Crónica del desfile de Día de muertos con 300 mil andantes

Desde temprano, el centro de la Cdmx saturado y, para el mediodía, en el Paseo de la Reforma, ya nadie más podía deambular

Ciudad de México. Con bailes raperos, disfraces, máscaras y cubrebocas para la ocasión, la gente se divirtió antes de que iniciara el desfile conmemorativo del Día de Muertos en diferentes calles del Centro Histórico y el Paseo de la Reforma, donde se congregaron miles de personas que se olvidaron de la sana distancia y muchas de usar el cubrebocas.

La Secretaría de Gobierno aseguró que “3 millones de turistas se encuentran en la ciudad, en el contexto de la tradición del primero y el 2 de noviembre”, al tiempo que reportó un millón de asistentes al desfile, aunque minutos antes la Secretaría de Seguridad Ciudadana informó que la asistencia fue de 300 mil personas.

Nueve personas fueron atendidas por golpe de calor, lipotimia, hipoglucemia y lumbalgia. Una mujer de 52 años de edad presentó probable fractura de tibia y peroné fue trasladada a un hospital, sin que los actos masivos, tras casi dos años de ausencia, pasaran a mayores.

Desde temprano las calles del primer cuadro de la ciudad ya estaban atestadas, tanto que muchas personas mejor se encaminaron hacia Paseo de la Reforma, donde al medio día ya no cabía nadie más en las banquetas de esta vialidad.

Todo con la finalidad de ver el espectáculo de Muertos que para muchos es la oportunidad de escapar de la rutina y la posibilidad de encontrarse con un mundo lúdico y musical.

Así, muchas personas provenientes de distintos barrios de la Ciudad de México y de municipios conurbados del estado de México, turistas extranjeros, muchos provistos de banquitos para sentarse, paraguas y con tocados, maquillajes y atuendos de catrinas y catrines, llegaron a Reforma y aguantaron hasta tres horas para apartar un buen lugar.

La venta callejera no faltó y estuvo en su apogeo la de agua y sombreros para paliar el fuerte calor que se sentía, mangos y manzanas con chamoy, algodones y maquillajes de catrines.

Sin embargo, el desfile decepcionó a algunas personas que esperaban algo más tradicional y folclor, “que es algo de lo que México puede dar mucho a nivel internacional”, dijo Laura, habitante del Centro.

Otras personas apuntaron que el largo espacio que se dejó entre los carros alegóricos hizo que se crearan momentos aburridos.

En el desfile resaltaron varias marcas que patrocinaron el festejo, principalmente las funerarias Gayosso y J. García López, que desfilaron con carrozas fúnebres, y Funeza, que participó con un carro alegórico. Todos conducidos por empleados disfrazados de calacas.

Las imágenes más sobresalientes fueron las de muñecas gigantes que representaban calacas, las de un grupo de concheros, las ataviadas con trajes regionales de Jalisco y otros estados, y una gran calavera.

A pesar de que las autoridades habían señalado que el desfile contaría con música, el sonido no siempre fue bueno. Participó un mariachi y una banda de norteño, pero el público poco los disfrutó porque iban a la par de los contingentes y pronto se alejaban. Una banda de guerra al inicio del desfile se escuchó más.

Rescatar el momento

Con un gorro al estilo del mago Merlín, Alberto, de 17 años, del estado de México, llegó con más de dos horas de anticipación a Reforma para ver el desfile. “Me gusta la tradición y me gustaría ser parte del desfile como bailarín, dijo.

Lo que más me gusta son los vestuarios y la actitud de todos y porque se emocionan contigo y siento que ahorita más, por todo lo que hemos vivido, es necesario”.

Cubierto con una máscara y un cubrebocas con un dibujo de dientes muy pronunciados, Gerardo de Jesús llegó desde las 8:30 de la mañana a Reforma. Comentó que días antes se dio un tiempo para hacer su disfraz: “Recorté una máscara de látex, la junté con el cubrebocas por aquello de que es obligatorio, y me conseguí una capa de vampiro”.

Así abordó el Metrobús hasta Reforma y Bucareli. “Del desfile me gusta todo, la caracterización, la música, los participantes, y si todos tomamos precaución, si todos estamos vacunados, usamos el cubrebocas y el evento es al aire libre, no pasa nada”.

Con Liliana, de dos años, en brazos y vestida de Catrina, antes del desfile una familia de Tlalnepantla comentó que este es el segundo año que acude al desfile. “Lo más importante para mí es rescatar este momento para mi niña.

“Ella no conoce el centro de la Ciudad de México, no la habíamos sacado por lo de la pandemia”, indicó el joven padre.

(Con información de La Jornada)

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