Al Colegio Electoral de EU lo juzgará la historia

Contra todo buen juicio, el Colegio Electoral de Estados Unidos votó formalmente este lunes a Donald Trump a la Presidencia, a pesar de la intensa campaña para que sus integrantes cambiaran su voto a última hora, informó la prensa local.

Trump selló la victoria al superar los 270 votos necesarios dentro del Colegio, y de esa forma sucederá el 20 de enero al actual ocupante de la Casa Blanca, Barack Obama.

El maganate machista, xenófbo y antiambientalista logró sortear el trámite para poder ser proclamado presidente de Estados Unidos en el Colegio Electoral.

No hay que olvidar que lo que ganó el magnate en las elecciones del pasado noviembre fue la mayoría de los delegados en ese órgano. De hecho Hillary Clinton venció en el voto popular por más de 2,8 millones de diferencia.

Y es que la elección de la fórmula presidencial en Estados Unidos es una votación indirecta, en la cual los ciudadanos eligen los delegados del Colegio Electoral, quienes a su vez deciden los ganadores.

¿Será un mero trámite para Donald Trump? Todo parece indicar que sí, pero no podemos olvidar que hay un precedente en la historia en que el Colegio Electoral no votó por el ganador de la elección.

Fue en 1836, cuando el órgano le negó a Richard Mentor Johnson no los votos necesarios para ser nombrado vicepresidente en la fórmula que compartía con Martin van Buren.

Una sorpresa

Lo normal es que los delegados se apeguen a su mandato de las urnas, a pesar de que hay una lista de casos aislados en que se han negado a apoyar al candidato con que estaban comprometidos: los llamados electores tránsfuga (faithless electors, en inglés).

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Richard Mentor Johnson.

Pero hace 180 años, se dio un caso histórico con el candidato a vicepresidente que perdió en el Colegio Electoral pese a que había ganado en las urnas los votos electorales suficientes.

Según el Archivo Nacional de EU, 23 electores del estado de Virginia se opusieron a votar por Richard Mentor Johnson.

Esto ocasionó que no recibiera la mayoría necesaria.

La décimo segunda enmienda

De todos modos, resultó vicepresidente gracias a que el Senado hizo uso de su derecho de aplicar la décimo segunda enmienda.

Esta dice que «si ninguna persona tiene mayoría de votos, entonces de los dos con mayor puntaje en la lista, el Senado elegirá al vicepresidente».

Así, tras 3 décadas en el Congreso cosechando amigos y enemigos, Johnson se convirtió en compañero de fórmula de Van Buren.

Durante el trascurso de su carrera política, el congresista participó de la Guerra anglo-estadounidense de 1812.

Allí, tuvo su parte en la Batalla del Támesis en 1813 donde se presume que él, personalmente, mató a Tecumseh, el jefe del pueblo indígena shawnee, que se oponían a la ocupación de sus tierras.

Los opositores a Johnson en el Congreso alegaron que su dudosa hazaña, ya que nunca se identificaron los restos del jefe indígena, fue lo que le permitió el nombramiento como vicepresidente.

El rechazo de Virginia

En la elección de 1836, el candidato demócrata-republicano Martin van Buren ganó el voto popular y el voto electoral.

Van Buren obtuvo cerca del 60% de los delegados al Colegio Electoral, aunque su ventaja en el popular fue de poco más del 50%.

Pero a su compañero de fórmula, Richard M. Johnson, no le fue tan bien.

Los 23 electores demócrata-republicanos de Virginia votaron por Van Buren pero se negaron a darle el respaldo a Johnson.

Los denominados «faithless electors» (tránsfugas) se abstuvieron de apoyar a Johnson ante acusaciones de que tenía hijos con una mujer afroamericana, según información del archivo de la ONG Fair Vote (Voto justo).

Y aunque la decisión final recayó en el Senado, donde Johnson fue finalmente electo por un voto mayoritario como el nuevo vicepresidente de Estados Unidos, se sentó un precedente histórico.

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