Mujeres mayas en defensa del territorio en Yucatán

No es tan fácil para las mujeres incorporarse en estos procesos, porque vivimos una cultura muy fuerte, dijo Leydy Pech Martín

Mérida, Yucatán. A fin de compartir y visibilizar las acciones que realizan las mujeres peninsulares mayas en torno a los cuidados para la vida, se llevó a cabo el Encuentro de mujeres mayas: Juntas Tejiendo la Vida que Amanece, en el que siete de ellas compartieron sus experiencias en torno a la defensa del territorio y la construcción de la dignidad.

La guardiana de las abejas, Leydy Pech Martín, quien recientemente se hizo acreedora al premio Goldman -considerado el “Nobel” de la ecología- comentó que para ella esto ha sido una grata experiencia de la que dijo sentirse orgullosa, pues da la oportunidad de visibilizar la importancia de las mujeres en estos espacios.

“Más que hablar de las afectaciones (de inundaciones y pandemia), hay que hablar del orgullo y dignidad del pueblo maya. Creo que en especial, no es tan fácil para las mujeres incorporarse en estos procesos, porque vivimos una cultura muy fuerte”, sentenció.

Para la activista, es vital comenzar a romper los roles de género establecidos para las mujeres en Yucatán, lo que hoy es posible e importante, ya que son ellas quienes tienen mayor sensibilidad a lo que sucede actualmente desde sus papeles como madres, cuidadoras y sanadoras.

“Cuando nos miramos y nos damos cuenta de la situación en la que nos encontramos, nos percatamos de la necesidad de que hombres y mujeres nos organicemos para emprender una lucha de defensa, en el que las mujeres juegan un papel crucial”, dijo.

En ese sentido, celebró que las mujeres mayas de hoy en día puedan emitir propuestas con claridad y en beneficio de las nuevas generaciones que vienen y están en este territorio heredado por sus abuelas y abuelos. Es a esta generación, mencionó, a quien “le tocará” heredarlo gracias a la tarea de quienes lo preservan.

“Este reconocimiento nos permite unirnos como mujeres defensoras, porque las luchas no deberían de ser aisladas. El pueblo maya es uno y así se debería de mirar. Cada quien tiene su lucha, pero todos buscamos reivindicar nuestros conocimientos y orgullo”, acotó.

Por su parte la maestra Cecilia Uh Jiménez, de la escuela de agricultura ecológica U Neek’ Lu’um, en Hunucmá, destacó la importancia de que la sociedad entienda que las luchas que se emprenden en los espacios de transformación son semilleros de resistencia, que cada una de las participantes ha plantado en sus comunidades.

De sus padres y abuelos, recordó, heredó el deseo de trabajar la tierra y producir comida sana. Su padre era agricultor y fue él quien le enseño a producir hortalizas libres de químicos. Luego se encontró con la escuela de agricultura ecológica de Maní, en donde comenzó con la agroecología en el año 2000.

Su trabajo se ha enfocado en el resguardo de las semillas, el cuidado de las abejas; y es a través de esta labor que la gente acude a conocer su iniciativa en Hunucmá.

“Tratar de que la gente valore lo que tiene y cuide la riqueza de las plantas medicinales, las semillas de maíz. Esa lucha se refleja a través del trabajo que efectúan los egresados de la escuela en sus traspatios y pequeñas parcelas”, expuso.

Para la maestra Cecilia, más allá de “la moda” que implica la agroecología a últimas fechas, son más trascendentes las acciones de los abuelos y abuelas. Ellos, dijo, solo se dedican a rescatar esas raíces para propiciar un modo de vida más sustentable, una vida más buena y la libertad de elegir sus alimentos.

En el foro también participó Alika Santiago Trejo de Colectiva K-luumil X’ko’olel o’ob; Wilma Esquivel Pat del Centro Comunitario U kúuchil k Ch’i’ibalo’on; Nora Tzec Caamal de Ka Kuxtal Much’ Meyaj; Margarita Noh Poot de Káa nán iinájóob; y Sara López González de CRIPX.

(Con información de La Jornada)

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