La realidad virtual, un universo sin límites
Como parte de las actividades de la presentación de Carne y arena. Virtualmente presente, físicamente invisible, una experiencia inédita de realidad virtual, el cineasta Alejandro G. Iñárritu sostuvo un encuentro con un grupo de alumnos del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), en donde compartió la vivencia de realizar esta obra que explora la condición humana de los migrantes.
El cineasta reconocido en dos ocasiones con un Oscar como mejor director, platicó con los estudiantes sobre la esencia del proyecto Carne y arena. Explicó que surgió de su experiencia como migrante en Estados Unidos y de una serie de entrevistas a migrantes mexicanos y centroamericanos que han intentado cruzar la frontera norte del país.
“Yo me siento un migrante, lo he sido en los últimos 20 años y estando cerca de Los Ángeles es muy difícil ignorar la realidad de casi 5 millones de mexicanos que se sienten huérfanos, de modo que Carne y arena es el resultado de un proceso de esa exploración que he venido haciendo y que esta nueva tecnología ofrece para abordarla”, aseguró.
Proceso de creación
Sobre el proceso de creación de la instalación y los retos que implicó la utilización de tecnología de punta para generar la realidad virtual, Iñárritu mencionó que fueron casi cuatro años de trabajo, incluyendo un periodo de 12 meses en el que el equipo técnico y creativo tuvo la posibilidad de experimentar tecnológicamente en un laboratorio, partiendo de que había que subordinar la tecnología en favor del tema para lograr una vivencia veraz. “El 80 por ciento de los trabajos actuales virtuales sólo te hace voltear a todos lados mientras estás sentado en una butaca, y lo que yo quería era ofrecer la posibilidad de caminar descalzo en el desierto”, aseguró el director, quien encontró que, al desarrollar su idea en una atmósfera nocturna, aminoraba las deficiencias tecnológicas de la realidad virtual y potenciaba la emoción que pretendía lograr en el participante.
“Imaginar este viaje en la noche no solamente lo hacía más misterioso y amenazante, sino que me permitía enaltecer la emoción humana, sin que la forma tuviera un papel protagónico. Y es que lo virtual solo no me satisface, por eso combiné varios elementos; pero el que lo vivas solo hace una gran diferencia, porque ahorita todo lo vivimos comunalmente; vamos al teatro, al cine, lo compartes en redes sociales, lo posees, y Carne y arena no se puede poseer, ni fotografiar, ni grabar, ni compartir. Es como ir a caminar al bosque, es una relación directa entre la obra y tú”, enfatizó.
Acerca de la diferencia entre realizar cine y trabajar con realidad virtual, Iñárritu dijo que cada experiencia se aborda de forma distinta, pues mientras el cine tiene un marco definido que es donde ocurre la acción, en lo virtual no hay límite y es el espectador quien desarrolla las posibilidades narrativas de la obra: “Estamos hablando de dos medios distintos que no se van a empatar; van a evolucionar, pero no a empatar. La realidad virtual es un universo creado y tú eres un visitante, es todo lo que el cine no es, teóricamente no tienen nada qué ver, ni filosófica ni estéticamente”, finalizó.
(Con información de Gaceta UNAM)