La crisis de oxígeno médico, por falla de infraestructura

La diferencia entre el uso medicinal e industrial es que el primero debe ser prefiltrado, para evitar bacterias y cualquier otro tipo de gas

La escasez de oxígeno medicinal en México se debe a una disrupción en la cadena de distribución, pues la infraestructura para su producción dependía de la oferta y la demanda; si bien esta última creció, la infraestructura ya es insuficiente, sostuvo Carlos Rius Alonso, académico de la Facultad de Química (FQ).

El docente del Departamento de Química Orgánica explicó que el de uso médico e industrial se obtiene del aire de la atmósfera, pero para conseguirlo y almacenarlo en tanques pasa por varios pasos, los cuales consisten en comprimirlo, filtrarlo y enfriarlo; en esta etapa se hace la separación entre el oxígeno y el nitrógeno.

La diferencia entre el empleado para uso medicinal e industrial es que el primero debe estar prefiltrado, para evitar bacterias y que esté libre de cualquier otro tipo de gas, pues en la atmósfera se pueden encontrar contaminantes como monóxido de carbono, dióxido de carbono, vapor de agua e hidrocarburos.

Para el uso industrial no hay riesgo de que tenga otros contaminantes, porque se utiliza en procesos de combustión; en cambio, en el medicinal se necesita 99.9 por ciento de pureza: “Utilizar el oxígeno industrial con fines médicos quizá ayudaría a resolver el problema de manera momentánea, pero si su empleo es frecuente podría traer efectos secundarios como irritación pulmonar”, advirtió.

En los hospitales se tienen receptáculos donde se almacena en forma líquida, éste se evapora y se le baja la presión, de acuerdo con la demanda. Un tanque grande tiene cerca de 12 kilos o seis metros cúbicos, suficiente para tres o cuatro días, dependiendo del flujo que requiera el paciente.

El que contienen estos tanques es comprimido bajo presión extrema, la cual se regula con dos válvulas, un manómetro de alta presión y otro de baja presión, con el que se gradúa la cantidad de oxígeno que se desea.

Normalmente, añadió el universitario, se transporta en forma líquida, pero a temperatura de 185 grados centígrados bajo cero, por ello se debe recurrir a sistemas de aislamiento especiales para transportarlo. Así, las tiendas que lo venden lo reciben en forma líquida.

Los distribuidores lo almacenan en tanques criogénicos, donde cabe alrededor de un metro cúbico de oxígeno líquido, equivalente a mil 300 kilos de éste, que alcanzaría para rellenar aproximadamente cien recipientes grandes.

Estrictas especificaciones

En México hay dos compañías que producen la mayor parte del que se reparte en el país; sin embargo, la infraestructura de producción es insuficiente, pues requiere equipos específicos, criogénicos, los cuales no se fabrican en cantidades masivas; asimismo, los depósitos utilizados para almacenarlo requieren estrictas especificaciones por la alta presión que deben tener.

No obstante, la escasez no obedece principalmente a la producción nacional, que está en los límites, sino a una disrupción en la cadena de entrega, porque de pronto aumentó la demanda, fue indispensable una gran cantidad de tanques que no se habían fabricado y, por otro lado, el proceso de llenado no es instantáneo.

La fabricación de estos cilindros no es sencilla, pues uno de oxígeno tiene que estar reforzado con el fondo redondeado para que resista la presión y contar con gruesas paredes de acero; además, tener cuidado en su manipulación, como manejarlo con un capuchón para evitar que se rompa la válvula y ocurra un accidente, dijo.

Rellenarlo es un proceso lento, pues de un sistema líquido se debe convertir a vapor; para ello el cilindro tiene que conectarse al mecanismo de suministro de oxígeno y bajar la presión; después, mediante un procedimiento con bombas, se sube la presión para meterlo en el tanque y lograr la presión requerida.

Una de las opciones para esta escasez son los generadores de oxígeno, dependiendo del modelo, éstos pueden producir de uno a cinco litros por minuto. A una persona con problemas para respirar o con efectos de la Covid-19 le serán más que suficientes dos litros por minuto; para casos graves se requieren tres o cuatro litros de oxígeno, es decir, no necesitan más que un oxigenador.

Esos equipos utilizan un sistema sofisticado de funcionamiento y pueden estar trabajando día y noche sin ningún problema. “El inconveniente es que no se fabrican en México, son importados y su precio ha subido en forma extraordinaria”, concluyó Carlos Rius.

(Con información de Gaceta UNAM)

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