Desigualdad frena la economía y divide a México

Ciudad de México. La marcha “fifí” de la semana pasada fue, para muchos, un sinónimo de polarización social. Pero la división ya estaba cristalizada –mucho antes de la consulta del NAIM– con la desigualdad económica que los gobiernos neoliberales de los últimos 30 años no pudieron resolver, de acuerdo con analistas consultados.

El gran reto de la administración de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) será, en ese sentido, reducir la brecha que separa a ricos y pobres, así como acabar con el desbalance del modelo económico mexicano que, según Oxfam, “sólo beneficia a las élites económicas”.

En México, la desigualdad tiene raíces profundas e históricas; pero también, raíces coyunturales y cercanas. En todo caso, la desigualdad en nuestro país descansa sobre “instituciones que han estado al servicio de los poderosos”, coincidieron analistas consultados por SinEmbargo.

A partir de 1983, el Gobierno mexicano abrió sus puertas al libre mercado para generar un ambiente más favorable para los inversionistas nacionales y extranjeros. La nueva tónica prometía un crecimiento económico sostenido, estabilidad de precios y mejores niveles de bienestar social.

Sin embargo, entre 1984 y 2006, los niveles de pobreza y desigualdad fueron “constantes”. Las cifras del Banco Mundial refieren que en esos 22 años el coeficiente promedio de Gini en México –que mide la desigualdad con un rango de cero (equidad total) a uno (desigualdad total)– fue de 0.49 puntos. Esto significa que la desigualdad nacional era “grave”.

En 2008, en el marco de una crisis económica a nivel mundial, la desigualdad tuvo un “leve” retroceso (0.45). Desde entonces y hasta la fecha (0.43), México no ha podido reducir su desigualdad hasta alcanzar un nivel “aceptable” o inferior a 0.40 puntos.

El estancamiento en el combate a la pobreza y la desigualdad es consecuencia de dos principales factores.

Uno es la incorporación de la economía mexicana (emergente y subdesarrollada) a una competencia desigual con países con economías desarrolladas e industrializadas (como Estados Unidos y Canadá), según el doctor Andrés Blancas Neria del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Otro es la corrupción que hace que “nuestras instituciones no estén trabajando para la mayoría de la población”, sino para un puñado de personas, explicó Rodolfo de la Torre García, especialista en desarrollo social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).

México es la cuna de uno de los hombres más ricos del mundo (Carlos Slim Helú) y de 11 millones de personas que “viven en la precariedad absoluta por falta de ingreso”, según cifras del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC). Foto: Tercero Díaz, Agencia Cuartoscuro.

Como consecuencia, “México tiene una de las tasas de movilidad social ascendente más bajas en el mundo y, segundo, se observa un nivel alto de persistencia de riqueza y de pobreza”, se lee en el informe “Desigualdades en México 2018” del Colegio de México (Colmex).

Esto quiere decir que las personas que provienen de hogares con ventajas económicas tienen una alta probabilidad de mantenerse en esa situación en la edad adulta, mientras que aquellas personas que crecieron en contextos de pobreza son propensas a permanecer en esa misma condición.

Si consideramos que sólo el cuatro por ciento de la población mexicana (4.9 millones de personas) gana más de cinco salarios mínimos (13.3 mil pesos mensuales) y que el 43 por ciento de los mexicanos (53.4 millones de personas) vive en pobreza, de acuerdo con cifras del Inegi y Coneval, la estampa “inamovible” de la desigualdad es muy preocupante.

Por desgracia, el combate a la desigualdad “no ha sido prioridad” del Gobierno mexicano en los últimos años, dijo a SinEmbargo el doctor Raymond Campos Vázquez, investigador del Centro de Estudios Económicos del Colmex.

De acuerdo con el especialista en economía laboral, reducir la brecha incluye fortalecer la igualdad de oportunidades (esto es, homologar a nivel nacional la infraestructura y la calidad en educación, salud y seguridad) y eliminar la discriminación en el mercado laboral (o generar empleos por competencia y no por conexiones o rasgos personales).

También, es necesario establecer una política de salario mínimo que responda a los niveles de bienestar (como lo marca la Constitución) y fortalecer al sistema fiscal (en la actualidad, sólo 64.7 millones de mexicanos son contribuyentes, según datos de la Secretaría de Hacienda).

La desigualdad, de acuerdo con Oxfam, “perjudica el crecimiento económico si se traduce en barreras para que ciertos segmentos de la sociedad alcancen su potencial productivo”. Y como resultado, “reduce las posibilidades de socialización y convivencia”.

En el marco de la transición de gobierno del próximo 1 de diciembre, “se abre un espacio para hacer cambios profundos. Pero aún no hay señales claras de que vamos en esa dirección”, apuntó el economista Rodolfo de la Torre García.

 (Con información de Sin Embargo)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Social Media Auto Publish Powered By : XYZScripts.com