Desempleados en Brasil, en busca de cualquier trabajo
Con 13 millones de desempleados en Brasil, la población económicamente activa no puede darse el lujo de ser muy selectiva
Fuera de una oficina de empleo en Rio de Janeiro, Thaysa dos Santos dice que está lista para aceptar cualquier oferta de trabajo. Con 13 millones de desempleados en Brasil, no puede darse el lujo de ser demasiado selectiva.
La principal economía de América Latina amenaza con caer nuevamente en recesión, dos años después de resurgir de una crisis devastadora, y encontrar empleo es más complicado que nunca.
«Ahora es muy difícil», dice dos Santos, una ex asistente de oficina de 27 años, que lleva tres meses buscando un empleo a tiempo completo.
«La gente no puede ser melindrosa. No podemos obtener un empleo que concuerde con nuestro currículo, así que tenemos que tomar lo que esté disponible».
La tasa de desempleo de Brasil, de 12,3%, es más alta que en cualquier momento de la recesión de 2015 y 2016, que provocó que la economía cayera un 6,8%.
Un crecimiento lento desde entonces -la economía se expandió 1,1% tanto en 2017 como en 2018 y el propio Banco Central prevé 0,8% este año- desanima las contrataciones, a pesar de la llegada de un gobierno con un programa promercado.
El presidente Jair Bolsonaro, que llegó al poder en enero, afirma que la llave para el crecimiento es su proyecto de reforma de las jubilaciones, resistida por los sindicatos y buena parte del Congreso.
Sin mucha ayuda estatal, gran número de desempleados depende de sus familias o acepta empleos informales, menos remunerados, con pagos en efectivo, sin beneficios de salud ni seguridad.
Wanderson Cesar, de 32 años, lleva cuatro años buscando un puesto permanente como guardia de seguridad. Se considera con suerte porque su esposa trabaja como recepcionista. Con el dinero que obtiene en trabajos a destajo la pareja puede sobrevivir.
«Necesito trabajar para proveer comida a mi familia, necesito ayudar», dice Cesar mientras espera turno en la oficina de empleo.
La escasez de empleos es solo uno de los problemas. Algunas compañías tienen dificultad para atraer candidatos cualificados para posiciones disponibles, afirma Aline Cardoso, secretaria del Trabajo de Sao Paulo.
«Esto sucede en profesiones más técnicas o sofisticadas, pero a veces incluso en oficios más básicos faltan candidatos cualificados», agrega.
El sistema educativo brasileño es parcialmente culpable del problema.
El Banco Mundial estimó en 2017 que a un quinceañero brasileño le tomaría 75 años alcanzar el nivel de competencia en matemáticas promedio de la OCDE, y más de 260 años el de lectura.
Y primero deben terminar el colegio. La OCDE dijo el año pasado que solo 69% de los brasileños de 15 a 19 años están escolarizados.
Como muchas brasileñas, Lucia Santos no se graduó de la secundaria. La joven de 23 años con dos hijos lleva cinco buscando un empleo a tiempo completo como cajera.
«Ahora es más complicado, porque los empleadores quieren que hayas terminado la primaria», comenta.
Muchos desisten
El desempleo crónico es un flagelo social.
La cantidad de personas sin trabajo por más de dos años llegó a 3,3 millones en el primer trimestre, un incremento de 42,4% en los últimos cuatro años, según el gubernamental Instituto de Investigación Económica Aplicada (Ipea).
Esa situación causa estragos, dice Paulo Vasconcelos, coordinador de la Comunidad Católica Generando Vidas, que gerencia la oficina de empleo.
«Tenemos personas desempleadas por un año, año y medio, dos años», señala Vasconcelos, que advierte de un incremento en las tasas de depresión e impotencia entre quienes buscan empleo.
«Este año hemos empezado a ver a mucha gente buscando trabajo, que no tiene nada de comer».
Muchos han desistido completamente de la búsqueda: 4,9 millones de personas, una cifra sin precedentes, figuraban en el contingente de «desalentados» en el periodo marzo-mayo, 100 mil más que un mes antes.
Marcelo dos Santos se ha presentado para varios puestos desde que perdió su empleo hace 15 meses en el sector de la construcción. Pero «nadie me ha llamado», dice a la AFP este hombre de 48 años en una oficina gubernamental de empleo en Sao Paulo.
«Estos 10, 15 meses (sin trabajo), nunca me había ocurrido antes», comenta.
Problema estructural y cíclico
Una economía en lento crecimiento dificulta la creación de empleos, afirma Jose Ronaldo Souza, economista del IPEA, advirtiendo que la tasa de desempleo «podría empeorar».
Y esto crea efectos encadenados.
«Con tantos desempleados, el crecimiento del consumo es probable que se mantenga débil», señala William Jackson, de Capital Economics.
Para este experto, «es difícil ver otros motores de crecimiento en la economía brasileña; el crecimiento global es débil, lo que desalentará a los exportadores, y la política fiscal se está endureciendo».
Para Alex Agostini, de Austin Rating, no hay soluciones fáciles para un problema que es a la vez estructural y cíclico.
La falta de inversiones en educación y capacitación en un país con una población joven importante ha exacerbado el desempleo.
A pesar de los desafíos, Thaysa dos Santos dice que es optimista.
«Tienes que serlo», afirma.
(Con información de AFP)