subterránea”.

Asegura que hasta ahora no se ha inventado un reactor para tratar tanto estiércol, además de que las granjas producen para exportación y no para el consumo local, “la carne se va y el estiércol se queda”.

En Yucatán, explica, se conjugan dos temas principales: granjas altamente contaminantes y un medioambiente muy frágil, por lo cual, encuentra necesario ubicar ambientes fuertes que protejan el agua subterránea, es decir, los que tengan profundidad mínima de metro y medio; pero también sitios en donde no llueva mucho y no cuenten con cenotes cercanos. “Sí los hay, al sur de Yucatán”.

Con base en su investigación, el experto plantea que, propone un lugar con suelos profundos porque el mismo puede funcionar como planta de tratamiento, “los suelos son reactores, son plantas de depuración de agua, de tratamiento de residuos sólidos, pero tienen que ser profundos”.

Por eso, aunque la tecnología en las granjas yucatecas sea muy alta, indica las necesidades especiales y particulares por el suelo kárstico, razón por la cual él mismo es coordinador en la Asociación Mexicana de Estudios sobre El Karst (AMEK), pues considera es un deber informar a todas las especialidades sobre las características de Yucatán, diferentes al norte y centro del país.

“Me preocupa, veo muy cerca un conflicto legal que puede escalar y genere muertes”, situación que no quisiera ver llegar y considera justos los reclamos de las personas que se manifestaron recientemente, por lo cual espera una respuesta de las autoridades.

“Quiero que las autoridades tomen cartas en el asunto, para que lo resuelvan con la Ley en la mano; y también es un llamado a los porcicultores a que no se dejen engañar”, afirma.

Considera también a la pobreza como un problema que incrementa con este tipo de industria porque los sueldos son muy bajos y, al estar en las zonas equivocadas, provoca que ese mismo sueldo tengan que utilizarlo para acudir al doctor para revisar las enfermedades consecuentes.

“Un pobre que se enferma por las granjas tiene que gastar el dinero que no tiene en medicinas”, concluyó.

(Con información de La Jornada Maya)

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