Acompaña Merino último domingo del carnaval de Tenosique

Guadalupe Castro y su esposo Carlos Merino dieron así el respaldo a las tradiciones y cultura de Tabasco

Villahermosa, Tabasco. Ni el presagio de un mal tiempo marcado por el frente frío 33, impidió que cientos de visitantes acudieran al último domingo de la Danza del Pochó y además, disfrutaran de otros eventos que formaron parte de cierre del Carnaval de Tenosique.

A como en los anteriores domingos, hubo un ambiente de algarabía, colorido y misticismo marcada por esta danza, que tiene más de 150 años que como tradición, se realiza en este municipio para celebrar la fertilidad de la tierra y el triunfo de la vida sobre la muerte.

Sus protagonistas tienen una cosmografía a partir de la cultura maya, y es por lo tanto, patrimonio cultural de Tabasco.

En esta ocasión, como una muestra de su compromiso y respaldo a las tradiciones y cultura del estado, desde muy temprano, arribó el gobernador Carlos Merino Campos, acompañado de su esposa Guadalupe Castro, presidenta del DIF-Tabasco, y el secretario de Turismo, José Antonio Nieves, quienes fueron recibidos por el alcalde Jorge Suárez Moreno y la presidenta municipal del DIF, Cristina Vázquez.

Para el filo de las 9:30 horas, con la plaza principal abarrotada de turistas que desafiaron las bajas temperaturas, se escuchó la música de tambores y flautas de carrizo con la que se dieron paso los más de 2 mil danzantes que contagiaron de inmediato alegría.

Durante el recorrido el gobernador convivió con los danzantes y familias, quienes agradecieron su respaldo a esta tradición prehispánica.

Al frente del contingente, estuvieron los pochoveras, que son mujeres que juegan el rol de doncellas y que portan -cada una de ellas- una bandera roja, que agitan al mismo tiempo que ondean su colorida falda; visten además una blusa blanca y muchas de ellas, con el bordado de punto típico tabasqueño, y portan sombrero adornados con flores de tulipán o buganvilia. El ritmo de ellas es lento y bailan en el sentido de las manecillas del reloj, sin expresión verbal alguna.

En ese orden, ingresaron los cojoes, que traen su cabeza una tela que les cubre como una capa, los hombros y la espalda, y una máscara, con las que su voz es tipo gruñido que junto con su danza, contagian de alegría a quienes los observan; son los que más interactúan con el público.

Son los personajes que además traen consigo un ritmo más intenso en sus movimientos marcados con música de sus flautas de carrizo, tambor y sobre todo, un palo de metro y medio de guarumo, el cual es hueco y rellenado de piedritas, que suenen como sonajas.

A los cojóes, los distinguen sus máscaras – la mayoría de madera- que tienen una gama de colores y representaciones animales, pero además, portan sombrero y toda vegetación de atuendo en las piernas, conformada por hojas de castaño y otras secas de plátano.

Sobre este personaje, el maestro de ceremonia describió, el significado que se la ha dado, a partir de la cultura maya.

“El cojó es el único personaje de la danza del poncho que usa careta o máscara; su atuendo o disfraz es sin duda el más espectacular. Es también el más significativo por la extravagancia de su atuendo, confeccionado principalmente con elementos vegetales que nos inserta en la cosmografía maya con relación a sus orígenes de la creación de los hombres de madera y de maíz”, expresó al micrófono.

Y el al final, estuvieron los jaguares, que sorprenden, porque algunos de ellos portan la piel del felino que por generaciones han heredado para este festejo. Ellos son los que se cubren su piel con tierra blanca o barro, como fondo, para resaltar manchas negras hechas de carbón. Se dice que son los “protegidos” de las pochoveras. Muchos de estos son niños.

El maestro de ceremonia describe también a los participantes jaguares, a partir de una significación de la cultura maya, en la que inmerso nuestro estado.

“El tigre o jaguar, denominado por los mayas, como Báalam o Chak y era considerado como símbolo de poder. Los monarcas mayas se cubrían la espalda con la creencia de que de ese modo adquirían los dones del gran felino. Este personaje completa su atuendo, cubriendo su cuerpo con un barro amarillo de una tierra, denominadas sascab o manchas negras de carbón, reproduciendo las pintas de la piel de los jaguares. Remata su vestimenta con un ramo de tulipanes y un pito de carrizo que cuelga de la cabeza la piel”, refirió el conductor del evento.

Durante más de media hora los danzantes, en lo que es “pochódromo”, convivieron a través de su danza, con el público, el cual aprovechó para tomarse fotos y videos junto a ellos, a como en particular, con la “pochoveras”, que a diferencia de los demás, lucen la belleza de sus rostros.

Así, en medio de ese ambiente de alegría y música folclórica, cerró este quinto domingo y último día de la danza del Pochó.

El gobernador Carlos Merino Campos, por su parte, continuó con su esposa, Guadalupe Castro, y director del Invitab, Carlos Mario Villanueva Celorio, con otros eventos de su agenda en el municipio, relacionados con la atención a migrantes y el sector vivienda.

El Carnaval de Tenosique inició el 29 de enero y continuó en los domingos subsiguientes, hasta este 19 febrero, cuando además de la Danza del Pochó, se cerró – por la tarde- con otras actividades, como el concurso de comparsas, la elección del Rey Feo y otros espectáculos.

(Con información del Poder EJecutivo de Tabasco)

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