Nueva herramienta para atender mal de Parkinson

El desarrollo de Ingeniería permitiría medir la rigidez muscular en pacientes con esta enfermedad; es un apoyo a neurólogos para el diagnóstico

El mal de Parkinson aparece con más frecuencia como un temblor en reposo. Otros de sus síntomas motores son movimiento lento (bradicinesia), inestabilidad de la postura y rigidez muscular.

En México, esta enfermedad neurodegenerativa crónica afecta anualmente a entre 40 y 50 habitantes por cada cien mil. Se manifiesta, en promedio, a los 55 años y tiene una duración media de 10 a 13 años.

“Antes, era frecuente en la tercera edad; sin embargo, hoy en día también se presenta a edades mucho más tempranas”, dice Lázaro Morales, investigador de la Facultad de Ingeniería (FI), quien utiliza la fotogrametría secuencial para estudiar la marcha de pacientes con esta neuropatología.

Más allá de la apreciación

La marcha refleja mucha información motora, neurológica, social y psicológica. Así, un grupo de ingenieros de la licenciatura en Ingeniería en Sistemas Biomédicos de la FI desarrollará una herramienta para medir la rigidez muscular y determinará escalas de valores numéricos sobre la marcha en pacientes con la enfermedad de Parkinson.

“No será un solo sistema, sino un conjunto de pruebas instrumentadas que generará un reporte para apoyar a los neurólogos en su diagnóstico”, aclara Morales.

De acuerdo con ciertos parámetros, y con base en su experiencia clínica, los neurólogos ponderan los tratamientos con fármacos dopaminérgicos para controlar los efectos del párkinson y su evolución.

Pero, además, necesitan contar con una herramienta objetiva que les permita correlacionar, por ejemplo, sus patrones de medición con escalas de valores numéricos.

De ahí que el Departamento de Ingeniería en Sistemas Biomédicos de la FI ya gestione con el Departamento de Neurocirugía del Hospital General de México un proyecto multidisciplinario sobre la marcha en pacientes con el mal de Parkinson.
La marcha refleja mucha información motora, neurológica, social y psicológica: medirán longitud de paso, altura de cada pie, velocidad, ancho de paso y, en caso de rigidez al caminar, tiempo de estacionamiento.

Patrones

Desde hace tres años, Morales realiza mediciones de la marcha en pacientes con párkinson de una clínica especializada en trastornos neuromusculares que es filial del Hospital Español.

Ya tiene definido algunos patrones que piensa medir y caracterizar como parte del plan con el Hospital General de México: longitud de paso, altura de cada pie durante la marcha, velocidad, ancho de paso y, en caso de rigidez al caminar, tiempo de estacionamiento durante la marcha.

“No se trata de generar demasiada información, sino sólo la realmente necesaria para apoyar a los neurólogos en el diagnóstico y seguimiento de la evolución de la enfermedad de Parkinson, e incluso para identificar algunos movimientos que ayuden a predecir que este padecimiento se presentará en el futuro”, indica el investigador.

Según el nivel de afectación de un paciente diagnosticado con párkinson, la velocidad de marcha disminuye evidentemente, la elevación de cada pie se reduce y, al terminar un ciclo, aquél debe tomarse un tiempo más o menos corto para reprogramar su siguiente acción.

“Empieza a haber una inclinación en el tronco del paciente. En ocasiones, los movimientos de sus extremidades superiores no tienen la cadencia o el ritmo de los de una persona normal. Por lo que se refiere a la rigidez muscular, los neurólogos son capaces de percibirla, pero no de medirla”, explica Morales.

Por eso, el investigador universitario –junto con otros integrantes del Departamento de Ingeniería en Sistemas Biomédicos de la FI, entre ellos Serafín Castañeda, Michelín Álvarez y Luis Jiménez– creará una herramienta para calcular parámetros dinámicos como el comportamiento isotónico de las extremidades superiores durante la flexo-extensión y, de esta manera, medir la rigidez muscular.

También determinará escalas de valores numéricos para, en el caso de tener que medir la fuerza y su comportamiento durante la ejecución de un movimiento, saber a ciencia cierta cuánto es poco y cuánto es mucho.

El mal de Parkinson se analizará desde varias perspectivas; por ejemplo, Jiménez, especialista en imagenología, tratará de observar cómo actúan las sustancias que se les administran a los pacientes y qué efectos tienen tanto en ambos hemisferios del cerebro como en la marcha.

Indicador temprano

Si bien esta neuropatología es de etiología multifactorial, se sabe que ocasiona un desajuste en el cerebro que hace que se produzca menos dopamina en todos aquellos que la padecen.

Lo preocupante, a nivel demográfico, indica el especialista, es que se prevé que esta afección la cual se asocia por lo general a personas mayores comenzará a afectar a una población cada vez más joven.

El Hospital Español ha reportado casos de individuos de 35 años con un cuadro tan grave que ya no responden al tratamiento farmacológico y tienen que ser sometidos a una cirugía.

“Nuestro objetivo es establecer si la marcha en pacientes que tienen la enfermedad de Parkinson presentan algunas características particulares y, a partir de ellas, buscar algún indicador temprano el cual se pueda vigilar. Anticiparse un poco a este problema de salud no será nada fácil”, finaliza el investigador.

(Con información de Gaceta UNAM)

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