Acceso al acervo cultural maya gracias a Ceramoteca

Uno inmediatamente siente una conexión con el legado maya, gracias a los estantes con restos de vasijas y demás utensilios

Mérida, Yucatán. Creada en 1982, la Ceramoteca del Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Yucatán, alberga un universo de tesoros reliquias de la cultura maya: un gran acervo cultural, que nos permite conocer más a detalle la forma de convivir de nuestros antepasados.

En sus más de 300 estantes, de 12 cajones cada uno, se conservan miles de fragmentos, vestigios que conforman más 300 colecciones de la cultura maya que datan de 1000 AC, y se han descubierto durante estos años en todo el territorio yucateco, así como piezas de otras partes del país, incluso del siglo XVI de origen inglés o español.

Al ingresar, uno inmediatamente siente una conexión con el legado maya, y el pasado de la ciudad, por donde uno voltea a ver podrá apreciar en la cima de los estantes restos de vasijas, platos, esculturas, tuberías de cobre, y demás utensilios.

Aunque la mayoría no contienen sus partes completas, y podrían considerarse piezas no idóneas para museos, guardan una historia importante: rastros de nuestro legado.

Cerámica, memoria física de la arqueología

La cerámica es la base de la arqueología, vital para la clasificación del tiempo, el espacio de un lugar y conocer las relaciones interculturales. “Es la memoria física de la arqueología”, señalan expertas.

Sylviane Boucher e Isabel Ancona Aragón, dos de las responsables de preservar este acervo cultural, comentaron que las primeras piezas con llegaron a la Ceramoteca fueron las antiguas colecciones de la Carnegie Institution of Washington, rescatadas bajo el techo del Palacio G. Cantón.

En los últimos 30 años, precisó Boucher, se han añadido colecciones de rescates y salvamentos de la región, pero también cuentan con cerámica de sitios como Calakmul, Edzná en Campeche, de Quintana Roo y hasta del centro del país.

Una de las cosas que han descubierto en estos fragmentos, precisó, es que varias cerámicas usaron ceniza volcánica como parte de su materia prima, que hace que las vasijas sean “super duras” y tengan mayor resistencia. Lo que hace cuestionarse:

“¿De dónde viene esta ceniza?”, podría ser que vino del aire, o fue un intercambio comercial con otras regiones. Todavía no se sabe, indicaron.

Ancona Aragón indicó que, en los últimos años, las nuevas tecnologías han permitido hacer estudios más detallados en los restos de las cerámicas, para poder determinar qué tipo de sustancias hay con ayuda de ciertos químicos.

Por ejemplo, explicó, hay algunas cerámicas que almacenan rastros de almidón, el cual se extrae y se analiza; con eso se puede inferir el tipo de grasas, vegetales o animales que consumían.

“Puedes inferir ciertos procesos de la alimentación y sus costumbres”, comentó. También, agregó, se han encontrado cacao, es decir vasijas chocolateras.

Agregó que con ayuda de la petrografía, realizada por geólogos, se observa qué tipo de minerales hay, con lo que se puede evaluar si la cerámica es local o viene de otras partes.

Las investigadoras indicaron que conforme vayan surgiendo nuevas tecnologías, se podrá saber cada vez más sobre los mayas.

Por eso es importante resguardar y preservar estos tesoros, pues gracias a éstos cada generación aprende algo nuevo sobre esta cultura milenaria, la cual todavía guarda varios secretos dentro de sus cenizas.

(Con información de La Jornada)

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