Del homo sapiens al ‘optimus’
¿Qué vendrá después del Homo sapiens? Es lo que plantea el artículo de la BBC en su inicio y señala que «los grandes cambios siempre aterrorizan a las personas», así le empieza a contar a la BBC el historiador Yuval Harari su visión de la raza humana del futuro.
Este académico israelí, quien en 2014 saltó a la fama por su libro Sapiens: una historia breve de la humanidad, ahora vuelve a la carga con otra publicación Homo Deus: una breve historia del mañana.
«Es posible que seamos una de las últimas generaciones de Homo Sapiens», sentencia.
Con el avance de la tecnología y el desarrollo de la inteligencia artificial (IA), Harari sólo ve dos opciones posibles para nuestro futuro: morir o evolucionar.
«En un siglo o dos, o nos destruiremos o -lo más probable- utilizaremos la tecnología para hacernos una actualización a algo distinto».
Se trata, en otras palabras, de unas nuevas reglas en el juego de la vida.
Para el autor, el hecho de que ahora podamos manipular la genética, crear máquinas superinteligentes y tener más que nunca acceso a toneladas de información nos llevará, inevitablemente a una nueva revolución liderada por el diseño de la inteligencia.
«La vida que evolucionará romperá con el reino orgánico para pasar al inorgánico, con la creación de la primera forma de vida inorgánica», sigue contando.
Harari explica cómo durante 4.000 millones de años, la vida ha evolucionado gracias a la selección natural y estaba confinada al reino orgánico.
«No importa si eres una ameba, un dinosaurio o un Homo sapiens. Estás hecho de compuestos orgánicos», explica.
Y lo que ha diferenciado a los humanos del resto del mundo animal son nuestras habilidades físicas y cognitivas.
Con la revolución industrial, sin embargo, esas habilidades físicas fueron superadas con las máquinas.
Pero nos quedaba nuestro tesoro más preciado: el cerebro.
Y esa capacidad cognitiva ahora nos ha hecho capaces de crear una inteligencia artificial que, según el historiador, nos superará en un futuro no muy lejano.
Cambio de reglas
«Todavía habrá seres en el planeta Tierra, pero probablemente serán muy distintos a nosotros, de la misma forma que nosotros somos distintos a los neandertales y estos de los chimpancés», señala Harari.
Y, para el sociólogo Steve Fuller, de la universidad de Warwick, en Inglaterra, lo que Harari sugiere es una evolución a una especie de deidad en la que los superpoderes que estamos adquiriendo nos pueden llevar a la autodestrucción.
«El único ‘dios’ en la teología de Harari lleva el nombre de ‘Eficiencia’ y su religión se llama ‘Dataísmo'», escribió Fuller en la revista Literary Review.
«La eficiencia es conocida como la dimensión a lo largo de la cual se hace el progreso tecnológico; equivale a descubrir cómo hacer más con menos», agrega.
Esto nos permitirá, según Yuval Harari, por primera vez salir del planeta Tierra.
«Es casi imposible sostener vida humana -o vida orgánica en general- en el espacio exterior y en otros planetas», señala Harari.
«Y una vez que hagamos el cambio de lo orgánico a lo inorgánico, no habrá problemas para sostener inteligencia artificial», afirma.
Son los pasajeros
Para el historiador israelí, cuando hablamos de viajes espaciales, como los que hemos visto en Guerras de la Galaxias o Star Trek, nos equivocamos si en lo que pensamos es en el tipo de nave espacial que nos transportará a otros mundos a la velocidad de la luz.
«Lo que será realmente distinto no serán las naves espaciales, sino los seres que irán en ellas».
«No serán algo como nosotros; serán algo muy distinto» (que ni siquiera Harari se atreve a predecir).
«Es evolutivo, pero no es evolución por selección natural; es evolución a partir del diseño de la inteligencia», agrega.
Sin embargo, Fuller tiene sus dudas.
«Vamos a suponer que tal suposición es viable», señala. «La energía que se requerirá para tal escala de transformación puede que todavía sea prohibitiva».
«El cerebro sigue siendo el medio más eficiente de energía para la codificación y ejecución de la inteligencia», dice.
Y esta es una cuestión que Harari no parece tomar en cuenta en su visión del futuro.