Rota China personal militar previo a manifestación

El ejército chino no debe intervenir en Hong Kong, pero realizaría tareas de orden público si se lo pidieran las autoridades locales

El ejército chino envió este jueves tropas a Hong Kong para una rotación que califica de rutinaria, dos días antes de una manifestación que fue prohibida por la policía bajo el argumento de que podría degenerar en violencia.

Decenas de camiones y vehículos blindados transportaron durante la noche a soldados desde China continental hasta la región administrativa especial de Hong Kong, según imágenes difundidas por la televisión estatal china.

Se trata de una «rotación anual normal» de las tropas del Ejército Popular de Liberación, indicó la agencia Nueva China. El ejército chino cuenta con varios miles de soldados en Hong Kong desde la retrocesión de la excolonia británica a China en 1997.

Las nuevas unidades llegaron «por tierra, mar y aire», añadió la agencia de prensa estatal.

El ejército chino no debe en principio intervenir en Hong Kong, pero podría ocuparse de tareas de orden público si se lo pidieran las autoridades locales de la megalópolis del sur de China.

A principios de agosto, un vídeo en el que aparecían soldados del cuartel de Hong Kong realizando ejercicios de dispersión de manifestantes fue interpretado como una advertencia seria a los manifestantes prodemocracia, que se oponen al ejecutivo local afín a Pekín.

Disparo de advertencia

El reemplazo de tropas ocurre el mismo día en el que la policía de Hong Kong prohibió la celebración el próximo sábado de una nueva manifestación prodemocracia, argumentando razones de seguridad y eventuales estallidos de violencia, según los organizadores de la protesta.

Esa manifestación fue convocada por el Frente Civil de los Derechos Humanos (FCDH), una organización no violenta que ha realizado las más grandes concentraciones de los últimos meses en la excolonia británica, sobre todo la del 18 de agosto que reunió a 1,7 millones de personas -según sus organizadores-, sin incidentes.

Pero en una carta dirigida al FCDH, la institución policial afirma temer que algunos manifestantes cometan «incidentes violentos» o «actos de destrucción».

La policía señaló que en anteriores protestas algunos participantes han «bloqueado rutas», «usado bombas incendiarias», «ladrillos», «barras metálicas» y diversas «armas artesanales» para «destruir bienes públicos a gran escala, perturbar el orden social y causar heridas a otros».

Esta prohibición fue anunciada cuatro días después de que la policía utilizase cañones de agua y realizase, por primera vez, un disparo de advertencia con arma de fuego en una manifestación autorizada que había degenerado en violencia.

«Alentar la cólera»

La manifestación del sábado debía conmemorar el quinto aniversario de la negativa china a la adopción de reformas políticas en Hong Kong, que desencadenó el «Movimiento de los paraguas», protestas que a finales de 2014 ocuparon las calles de la megalópolis durante 79 días.

«Podréis ver cómo la policía acelera su plan de acción y comprobar cómo Carrie Lam (la jefa del ejecutivo hongkonés) no tiene ninguna intención de permitir que Hong Kong recupere la paz, sino que quiere alentar la cólera de los ciudadanos con medidas duras», declaró a la prensa Jimmy Sham, líder del Frente Civil de los Derechos Humanos, que anunció que presentarán un recurso ante la prohibición de la manifestación del sábado.

El Frente Civil pide a los manifestantes que se concentren el sábado en el centro de Hong Kong antes de dirigirse a la Oficina de Enlace, el órgano chino encargado de las relaciones con la megalópolis. Pero ambas actividades fueron prohibidas.

Hong Kong, región semiautónoma del sur de China, vive su mayor crisis política desde hace más de veinte años con acciones de protesta casi diarias.

Las manifestaciones empezaron en oposición a un proyecto de ley que autoriza las extradiciones hacia China continental, pero este texto fue suspendido.

Desde entonces, los manifestantes ampliaron sus reivindicaciones a una mayor democracia en una megalópolis donde los jóvenes se confrontan a dificultades para hallar empleo y a un aumento del coste de vida, sobre todo por la burbuja inmobiliaria.

(Con información de AFP)

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