Siembra de mariguana para reactivar el campo yucateco

Realizan talleres en las comunidades del interior del estado para brinda información y capacitación sobre el cannabis

Mérida, Yucatán. La nueva regulación que hay sobre la mariguana permitiría a los pueblos del interior del estado poder cultivar la planta y detonar la economía de su población, indicó el Frente Cannábico del Sureste (FCDLST).

Desde el 2018, la agrupación realiza diversos talleres gratuitos en las comunidades del interior del estado para brinda información y capacitación sobre el cannabis, derribar, estigmas, su cultivo, y los productos que pueden hacer derivados de la planta.

El fin es derribar mitos y estigmas que se tienen, además de contribuir a que las y los pobladores puedan dedicarse al cultivo y siembra de la planta en sus tierras para no vender sus terrenos a bajos costos; además de emprender negocios, y reactivar la economía de las comunidades mayas.

Este 20 de marzo impartirán el taller de microorganismos nativos y sustratos orgánicos del cannabis en Tekax, pero igual buscarán formar más alianzas con otros pobladores cercanos.

La Cámara de Diputados aprobó, el pasado 12 de marzo, en lo general la Ley federal para la regulación del cannabis, que permite a los adultos el consumo personal de hasta 28 gramos de mariguana y autoriza la producción con fines de autoconsumo personal o en asociaciones de fumadores, y legaliza la cadena completa de producción. Todo ello requerirá permisos y licencias.

Para Sahid Salgado y Alberto Centeno, fundadores del frente, la nueva regulación que hay sobre la mariguana permitiría a las comunidades del interior del estado, poder cultivar la planta, denotar la economía de sus lugares de origen, a través de la venta de productos derivados, al mismo tiempo trabajar sus tierras, salvar el campo que ha sido olvidado.

Los activistas compartieron a La Jornada Maya, que primero la agrupación empezó a realizar pláticas sobre la regulación del cannabis en México, apoyaron con amparos para el consumo, luego profundizaron un poco más labor y comenzaron a llevar talleres a las comunidades para que aprendan a elaborar productos y comercializarlos.

La visión, agregaron, es que se pueda crear toda una cadena productiva e impulsar la economía local y que las personas no tengan que exportar productos para atender su salud.

Sahid explicó que con los talleres se busca que las personas puedan obtener conocimientos y beneficios, ahora al tener hasta 6 u 8 plantas en sus casas, ya podrán aplicarlos en sus propios espacios; también podrían trabajar en las nuevas empresas cannábicas que podrían surgir.

A la fecha, con sus talleres, han beneficiado a más de 50 personas, entre hombres y mujeres, de Ticul, Ixil, Motul y próximamente en Tekax; no obstante, aclararon que no tratan de fomentar el uso adulto del cannabis, ni el consumo desmedido, sino al contrario, se busca un beneficio comunal: informar a las comunidades que ya hay una regulación y cómo podrían trabajar para el bienestar de su población.

“Ahora ya no tendrán que importar los productos, hay un canal para poder hacerlos, que los haga la misma comunidad con manos locales y buscamos ofrecer trabajos dignos, no tendrían nada que ver con el narcotráfico: quitar la idea del pacheco y fumar en la calle”, expresó Sahid.

Alberto Centeno indicó que el cannabis puede llegar a ser como la apicultura, pero se necesitan esquemas solidarios de producción, comunitarios de desarrollo y agroecológicos. Los pueblos originarios tienen sus tierras y con esta actividad puedan usarlas y no venderlas -como muchas veces hacen- porque les dicen que no es viable trabajarlas, los agronegocios no funcionan. “No con ciudadanos de segunda clase, y no estorban. Si se va a desarrollar algo tiene que ser con ellos, no sin ellos. La regulación le va a dar a los proyectos del campo algo fresco”, indicó.

(Con información de La Jornada)

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