Se ha sobremedicalizado el final de la vida humana
Todos tenemos que prepararnos más para el final de la vida: asumir que la conclusión está ahí inevitablemente; si nos facultamos será más fácil dentro de lo difícil que es, para ayudar incluso a otros a que tomen decisiones. De este modo, podremos ver lo que sí podemos elegir, consideró Asunción Álvarez del Río, profesora e investigadora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina (FM).
La especialista en muerte en la práctica médica, eutanasia y bioética subrayó que la atención médica es indispensable en el final de la vida, pero este “no es un asunto médico, es humano, social y personal”.
“La muerte se ha sobremedicalizado, se le ha quitado todo lo que tiene de social y personal de un ser humano que está cerrando su vida, por lo que se ha vuelto muy necesario defender y favorecer la muerte digna, el buen morir y la atención médica al final de la vida”, añadió.
Al participar en la Cátedra Extraordinaria de Bioética “Eutanasia y el buen morir: perspectivas en México y el mundo”, del Programa Universitario de Bioética (PUB) de la UNAM, la académica expuso: “La muerte digna tiene que ser el objetivo cuando ya se sabe que una persona se está acercando al final de su vida, y ya es algo que no se pueda revertir a una condición de salud o de calidad de vida. Nos referimos a toda esa etapa que precede el momento de morir ¿Qué lo hace digno?, pues que se dé con el menor sufrimiento, y se tome en cuenta la autonomía de las personas, sus deseos, sus valores, y en la medida que pueda, sea quien dirija el final de su vida, porque en la práctica esto no sucede muchas veces”.
¿Cómo favorecer una muerte digna?, se preguntó Álvarez del Río. Primero, dejarse guiar por los principios bioéticos de la práctica médica, como la beneficencia y el respeto a la autonomía y, de manera general, por supuesto, la relevancia de la comunicación entre el personal médico, el paciente y la familia a fin de darle elementos para que pueda decidir; además de la atención del sufrimiento, así como el apoyo y acompañamiento de otras especialidades.
Estrategias
La universitaria citó algunas estrategias en el mundo para facilitar una muerte digna sobre el final de la vida: la suspensión de tratamientos no curativos, es decir, que ya no ayudan e incluso pueden perjudicar, por ejemplo, en el caso de algunos cánceres en etapa terminal o la ventilación mecánica, diálisis, reanimación cardiopulmonar, drogas vasoactivas para sostener la presión arterial, así como la hidratación y alimentación artificiales.
Una decisión más que se puede confundir con lo que se conocía como eutanasia pasiva, es cuando el médico ofrece los tratamientos y el paciente da o no su consentimiento para aplicarlos, indicó.
Además de decidir por cuidados paliativos o voluntad anticipada, un medio más es la ayuda médica para morir, que no está legalizada en México y se refiere a la muerte médicamente asistida, que incluye la eutanasia y el suicidio médicamente asistido los cuales se consideran cuando están agotadas todas las posibilidades de curación y alivio o los tratamientos rechazados por el paciente.
Asunción Álvarez mencionó también el suicidio médicamente asistido (SMA), el cual se refiere a la ayuda que da el personal médico a un paciente en respuesta a su solicitud proporcionándole los medios para morir sin dolor y así poner fin a un sufrimiento intolerable; es el enfermo quien realiza la acción final que causa la muerte.
Otra forma de adelantar la muerte, explicó, es la VSED, que son las siglas en inglés de voluntarily stop eating and drinking, que es el rechazo a alimentarse e hidratarse para morir, usada en varios países de Europa, además de Estados Unidos y Canadá, y la cual no se ha discutido en México. Al seguir los lineamientos y con acompañamiento para el alivio de síntomas se ha reportado que es muy tolerable y la muerte se produce entre cuatro y 14 días.
Panorama
La doctora en Ciencias por la UNAM, indicó que en donde se permiten la eutanasia y el SMA son en Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Canadá, Colombia, España, Nueva Zelanda; así como el suicidio asistido en Suiza y Alemania, sin que la persona tenga condiciones médicas desfavorables. En todos los casos hay que asegurarse que el pedido de la persona es voluntario.
Según el reporte de casos hasta 2023 en Países Bajos, a los 21 años de aplicación de la ley en dicha nación hubo 9 mil 68 casos de muertes con ayuda médica para morir, que corresponden al 5.4 % del total de fallecimientos en ese sitio. La mayoría son eutanasias (97.7 %); en Canadá en 2023 fueron más de 15 mil casos, que corresponden al 4.7 % del total de muertes en esa nación.
En México, precisó la especialista, se permite la sedación al final de la vida, lo cual es positivo, pero no responde a la necesidad de muchos pacientes por lo que deben discutirse otras opciones.
(Con información de Gaceta UNAM)