La sociedad cierra los ojos ante la explotación infantil

Los niños deben ser responsabilidad de todos y razón de Estado, sentencia el académico de la UNAM, Christian Amaury Ascensio Martínez

Ver como una circunstancia normal que haya niños en las calles haciendo malabarismos, mendigando o vendiendo dulces, y aceptar la idea de que son propiedad de sus padres, hacen que la sociedad cierre los ojos ante la explotación infantil. Debemos ir hacia una colectividad más integrada, en la que los infantes sean responsabilidad de todos, afirmó Christian Amaury Ascensio Martínez.

En el contexto del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, que se conmemoró ayer 12 de junio, el académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales resaltó que los menores deben ser vistos como un interés superior social, “ir más allá de las relaciones privadas, pues se da por sentado que los hijos pertenecen a los padres, y no es así. Protegerlos debería ser una razón de Estado”.

La explotación, maltrato y trata de este sector es un problema diverso y tiene que ver con contextos socioculturales, pero de ninguna manera se explica. El trabajo debe ser acorde con las condiciones físicas, psicológicas e incluso biológicas de las personas, por lo que los niños no deben realizar labores de adulto”, destacó el experto en juventudes, seguridad y violencia.

Estadística

Según el Módulo de Trabajo Infantil (MTI), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2017), 3.2 millones de niños y adolescentes (de cinco a 17 años) trabajaban en México en actividades no permitidas, no remuneradas y domésticas, en condiciones inadecuadas.

Ese año, la población infantil ascendía a 29.3 millones, de los cuales 11 por ciento laboraba, y 6.4 por ciento hacía actividades subordinadas relacionadas con el sector agropecuario, servicios y comercio.

De ese 6.4 por ciento, más de un tercio no recibe ingresos por su trabajo, un tercio gana hasta un salario mí y el resto obtiene de uno a dos salarios mínimos como pago. “Hay que ver las particularidades culturales; cada día aumenta la pobreza y nos encontramos familias completas en la mendicidad, donde los pequeños no reciben nada a cambio de lo que producen, por lo que se debería hablar de explotación, trata y abuso”, subrayó el profesor del Centro de Estudios Sociológicos de la UNAM.

El MTI estima que en México 21 millones de habitantes de cinco a 17 años realizan quehaceres domésticos en sus hogares sin recibir remuneración; de ese total, 1.4 millones lo hacen en condiciones inadecuadas, y la mayoría reside en Tabasco (14.2 por ciento) y Querétaro (1.6 por ciento).

“Si vemos a un menor trabajando en las calles deberíamos preguntarnos por qué. Una cosa es contribuir a las labores del hogar y otra muy distinta ser propiedad de alguien. Nadie puede utilizar a sus hijos como un instrumento, debe prevalecer el interés superior de la sociedad sobre la niñez, e indignarnos ante situaciones de esta índole”, concluyó.

(Con información de Gaceta UNAM)

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