Respiración lenta ayuda a disminuir la actividad inflamatoria

Una persona con cáncer avanzado puede incluso tener niveles muy altos de estabilidad emocional: Benjamín Domínguez Trejo, de la FP

Hacer una actividad física diaria por unos 30 a 40 minutos; sentirse querido, apoyado, no discriminado –conocido como percepción de apoyo social–, y practicar la respiración lenta, son factores psicológicos que pueden contribuir a bajar o modular la actividad inflamatoria, relacionada con cambios inmunológicos intensos generados por estrés.

Así lo afirma Benjamín Domínguez Trejo, académico de la Facultad de Psicología (FP), que con motivo del Día Mundial de la Salud Mental –el cual se conmemora hoy–, señala que el estrés es el componente mental que afecta aproximadamente a 30 por ciento de la población mexicana, la cual padece hipertensión, cáncer, diabetes y demás enfermedades no transmisibles y transmisibles como la Covid-19.

Los altos niveles de estrés se asocian a cambios inmunológicos más intensos y uno de ellos es la respuesta inflamatoria: mientras más se eleva ésta, somos más vulnerables y frágiles biológicamente. “Nuestro cuerpo está más débil para defenderse cuando hay actividad inflamatoria elevada”, insiste.

Por ello, destaca la importancia de conocer factores que pueden contribuir a modularla en la población mexicana. Uno de ellos es la actividad física.

“Las personas que caminan más de seis mil pasos al día, que es alrededor de 30 a 40 minutos de caminata, tienen menores niveles de inflamación. Esta es una práctica que puede hacer cualquiera, incorporarla a sus hábitos para mejorar sus defensas inmunológicas.”

Además, es cada vez más sólida la evidencia de que el sentirnos queridos, acompañados, no discriminados, tiene grandes repercusiones para la conservación de nuestra salud física y emocional.

“Una persona que se siente tratada injustamente, presenta niveles de inflamación más elevados y en este sentido, es más vulnerable”, añade quien durante más de tres décadas ha colaborado en la evaluación y apoyo para cuidar la salud mental y bienestar de pacientes con cáncer.

Asegura que una de las grandes lecciones es que incluso, personas con cáncer avanzado pueden tener niveles muy altos de salud mental, ya que la capacidad humana para adaptarse es enorme, y los especialistas pueden apoyarlos reconociendo factores que contribuyan a la adaptación de una manera menos complicada, al impacto de todas las fuentes de estrés, tanto físico como psicológico.

Otro procedimiento sencillo que cualquier persona puede poner en práctica es la respiración lenta, incluida al hacer yoga. “Es un recurso que permite poder transitar de un estado de estrés elevado a uno de serenidad, en minutos, sin tener que recurrir a fármacos”, agrega Domínguez Trejo.

El universitario señala que la pandemia por la Covid-19 mostró que quienes manejan inadecuadamente las situaciones con niveles medios o altos de incertidumbre son las que sufren más consecuencias negativas en su salud emocional y física.

Asimismo, dijo que no se perciben acciones que permitan pensar que en un futuro cercano se pueda reducir el estrés, más bien, éste seguirá creciendo. “Éste es sinónimo de vida, según Henri Laborit; es el hecho de estar vivos biológicamente, que tengamos que forcejear con cambios que pasan todo el tiempo bajo nuestra piel y en el ambiente del que formamos parte”.

Hacerla prioridad mundial

Este año el lema para conmemorar esta efeméride es: “Hacer de la salud mental y el bienestar para todos una prioridad mundial”. De acuerdo con el experto una de las tareas pendientes en la materia es medir, cada vez con más precisión, qué personas son más frágiles para el manejo del estrés en México y quienes tienen esas “herramientas” que les permiten transitar por situaciones elevadas de estrés y salir de ellas e incluso, poder ayudar a otros.

“Sabemos que alrededor de 70 por ciento de los mexicanos sí pueden manejar bien el estrés y 30 por ciento no, pero esto hay que estudiarlo, medirlo, mejorar nuestras herramientas para ello. Este es un gran desafío, sobre todo para un país como el nuestro, en el que los recursos para la investigación científica se regatean”, dice.

Según la Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado, 15.4 por ciento de la población adulta de México señaló tener síntomas de depresión, y en las mujeres se incrementó hasta 19.5 por ciento. Además, 19.3 por ciento también reportó tener signos de ansiedad severa.

En tanto, 31.3 por ciento de los adultos expresó tener ansiedad mínima o en algún grado, según la Encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

Domínguez Trejo recalcó que los problemas de salud mental son aún poco comprendidos y escasos los recursos que se destinan para atenderlos. En Estados Unidos, por ejemplo, se calcula que entre el 30 y 40 por ciento de la población con problemas serios e incapacitantes no son atendidos oportunamente y en nuestra nación, el escenario es más difícil.

(Con información de Gaceta UNAM)

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