De poner la otra mejilla se pasa al ojo por ojo en la 4T

Ante la imposibilidad de controlar a la delincuencia y a sus seguidores, el gobierno fue consultado y aceptó que los militares respondan a las agresiones

Esto es periodismo de opinión. Les recuerdo para que no se confundan.

Hubo un tiempo en que el ganador de la elección presidencial en 2018 creyó que podía gobernar como el mesías que tantas veces le habían dicho en tono de crítica sus adversarios políticos.

En esos primeros meses, el comandante supremo de las fuerzas armadas dio la orden que ningún marino, soldado, guardia nacional o policía respondiera a las agresiones y provocaciones del pueblo o de los grupos delincuenciales.

Fueron nueve meses perdidos en la guerra contra la delincuencia organizada, contra la mafia del poder. Durante ese periodo, las milicias resistieron estoicamente golpes y vejaciones por parte de la gente, había que respaldar las palabras de su líder que reiteraba en las conferencias mañaneras que el mal no se combate con el mal sino con el bien, es decir si te golpean en una mejilla, pon la otra.

Así que tanto los grupos de choque, sociales o de delincuentes aprovecharon para agredir una y otra vez a los militares y policías sin consecuencias, mientras los medios de comunicación tradicionales identificados con el régimen neoliberal se regodeaban con todo tipo de columnas, reportajes, comentarios, campañas en las que exaltaban la humillación de que eran objeto los representantes del Estado.

No debemos olvidar que policías y militares son los únicos autorizados para utilizar la fuerza del estado para resguardar a los ciudadanos de peligros internos y externos. Lo cual se cumplía a medias y los delincuentes en tanto se fortalecieron y armaron a placer, considerando que había un presidente débil e incapaz.

Es decir, confundieron la vocación de paz con debilidad o temor y la violencia recrudeció en todo el país llegando a dominar la mayor parte del territorio nacional en connivencia con algunas autoridades municipales, estatales y federales.

Finalmente, el abuso contra los uniformados derramó el vaso totalmente lleno de agresiones y un buen día le plantearon al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, la necesidad de poner un freno a esa política fallida.

Consultado por los altos mando de la Marina y el Ejército, el presidente tuvo que ceder ante la realidad y realizó el cambio de paradigma, en lugar de poner la otra mejilla a los agresores, las fuerzas del orden recibieron la instrucción de responder a los ataques arteros de los delincuentes, de las turbas ciudadanas, de los manifestantes.

Claro, todo esto de acuerdo con la ley y con pleno respeto a los derechos humanos de los participantes en las acciones violentas contra los militares y policías.

Algunos militantes morenistas intolerantes, suelen reclamar airadamente cuando algo que publicamos no les gusta, pero en Total Sapiens no dependemos ni administraciones anteriores, ni del gobierno en turno ni de los likes que puedan dar o no, sino que nos conducimos con el máximo apego a la verdad.

Pero tienen que percibir este cambio de instrucción a la fuerza pública, no por lo que es (y que, además, así debiera haber sido siempre), es decir, pleno respeto a la legalidad y a los derechos humanos, sino por el riesgo que implica para un posible abuso de la fuerza como ha sucedido reiteradamente en el pasado.

Y si no los recuerdan ahí están Ayotzinapa o Tlatlaya solo por citar dos ejemplos.

¿Qué significa todo lo arriba dicho? Que estamos a favor del uso de la fuerza pública para acotar a la delincuencia de cualquier clase y en contra de la represión, así de sencillo. Por lo tanto, la invitación es a que estemos todos alertas para evitar, prevenir, señalar, denunciar cualquier caso en que haya uso excesivo de la fuerza en perjuicio de la Sociedad y el Estado.

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