El movimiento populista checo se impone en las legislativas

El movimiento populista ANO del millonario Andrej Babis, apodado el «Trump» checo, ganó con claridad las elecciones legislativas con un mensaje contra la Unión Europea, según resultados definitivos divulgados este sábado.

ANO («Sí» en checo), que hace campaña sobre la lucha contra la corrupción, contra la acogida a migrantes y contra la zona euro, obtuvo 29,7% de votos, lo que le da 78 escaños en la cámara baja, que cuenta con 200 curules.

Por detrás vienen tres partidos con muy poca diferencia de votos, entre los cuales Babis podrá previsiblemente escoger para formar alianzas: el ODS (derecha, euroescéptico) con 11,3%, el Partido Pirata (antisistema), con 10,8% y el SPD del checo-japonés Tomio Okamura (extrema derecha), con 10,7%.

El partido socialdemócrata CSSD del jefe de gobierno saliente, Bohuslav Sobotka, registró una brutal caída, y queda en el pelotón junto al Partido Comunista KSCM, los cristianodemócratas KDU-CSL y el movimiento STAN (agrupación de alcaldes independientes y personalidades regionales).

El politólogo Michal Klima, de la Universidad Metropolitana de Praga, comentó al canal público CT24 que si el movimiento del millonario Babic gana las elecciones con esta ventaja «podrá escoger cuatro o cinco otros partidos o podrá incluso crear una coalición con dos formaciones» para gobernar.

ANO y el SPD podrían sumar 108 escaños en la Cámara Baja, que cuenta con 200 bancas, según estos resultados.

Campaña de desinformación

«Estamos entusiasmados. Agradecemos a los 1,5 millones de electores, que superan nuestras expectativas, pues hubo una campaña de desinformación masiva en contra nuestra», afirmó Babis en conferencia de prensa.

En varias oportunidades subrayó que era «proeuropeo». «No sé por qué alguien dijo que nosotros estamos contra Europa», añadió.»No somos una amenaza para la democracia».

«Estamos listos a luchar por nuestros intereses en Bruselas, hacemos parte integrante de la UE, y de la OTAN», agregó. También invitó a la Unión a «reflexionar» y «cesar de hablar de una Europa a dos velocidades».

Por su parte, el primer ministro socialdemócrata saliente, Bohuslav Sobotka, había expresado antes de los resultados su inquietud sobre las relaciones con Occidente con la nueva situación política en el país.

«Las elecciones van a decidir la orientación de nuestro país, si seguiremos siendo miembros de la Unión Europea y de la OTAN, si se refuerzan esos extremistas que buscarán sacarnos de esas estructuras que garantizan nuestra seguridad, nuestra estabilidad y nuestra prosperidad», dijo después de votar.

El euroescepticismo, con distintos grados, parece ser por tanto el denominador común de varios partidos checos.

El checo-japonés Okamura, firme opositor a la integración europea y la inmigración, aprovechó una corriente de opinión presente en toda Europa del Este.

Pero según Pavel Saradin, analista de la universidad Palacky de Olomouc, el ingreso del SPD en el futuro gobierno de coalición es «poco probable».

Babis, de 63 años, fundador del gigante agroalimentario, químico y mediático Agrofert, hizo campaña sobre la lucha contra la corrupción y prometió a los checos «una nueva etapa» y una atención mayor «a los verdaderos problemas de la gente».

Pero con un panorama político atomizado, la configuración de la futura coalición que deberá formar Babis es difícil de prever.

Más aun teniendo en cuenta que algunos partidos políticos supeditaron su participación en una alianza a la renuncia de Babis, el fundador y carismático dirigente del ANO, a ser primer ministro. Una condición que el líder populista no tiene ninguna intención de aceptar.

Grupos sociales desfavorecidos

Babis reiteró la víspera de los comicios su oposición a la acogida de migrantes y a la zona euro, aunque no defendió una salida de la Unión Europea, en la que su país ingresó en 2004 sin ceder su moneda nacional, la corona.

A pesar de la buena salud de la economía checa, que registró en septiembre una tasa de desempleo de 3,8% y prevé un crecimiento de 3,6% este año, hay grupos sociales en la República Checa relativamente desfavorecidos y fuertemente endeudados, que acusan a las élites políticas tradicionales de ser responsables de su situación. Muchos de ellos apoyan a Babis.

(Con información de AFP)

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