Urge mejorar el servicio de agua potable a la población

Pese a que el país cuenta con zonas de abundancia hidrológica, la mitad del territorio nacional padece alto estrés hídrico

Si se usa el agua con sensatez y cuidado habrá la cantidad suficiente para apoyar el desarrollo del país dijo Fernando González Villarreal, director de Pumagua (Programa de Manejo, Uso y Reuso del Agua en la UNAM), en el marco de la conmemoración del Día mundial de la Tierra que promueve la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde 2009.

Al mismo tiempo, advirtió que de no aplicar las medidas necesarias para utilizar con eficiencia el agua en el Valle de México, dentro de cuatro décadas el acuífero podría mostrar agotamiento.

González Villarreal recordó que en 1976 la ONU convocó a una conferencia sobre el agua en Mar del Plata, Argentina, a fin de alertar a los gobiernos de los países del mundo sobre una posible crisis del recurso en el planeta y de ese modo en conjunto se tomaran medidas para prever una posible la crisis global.

Desde entonces, añadió el hidrólogo universitario, la disposición del líquido ha venido disminuyendo al grado de que “en este momento la cuarta parte de la población del mundo vive bajo estrés hídrico. Es decir, más del 80 por ciento del agua disponible es utilizada en actividades humanas”.

Esa situación motivó que en 1992 los países miembros de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD volvieran a reunirse en Dublín, Irlanda y acordaran promover los Principios de Dublín, como se les conoció en su momento, donde se resumen sobre los asuntos más importantes del agua:

1. El agua es un recurso finito y vulnerable, indispensable para la vida.

2. El aprovechamiento del agua requiere de una amplia participación de todos los niveles de gobierno: el federal, los estados y municipios “bajo la tesis de subsidariedad”, completó el investigador.

3. La mujer ocupa un lugar fundamental en el manejo, gestión y protección del vital recurso. “Con frecuencia ellas padecen más por la escasez o mala calidad del agua”, agregó González Villarreal.

4. El agua debe manejarse bajo la perspectiva de un bien económico.

Desde la perspectiva del experto, el cuarto y último principio es el más debatido ya que una corriente de opinión mundial sostiene que en el manejo de un recurso vital no debieran utilizarse los principios económicos, (demanda, oferta, precio).

“Desde luego que tiene un valor económico, pero también social, ecológico, incluso religioso. En casi todas las religiones el agua posee un significado especial. Es el caso del bautismo en el catolicismo, el budismo y también en el islamismo. De modo que el agua es un bien con distintos valores y eso hace más complicado su manejo”, señaló.

El agua en México

El territorio nacional se compone de una hidrología peculiar. Desde zonas secas –los desiertos de Sonora y Baja California– hasta zonas tropicales del sureste. En las primeras llueve poco. La precipitación pluvial anual es del orden de 50 mm. “Si pones una cubeta, ejemplificó el hidrólogo y no se evaporara durante un año, el agua acumulada en esa cubeta no sería más allá de 5 cms de precipitación. Mientras que en la zona fronteriza entre Chiapas y Tabasco llueve entre 4 y 5 metros al año. A esa diversidad hidrológica debe agregarse la diversidad geográfica y demográfica lo cual dificulta la administración única del agua”.

“A esa situación se debe, entre otras causas, que en la mitad del territorio nacional estemos en una condición de alto estrés hídrico”, advirtió González Villarreal, “aunque el país registra una tradición de obras hidráulicas y de manejo del agua.

“El país ocupa el sexto lugar en extensión de zonas de riesgo después de China, India, Estados Unidos, Canadá y Argentina donde se produce más de la mitad de los alientos que se consumen en el mundo. Esas mismas zonas de riego han resuelto las últimas crisis de hambruna como la de los años 70 del siglo pasado.

“Ahí se produce una parte de los productos mexicanos de exportación (hortalizas y fruta). Afortunadamente esa infraestructura generara divisas. Consta, aproximadamente de 6 millones de ha de riego, de miles de km de caminos, drenes, canales y compuertas. Todo ello se utiliza para producir los alimentos que llegan a la mesa de los mexicanos todos los días”.

Un comentario aparte merecen las instalaciones hidroeléctricas, de las tres cuencas de los ríos Grijalva, Balsas y Santiago. “Ahí se produce más de 10 por ciento de la energía eléctrica que se genera, pero también cerca de 15 por ciento de la potencia en horas de máxima demanda. El funcionamiento de las redes eléctricas depende en buena medida del funcionamiento de las plantas hidroeléctricas y del sistema de presas construidas para ello.

“Una de las áreas más difíciles para manejar el líquido a escala mundial es el Valle de México, situado a 2 mil 200 m sobre el nivel del mar. Originalmente era una depresión cerrada que no tenía salida al mar y para poder abastecerlo de agua se requiere bombearla en contra de la corriente natural de los ríos a más de 1000 metros de altura. Aun así los acueductos para traer agua a la ciudad de México funcionan con gran eficacia.

En cuanto a la distribución del agua, explicó González Villareal, solo en la capital de México, una ciudad de cerca de 9 millones de habitantes, se hace a través de una red de más de 12 mil kilómetros de tubería.

“Asimismo, para desalojar esa cantidad del líquido se han tendido otros 13 mil kilómetros de redes de drenaje que sumados a la de agua potable suman 25 mil km, cifra que representa más de la mitad de la circunferencia del Ecuador.

Hoy en día está abastecido el 95 por ciento de la población urbana con agua potable”, informó el experto. Aparte, se abastece a prácticamente toda la industria. Aquella que requiere de agua para su producción. “También se ha construido una cantidad considerable de plantas de tratamiento de aguas residuales con capacidad para tratar entre 40 y 50 por ciento del agua residual que se genera.

Otras latitudes

“Desde otra perspectiva, una parte significativa de la energía eléctrica y de los sistemas de abastecimiento eléctrico del mundo tiene que ver con el aprovechamiento de la hidroelectricidad pero no solo en cantidad de energía sino en la estabilidad de los sistemas eléctricos.

“Una parte muy importante de la población mundial urbana y rural que recibe agua potable entubada en su casa depende de estos servicios de para su bienestar y su salud”.

En la CU, la máxima casa de estudios

El compromiso de cuidar el agua empieza por nuestra casa. En esa ruta, se creó el proyecto Pumagua para uso y manejo de agua en la UNAM, señaló su director. “Hasta ahora, hemos reducido a la mitad las pérdidas que se contabilizaban en 2008; de manera que hemos mejorado sustancialmente la eficiencia en el uso del agua.

“La comunidad puma de CU puede beber agua potable de la llave y tiene a su alcance bebederos para llenar sus botellas de agua de buena calidad y no comprarla embotellada”.

“También hemos diseñado un sistema de medición para conocer cuánta agua circula por las redes, cuánta agua recibe cada edificio y de esa manera mejorar la eficiencia. Asimismo, otro sistema busca obtener la participación de estudiantes, académicos y personal administrativo para que utilicen el agua en forma eficiente.

“Cabe apunar que en la CU opera una planta de tratamiento de agua de última generación que permite reutilizar el agua residual para riego de las áreas verdes”, enumeró el directivo.

¿Qué falta por hacer?

De acuerdo con el investigador, aún persisten dificultades que preocupan. “En términos generales, las sociedades del planeta están haciendo un uso excesivo de las aguas subterráneas, sobreexplotando los acuíferos. Por otro lado, es deseable controlar mejor la contaminación de los ríos, de los cuerpos de agua, en general. Falta, asimismo, extender el servicio de agua potable a la población más pobre que habita las zonas periurbanas y el medio rural.

“En el ámbito internacional se tratan los nexos agua-energía-alimentos y el cuidado del medio ambiente que dependen en buena medida de la disponibilidad de agua de buena calidad”.

El experto apuntó que pese a lo mucho que se ha hecho en este tema, “queda mucho por hacer.

Una acción pendiente es mejorar el servicio de agua potable a la población. Si bien la cobertura ha aumentado, hay un segmento grande, casi la mitad, que no recibe agua todos los días. Es necesario que tengan acceso a una mejor calidad del agua, como se establece en el documento “Reflexiones del Agua y el COBID 19” de recientemente aparición.

“Por otro lado, una de las acciones inmediatas para manejar la pandemia es lavarse las manos y otras medidas de higiene que requieren de la disponibilidad de agua. Mejorar en el país la calidad de los servicios, la calidad del agua y su distribución adquiere gran relevancia en el control de esta pandemia”, finalizó González Villarreal.

(Con información de Gaceta UNAM)

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