Humanidades y covid 19, más allá de la ciencia médica

Junto con las ciencias sociales, inciden en cultura, administración pública, educación y economía, dice Guillermo Hurtado

Junto con las ciencias sociales incide en cultura, administración pública, educación y economía, manifiesta Guillermo Hurtado, miembro del Observatorio Filosófico

En México, el desarrollo de las humanidades y las ciencias sociales se consolidó durante el siglo pasado, sobre todo por el auge de universidades públicas y privadas que estimularon la formación de jóvenes e investigadores de alto nivel, que analizan con rigor los fenómenos sociales y humanos.

La preparación de recursos humanos y la producción de conocimiento en estas disciplinas no se han quedado en los claustros académicos.

Su aplicación se demuestra, pues humanistas y científicos sociales han incidido firmemente en los ámbitos de la administración pública, en problemas políticos, económicos, educativos o culturales.

En el contexto actual en que la pandemia afecta toda actividad humana, esta influencia no es la excepción.

En entrevista, Guillermo Hurtado Pérez, integrante del Observatorio Filosófico de México, opinó que no obstante su conveniencia, en la actualidad las humanidades son vistas con recelo e incluso con desprecio.

“Para muchas personas se trata de actividades inútiles, que no reditúan para el desarrollo económico y que, por lo tanto, podríamos prescindir de ellas”.

Un ejemplo representativo –expuso– se presentó en 2009 cuando la reforma a la educación media superior eliminó el área de humanidades por completo.

Omisión que, gracias a la intervención del Observatorio Filosófico de México, logró revertirse.

Apuntó que ante el embate hoy a las disciplinas humanísticas, su divulgación es de enorme relevancia porque cumplen un papel pedagógico de gran valor al traducir, a un lenguaje comprensible para el gran público, las grandes obras del saber universal y el proceso de investigación de los pensadores y académicos modernos.

“Al mismo tiempo, la difusión también tiene una labor de proselitismo indispensable en este momento en que si las humanidades no se defienden por sí mismas, porque se deben defender de una manera activa y decidida, corren bastante peligro en un mundo dirigido por intereses materialistas”, continuó el autor de Dialéctica del naufragio.

Papel discreto

En lo que se refiere a la presencia de las humanidades en el escenario de la crisis sanitaria, el exdirector del Instituto de Investigaciones Filosóficas subrayó que han desempeñado un papel discreto porque el protagonismo lo ha tenido la ciencia y, sobre todo, la medicina.

Los médicos son los que han entrado a la primera línea del escenario, y no sólo eso, sino también han adquirido un enorme poder político.

“Los médicos y las farmacéuticas son ahora el bastión del planeta y todos estamos pendientes de lo que hagan. Las humanidades, en cambio, han permanecido al margen. Sin embargo, en algún momento dejará de ser el tiempo de los médicos para convertirse en el de los humanistas”, consideró Hurtado.

“Éstas nos permiten pensar la pandemia, no ven la crisis como un fenómeno natural o biológico, sino en toda su dimensión humana.”

Acentuó que la manera en que las colectividades están organizadas es lo que ha impulsado el desarrollo de la pandemia: “La estructura material y social del mundo contemporáneo es una carretera por la que el virus circula y va afectando todas nuestras formas de vida, nuestras maneras de relacionarnos y concebir la vida de los demás”.

En ese sentido –resaltó– las humanidades son disciplinas que nos posibilitan pensar qué es la condición humana, en qué consiste ser un humano. La pandemia ha modificado muchas de nuestras actitudes al respecto, por tanto, ninguna respuesta a este hecho va a ser completa si no se tiene una por el lado de las humanidades.

Guillermo Hurtado expresó: “Allí hay otra tarea importante de la divulgación de las humanidades. Ese quehacer en este momento debe lanzar dardos a las personas, que toquen sus fibras sensibles y les permitan despertar; que se pongan en estado de alerta y puedan entonces acudir a las grandes obras del pensamiento, de la historia, de la literatura, de la filosofía, para encontrar allí un abrevadero de sus inquietudes más profundas”.

Por último, dijo que esos dardos pueden ser dirigidos a temas muy específicos, como la soledad, la esperanza, el futuro, la distopía, la frustración, “la convivencia ultraestrecha para aprender a vivir con alguien en un departamento de 30 metros, cómo perdonar a esa persona, cómo aprender a ser más prudente”.

(Con información de Gaceta UNAM)

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