Cannabis, toda una cultura bajo el signo de la ilegalidad

Es necesario legalizar y regular el consumo de cannabis y sus derivados, para ayudar en el tratamientos de muchas personas

Mérida, Yucatán. G. empezó a cultivar cannabis hace más de ocho años, entonces tenía como objetivo aminorar el dolor y sufrimiento de su abuela, por secuelas que le dejaban las quimioterapias. Gracias al cannabis, los resultados fueron instantáneos: las náuseas, vómitos y otros malestares se esfumaron.

A través de sus conocimientos en agroecología y lo que ha investigado en estos años, ha desarrollado semillas de cannabis nativas adaptadas al clima de Yucatán, para la elaboración de diversos productos medicinales, para aliviar el dolor de más personas, que no tienen acceso a la planta.

G indica que es necesario legalizar y regular el consumo de cannabis y sus derivados, ya que esto podría ayudar en las enfermedades y tratamientos de muchas personas, que por ahora no pueden conseguirla de manera libre, sólo mediante la vía del amparo.

La cultura cannábica en Yucatán va creciendo cada día, ya sea para consumo adulto o recreativo, así como para su uso medicinal.

Cada vez es más frecuente ver en páginas de redes sociales que se ofrecen diversos derivados de la mariguana, alimentos, leches, postres, pomadas, cigarrillos que contienen el THC (tetrahidrocannabinol) y el CBD (cannabidiol).

Más gente cultiva en sus espacios la planta, pero la mayoría lo hace la informalidad; además que se han realizado marchas y eventos para promover los beneficios de su uso recreativo y medicinal; sin embargo aún falta un camino legal y jurídico, para que se regularice su consumo.

Un ejemplo es el servicio de “cannabis kitchen” en Mérida que se ofrece por instagram: venden gomitas sabor jamaica y crepas elaboradas con ingredientes locales como sal de Celestún, y una crepa con miel de abeja melipona y tocino.

También hay numerosas tiendas de accesorios como Pachemama, con su local en la colonia García Ginerés.

Acaban de cumplir un año de actividades y ofrecen promociones en accesorios. Cuentan con artículos como molinos, pipas, papel para liar, etcétera, para el consumo de la planta.

No obstante, todavía prevalece la desinformación, miedo y estigma de ciertos sectores de la población y de las mismas autoridades sobre los y bondades del cannabis, según dieron a conocer personas, activistas y colectivos en pro de su regulación.

G, quien prefirió guardar anonimato, es licenciado en agroecología, y comentó que su primer acercamiento con la cannabis, hace unos ocho años, fue con fines medicinales, para ayudar a su abuela, quien tenía cáncer.

Ella fue su primera paciente. “Durante sus quimioterapias recibía mucho malestar, se decaía demasiado”, indicó.

En ese tiempo ya había investigado sobre los beneficios que el cannabis aportaba a este tipo de pacientes, por lo que decidió hacer la prueba.

Consiguió un poco para cocinar y dárselo a su familiar a través de los alimentos. Era tanto el dolor de su abuela, que aceptó recibir tratamiento sin cuestionarla.

Así comenzó a cultivar algunas plantas y con el paso del tiempo se hizo más necesario para ayudarla. La mujer consumía un bocadillo con cannabis, galletas, pan, antes y después de sus quimioterapias.

El efecto se daba de manera instantánea, afirmó. Ya no tenía los malestares que tenía antes; las náuseas, vómitos, mareos, cansancio, falta de apetito, de sueño, y sobre todo el dolor.

“Cualquier persona que esté con un tratamiento de quimioterapia, y reciba cannabis en su cuerpo, no va a decaer, ni tener falta de apetito”, aseguró.

Al ver los evidentes resultados positivos que mostró su abuela, siguió cultivando más plantas, estudiando, la agricultura y agroecología.

Si bien, su abuela falleció, su legado quedó plasmado en sus investigaciones con las cuales ha podido ayudar a más de 15 personas con distintos padecimientos.

Para el agricultor, la cannabis debe legalizarse, sobre todo para el uso medicinal, pues se han comprobado los múltiples beneficios que ofrece.

Actualmente, quien quiere conseguir para sus tratamientos, requiere seguir una serie de trámites legales que son tediosos, tardados y costosos.

G. está consciente que su labor es riesgosa, pues es algo ilegal, lamentablemente, ya que ayuda a la salud de muchas personas.

(Con información de La Jornada)

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