Participan mujeres mayas en rehabilitación arqueológica
Mérida, Yucatán. En su infancia, Nancy Aracely Tzec Aguilar, mujer maya habitante de Yucatán, escuchaba en voz de su abuela la magnificencia de la antigua ciudad de Uxmal.
Algún día llegarán a conocerlo, les decía su abuela. Ella se preguntaba si aquel augurio se cumpliría, pues, cuando era pequeña, gran cantidad de las familias de la comunidad de San Simón, en el municipio de Santa Elena no salían mucho de su pueblo.
Creció con la idea de algún día conocer esa zona arqueológica -patrimonio de la humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura- y, gracias a un programa impulsado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ante la premura de avanzar en los trabajos de rehabilitación por el Tren Maya, el sueño de Nancy se vio cumplido.
Ella y otras mujeres de su poblado se han sumado a un proyecto en el que son partícipes de trabajos arqueológicos de ese antiguo sitio maya, ubicado en la región conocida como el Pucc, la cual floreció en el periodo Clásico tardío del año 600 a 850 dC.
El director general del INAH, Diego Prieto Hernández, presentó un video con los testimonios de las experiencias de esas mujeres en este proyecto de participación comunitaria, donde hacen desde labores de limpieza hasta de señalización de inmuebles junto con los especialistas.
Esto ha ayudado a la economía de las mujeres en la región, que no estaban acostumbradas a ganar su propio dinero, y a que exista una reapropiación de este espacio antiguo maya como parte de su cultura.
El titular de la zona arqueológica de Uxmal, José Huchim Herrera, explicó que el propósito es integrar a las pobladoras mayas al trabajo de arqueología. La labor de estas mujeres ha modificado incluso la percepción de los pobladores indígenas de la zona en torno a ese complejo arqueológico y lo han hecho suyo.
“Cuando iniciamos, la gente no venía, y decía: ‘No vamos, porque es un lugar para gringos, se cobra; no vamos a pagar por entrar a ver las piedras’. Pero cuando ya se integran conocen los edificios, los conjuntos arquitectónicos, y ya saben cada una de las actividades que se desarrollan durante el proyecto arqueológico”, contó Huchim.
Me gusta el trabajo; me respetan
Hoy, las mujeres cuentan a sus familias, en particular a sus hijos, que esa esplendorosa zona arqueológica fue edificada por sus antepasados. Es lo que hicieron nuestros abuelos, nuestros ancestros, afirman.
Wendy Abnal Collí, otra de las participantes en este proyecto, recordó que presenció cuando los expertos descubrieron una elaborada estela con relieves en ambas caras, en octubre de 2022. Fue una emoción inexplicable, apuntó.
Destacó que colaborar en este proyecto permite a ella y a sus compañeras trabajar, ganar su dinero para apoyar nuestros gastos y sacar adelante a nuestros hijos; eso es muy importante para nosotras.
Angélica Collí Abnal, también pobladora de San Simón, relató que trabajar en Uxmal ha sido fascinante para ella.
“Es nuestro patrimonio; nos gusta ver las pirámides. Vengo y platico a mis hijos: ‘Yo hice eso, yo trabajé en esto. Me gusta el trabajo que me dan allá, y me respetan’. Como dice mi esposo, es nuestro patrimonio, también de nuestros hijos; hay que cuidarlo.”
Para el director de Uxmal, esto ha representado una recuperación de su identidad. Para nosotros es muy importante, porque las mujeres y los hombres no sólo están conscientes del trabajo que hacen en la exploración y la restauración de los monumentos de Uxmal, sino que al final se reencuentran, revaloran.
(Con información de La Jornada)