Gente de Ek Balam y la Milpa Maya como engarce turístico

Los visitantes podrán conocer el trabajo, sus procesos y, simultáneamente, generar el sustento para los campesinos

Mérida, Yucatán. Para la gente de la comisaría de Ek Balam -en Temozón, Yucatán- la milpa representa más que una forma de procurar el autoconsumo.

Desde hace más de 15 años, los habitantes de este pequeño pueblo han enfocado esta práctica en el turismo sustentable a través de su cooperativa U Najil Ek Balam, con la que buscan preservar y dar a conocer la tradición de la milpa maya.

“Hemos mirado la milpa desde un enfoque turístico”, sentenció José Manuel Ay Tuz, quien desde pequeño ha estado involucrado en dichas prácticas, al igual que toda su familia.

Su vocación turística le llevó a estudiar esa licenciatura; y además se ha certificado como guía de interpretación ambiental.

Esta iniciativa, explicó, se derivó de la necesidad de contar con un ingreso seguro, pues hoy en día, lamentó, la milpa tradicional ha sufrido muchas modificaciones a razón de la globalización y los cambios climáticos. “Es mucho el trabajo y poco el beneficio”, precisó el joven.

La gente antigua, detalló, llevaba a cabo esta práctica basándose en las cabañuelas, lo que les permitía tener una noción sobre lo que sucedería con la lluvia y la temporada de sequías. Ahora, la mayoría de las personas ya no confía en esta predicción.

Con estos cambios, se han mermado los ingresos que solía generar la milpa, por lo que tuvieron que volcarse al sector turístico y con esto, que los visitantes puedan conocer de primera mano el trabajo, sus procesos; y simultáneamente, generar el sustento para los campesinos que habitan Ek Balam.

La cooperativa U Najil Ek Balam cuenta con cuatro rutas destinadas al conocimiento de la milpa, a través de las cuales el turismo puede vivir la experiencia de sembrar maíz, aprender de árboles maderables, plantas medicinales y la biodiversidad que alberga el monte yucateco.

Añejos milperos

La familia de José Manuel se ha dedicado a la milpa desde tiempos inmemorables. En 1972, cuando se fundó nuevamente Ek Balam, ellos ya tenían tiempo viviendo enteramente de lo que les daba la milpa. El enfoque turístico, explicó, se desarrolló en el año 2006.

La cercanía de la zona arqueológica del mismo nombre también ha representado un beneficio para su cooperativa, la cual está integrada por 13 socios; beneficia directamente a 35 familias e indirectamente a los 600 habitantes de la comunidad que está prácticamente dedicada al turismo.

La idea del turismo en Ek Balam nació gracias a un intercambio. El padre de José Manuel Ay (que lleva el mismo nombre) emprendió un viaje en compañía de su hermana y tíos a Quito, Ecuador, en donde recibieron capacitación para realizar esta actividad a cabalidad.

“Teníamos el maíz y todo lo necesario para ofrecer este servicio, solo faltaba dar el primer paso y es así como realizamos una prueba piloto, que gustó bastante al turismo, pues las personas ahora quieren adentrarse a la selva maya y conocer lo que venimos haciendo desde hace muchos años”, añadió.

(Con información de La Jornada Maya)

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