Aglomeración decembrina en el centro de Mérida

Las arterias del corazón de la ciudad transitó una gran cantidad de personas en busca de la mejor oferta previa a la navidad

Mérida, Yucatán. A pesar de la pandemia, el Centro Histórico de Mérida ha comenzado a teñirse con los colores típicos de las épocas decembrinas; y aunque la afluencia ha incrementado de manera considerable, los ingresos de vendedores ambulantes y de piñatas van a la baja, según comentaron durante un recorrido realizado por esa zona de la capital yucateca.

Este jueves, por las arterias del corazón de la ciudad transitó una gran cantidad de personas en busca de la mejor oferta previa a la navidad.

Con sendas bolsas flanqueándolos, mujeres y hombres sorteaban los obstáculos en su camino tratando de mantener la sana distancia recomendada por las autoridades, pero no siempre les fue posible.

Son pocos los vendedores ambulantes que pueblan el primer cuadro meridano. Como se recordará, la comuna aún no otorga permisos para que puedan regresar a sus actividades, pero “la necesidad es cabrona” comentó uno de ellos mientras ofrecía baterías AA; pares de calcetines y chips de telefonía celular a quienes caminan sobre la calle 56.

“Es que la gente no tiene lana” mencionó otro que atribuye a la pandemia y su consecuente recesión económica, que las ventas no repunten como solía suceder en años anteriores.

Aunado a los bajos ingresos, los ambulantes deben “cuidarse” de los inspectores del ayuntamiento, pues su actividad no está contemplada en el reglamento municipal.

En una de esas céntricas esquinas erige su puesto doña Catalina, una vendedora de plátanos que todos los días viaja desde Dzununcán para comercializar con ese y otros frutos que adquiere en la central de abastos. Con el dinero que genera en la calle, la mujer da de comer a sus dos hijos y a su madre enferma.

“La situación ha estado muy difícil para nosotros. Así como nos ves hoy aquí, otro día pueden llegar las autoridades a movernos, tenemos que estar al pendiente de eso para poder seguir vendiendo lo poco que la gente nos compra”, detalló la señora mientras espanta a las moscas que se posan sobre su mercancía.

Son los grandes almacenes los que se benefician de la bonanza de clientes que acudieron este día al centro de Mérida. A las puertas de dulcerías, tiendas departamentales, de ropa y de artículos tecnológicos se forman largas filas en las que difícilmente se respeta el metro y medio de distancia entre personas que el gobierno federal insiste en señalar en sus conferencias.

Isela Rodríguez está formada en una de ellas, para acceder a uno de los establecimientos dedicados a la venta de artículos electrónicos. Su objetivo radica en adquirir la tableta que su hijo ha anhelado desde hace varios meses para sus clases en línea “y también para ver películas en Netflix” reconoce su madre a la espera de su turno.

(Con información de La Jornada)

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