Empleo formal es mala paga, mejor trabajan en los semáforos

Mérida. Tienen aproximadamente dos minutos para acercarse a la fila de autos antes de que el semáforo cambie a verde. Durante ese lapso hacen malabares, tocan música u ofrecen sus productos. El censo no los ha contado todavía como trabajadores ambulantes, pero sus jornadas son tan largas como las de cualquier otro trabajador.

Diego Escalante tiene 63 años, oriundo de San Cristóbal de las Casas, pide dinero frente a la glorieta de Gonzalo Guerrero en Prolongación Montejo desde hace dos meses. Tiene discapacidad motriz. “Lo malo es cuando llueve, no porque uno no quiera salir más bien es que la gente no baja sus cristales, no te hacen caso”, explica.

Buenos y malos días

En un buen día, Escalante gana aproximadamente 200 pesos. “Pero en general, poco, poco, sólo me alcanza para comer”. En un mal día se va a casa con 50 pesos. “Y los últimos han sido malos días”, cuenta.

Para los que ofrecen un producto o un talento hay días mejores. En las avenidas más transitadas como Circuito Colonias a la altura de Pedregales de Tanlum, en la avenida de la 60 Norte y la avenida de Cámara de Comercio se concentran vendedores y artistas callejeros. Incluso desde temprano hay voceadores que además de periódicos venden bolsas de nance y limón.

Sin censos

Juan José Abraham Daguer, presidente de la Canacome, dice que la tasa de desempleo actualmente es inusualmente baja, aproximadamente del dos por ciento. “Creemos que se trata de que las empresas piden disponibilidad de horario y hay una falta de capacitación a las personas para integrarlas a la economía formal”, argumenta falsamente.

Al preguntarle si ha notado un incremento en los vendedores en los semáforos contesta que éstos van y vienen dependiendo de las festividades. Sin embargo, no hay una cantidad o estadística que sostenga cualquier dato acerca de los vendedores de la periferia.

El censo que realiza la Canaco de vendedores ambulantes sólo considera a los del Centro Histórico. Tampoco sería una tarea fácil, pues cada cierto tiempo los vendedores o artistas urbanos van rotando sus lugares de trabajo.

Baterista en semáforos

Alejandro Negrete comenzó a tocar la batería en una avenida el 2 de enero del 2015. Es músico desde hace diez años y antes de salir a las calles trabajaba en una tienda departamental en Altabrisa. “Lo dejé el 22 de diciembre, para esas fechas era muy difícil encontrar un nuevo trabajo, así que decidí armar la versión más portátil de mi batería y comencé por Villas de Hacienda”, platica en entrevista.

El primer día le fue mal, “no había agarrado el ritmo”, pero siguió haciéndolo pensando que sería temporal. Se fue haciendo cada vez más complicado conseguir empleo en otra parte y tocar la batería en los semáforos le ayudaba mucho a equilibrar los pagos.

Cuando hay algún trabajo eventual, lo deja por un tiempo. “Estoy de lunes a viernes a partir del mediodía y hasta las cuatro de la tarde, por las mañanas llevo a mi hija a la guardería. Los días festivos a veces el tránsito baja y no se junta mucho dinero”, explica.

Propuestas

Según el presidente de la Canaco, se estima que la economía informal es de aproximadamente 70 por ciento entre la Población Económicamente Activa.

Hace un mes dio a conocer una propuesta de capacitar a los vendedores ambulantes en algunos oficios e integrarlos a la formalidad.

Sin embargo, muchos vendedores están en las calles porque un trabajo formal no les alcanza para la manutención familiar, tienen alguna discapacidad física o mental, ganan poco en empleos con una mayor jornada laboral o, pese a estar capacitados en un oficio o profesión, no encuentran trabajo.

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