Niños migrantes huyen de la violencia

“Arrancados de raíz”, es una de las definiciones que usan especialistas para señalar la situación de los menores migrantes en Centroamérica y México.

Al comentar el informe La problemática de niñas, niños y adolescentes centroamericanos en contexto de migración internacional no acompañados en su tránsito por México, y con necesidades de protección internacional, tutelado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Mónica González Contró, abogada general de la UNAM, aseveró que esta es una herramienta poderosa donde las recomendaciones deben hacerse prácticas.

“Hay una situación de emergencia con los menores migrantes en nuestra región. México tiene una visión contraria a su propia normatividad y a los tratados internacionales firmados en la materia.”

Incremento

El informe consta de 10 apartados, cuyo contenido se desprende de las recomendaciones emitidas por la misma CNDH, los pronunciamientos realizados por organizaciones de la sociedad civil y organismos internacionales, así como el proporcionado por las instituciones gubernamentales y cuestionarios que, durante mayo, julio y agosto de 2016 aplicó esta instancia a dicho sector de la infancia.

El dato más contundente es que cerca de 50 por ciento de los niños centroamericanos, principalmente del denominado Triángulo del Norte, compuesto por El Salvador, Honduras y Guatemala, emigran y son expulsados de sus lugares de origen por la violencia familiar, comunitaria o social.

Edgar Corzo, quinto visitador de la CNDH, resaltó que la corriente migratoria de menores se ha elevado; pero el grueso de quienes emprenden el tránsito hacia Estados Unidos son adolescentes, de entre 12 y 18 años de edad.

Según cifras del Instituto Nacional de Migración citadas por Elva Leonor Cárdenas Miranda, académica de la Facultad de Derecho, en 2016 el flujo de niños migrantes no acompañados por un adulto de Centroamérica hacia Estados Unidos fue de más de 15 mil.

Niñas y niños en flujo migratorio

Luciana Gandini, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ), afirmó que hoy en día hay una cúspide del flujo migratorio, y desde 2011 hay más mujeres, niños y niñas que son desplazados.

“Hay un incremento de la migración en familias: son flujos mixtos; por supuesto, ha descendido el número de migrantes mexicanos. Ahora hay desplazamientos mesoamericanos, porque hay haitianos y de otras nacionalidades, lo que lleva a concluir que la migración no es ya un sistema bilateral entre México y Estados Unidos.”

Elisa Ortega Velázquez, también del IIJ, explicó que un “niño migrante irregular es ante todo un niño”. No debieran usarse las palabras menor, ilegal o indocumentado, porque finalmente resultan peyorativas.

Los denominados NNA (Niños No Acompañados) han ingresado al país de forma irregular, y sus principales riesgos son la invisibilidad, racismo, trata, exclusión y, por supuesto, perder la vida.

“Son tres veces vulnerables: porque son niños, inmigrantes e irregulares, y aunque hay un marco jurídico internacional de protección, no se ejerce ni aplica.”

Nancy Pérez García, directora de Sin Fronteras IAP, dijo que México tiene un papel geopolítico estratégico y no sólo es un país de tránsito y destino, sino que va más allá. Han aumentado las solicitudes de asilo de personas migrantes a nuestra nación: de tres mil hasta hace unos años, pasaron actualmente a 22 mil, principalmente de población proveniente del Triángulo del Norte.

En las mesas de reflexión también intervinieron Nashieli Ramírez, coordinadora de Ririrki Intervención Social y Pablo Espiniella, Oficial de Derechos Humanos de la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas en México.

(Con información de Gaceta UNAM)

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