YPFB suma toda su fuerza a la transformación de Bolivia
Con ello, se dinamizó el sector y garantizó la provisión de gas natural y combustibles líquidos para el mercado interno y externo
La Paz, Bolivia. Las inversiones en las actividades de exploración, explotación y plantas de separación de líquidos permitieron a la empresa estatal Yacimientos Fiscales Petrolíferos Bolivianos (YPFB) consolidarse como la fuerza que actualmente transforma a Bolivia, y un referente en Latinoamérica.
Para incrementar las reservas hidrocarburíferas, YPFB invirtió 14 mil 429 millones de dólares desde 2006, año en que fue nacionalizada esa empresa por el presidente Evo Morales, hasta mayo de 2019.
El Primero de mayo de 2006, Morales promulgó el Decreto Supremo 28701 ‘Héroes del Chaco’ que nacionalizó los recursos naturales a favor del pueblo boliviano, y reactivó a la petrolera como la entidad más importante del país.
La concentración de los recursos en actividades de upstream (exploración y producción) con ocho mil 900 millones de dólares, seguido de la industrialización (dos mil millones) favoreció la dinamización del sector y garantizó la provisión de gas natural y combustibles líquidos para el mercado interno y externo.
Asimismo, trajo consigo el cambio de la matriz energética en el país suramericano al incrementarse las instalaciones de gas domiciliario para beneficio de millones de bolivianos, así como la ejecución de proyectos para la transportación, refinación y almacenamiento para responder a la demanda nacional.
Para esta realidad, fue diseñada una ruta exploratoria hasta 2022 que contempla la perforación de 28 pozos, de los cuales 12 están en ejecución y 16 en programación, según fuentes oficiales.
El presidente de la estatal petrolera boliviana, Óscar Barriga, declaró en agosto pasado al diario Cambio que esa estrategia denominada ‘La ruta de la Exploración’ tiene beneficios a largo plazo y prevé reponer e incrementar las reservas, así como el reemplazo de los actuales megacampos del subandino sur por nuevos proyectos.
‘Esta inversión no sólo está orientada a nuevos campos y áreas exploratorias, sino también a la explotación de nuevas regiones dentro de las áreas de contrato actuales y además garantizar una inversión en los servicios asociados a la exploración’, precisó.
Para el éxito de ese proceso, fue necesario realizar estudios regionales de geología y geofísica para culminar con la perforación de un pozo exploratorio.
YPFB y las empresas operadoras llevaron a cabo importantes proyectos mediante la adquisición de datos sísmicos, gravimétricos, magnetotelúricos, geoquímicos, geología de superficie, entre otros, que favorecieron la integración regional y la consolidación del conocimiento sobre los sistemas petroleros en el país.
Significativos resultados muestran en la actualidad los pozos Los Monos-X12, Chaco Este X-1 y Chaco Este X-2 (Tarija), Incahuasi-5 y Florida X-2(Santa Cruz) y Boyuy X-2 (Gran Chaco).
Por otra parte, se realizaron estudios en diferentes zonas hidrocarburíferas como Madre de Dios (Beni, La Paz y Pando); Altiplano (Oruro, Potosí y La Paz); Pie-Monte-Boomerang (Cochabamba y Santa Cruz); Subandino Norte y Llanura Beniana (La Paz, y Cochabamba) y Subandino Sur-Pie de Monte y Llanura (Tarija, Chuquisaca y Santa Cruz).
Industrialización del gas
La industrialización del gas natural en Bolivia fue un pedido del pueblo que el presidente Evo Morales, materializó en septiembre de 2017 con el inicio de las operaciones de la Planta de Amoniaco y Urea en Bulo Bulo (Cochabamba).
Para producir y comercializar el Gas Licuado de Petróleo (GLP), fueron creadas las plantas de Separación de Líquidos Río Grande (Santa Cruz), la Carlos Villegas de Quiroga (Tarija), ambas financiadas con recursos provenientes de las Reservas Internacionales Netas a través de créditos del Banco Central boliviano.
En un inicio, la planta de Río Grande, una inversión de 191 millones de dólares, abastecería de GLP y gasolina al mercado interno y, con su capacidad de procesamiento y producción, fueron posibles las exportaciones a países vecinos como Paraguay, Uruguay y Perú.
Por su parte, el complejo Carlos Villegas de Quiroga, una inversión de 695 millones de dólares, es cinco veces más grande que Río Grande y se ubica entre las tres más grandes de la región en cuanto a capacidad de procesamiento, después de Bahía Blanca (Argentina) y Camisea (Perú).
El ministro de Hidrocarburos de Bolivia, Luis Alberto Sánchez, aseguró en marzo pasado que, de no existir esas plantas, hubieran erogado 710 millones de dólares por la importación de GLP.
Sánchez precisó que de 2013 a 2018 generaron ingresos por 194 millones de dólares por concepto de exportación.
‘Si sumamos lo que hubiésemos erogado por la importación, más los ingresos generados por la exportación, son 904 millones de dólares, es decir, la inversión en ambas plantas fue cubierta’, reafirmó.
Recordó que esos complejos industriales son responsables de la extracción de los líquidos de la corriente de gas natural de exportación a Brasil y Argentina, un ahorro económico resultado de la política, estrategia y plan energético, impulsados por el mandatario boliviano.
Destacó que el contrato de venta de GLP a Paraguay actualmente es posible por esas plantas separadoras que al año registran 30 millones de dólares por la comercialización de 58 mil toneladas métricas.
El gas natural rico en metano, etano, propano, butano y otros compuestos provenientes de los megacampos alimentan a la Carlos Villegas de Quiroga a través del Gasoducto de Integración Juana Azurduy.
El Gobierno del presidente Evo Morales, impulsa varias políticas para beneficio económico y social del país de la mano de YPFB, una compañía nacionalizada en 2006 y que gracias a esa histórica decisión ha generado ingresos de 38 mil 343 millones de dólares por concepto de renta petrolera.
Según un análisis de la revista internacional América Economía, se ubicó el pasado año como la segunda empresa petrolera en mejorar su utilidad total entre las 500 de Latinoamérica con 332,5 millones de dólares en comparación a sus ventas.
(Con información de Prensa Latina)