Piden plan anti VIH-Sida para mujeres parejas de migrantes

Yucatán ocupa el cuarto lugar nacional en nuevos casos de VIH y a quienes más afecta es a las poblaciones vulnerables, recalcó Quintal

Mérida, Yucatán. “En Yucatán tenemos una deuda de políticas públicas en atención a la detección de VIH en personas migrantes”, dijo la profesora e investigadora Rocío Quintal López, sobre el estudio que realizó ante los factores de vulnerabilidad asociados a la potencial adquisición del VIH-SIDA entre mujeres mayas parejas de migrantes.

Actualmente, Yucatán ocupa el cuarto lugar nacional en nuevos casos de VIH y a quienes más afecta es a las poblaciones vulnerables, recalcó la experta.

La investigación sobre el fenómeno de migración y la relación con el VIH-SIDA se realizó en el Centro de Estudios Regionales Hideyo Noguchi y parte de otras investigaciones, como la de Mario Bronfman, pionero en el tema. El estudio comenzó en 2014 y se realizó un seguimiento en 2018.

“La movilidad es un factor de vulnerabilidad para adquirir el VIH, en este sentido, concretamente una persona migrante tiene tres veces más posibilidades de adquirir el virus que una persona no migrante”.

La investigadora recalcó que es importante tomar en cuenta este dato a la hora de elaborar políticas públicas en torno a este tema.

El estudio se enfocó en hombres mayas que migran, tanto migración internacional como regional.

“La migración en las comunidades del interior del estado se ha vuelto una estrategia para aumentar la calidad de vida de las familias. Hasta el día de hoy los proyectos económicos que den para salud y educación no existen en el interior y las familias se ven en la necesidad de tener un ingreso extra”.

El perfil migratorio de los yucatecos son hombres que viajan solos y las mujeres se quedan en su lugar de origen, a partir de ello, los hombres sostienen prácticas sexuales de riesgo en los entornos migratorios, dijo la doctora.

Incluso, dijo Quintal, los primeros casos de VIH en Yucatán que se registraron fueron en comunidades migrantes alrededor de los años 80.

“En estas relaciones no existe el uso del preservativo, adquieren el virus del VIH, regresan a su comunidad y contagian a las esposas. No hay uso del condón con la pareja estable”.

Como parte de la investigación los hombres fueron cuestionados sobre por qué no usan el preservativo en estas relaciones extramaritales y la mayoría contestó que no lo usaron “porque la mujer se ve sana”.

Usualmente, el virus es detectado en la esposa, cuando asiste a una revisión general o cuando están embarazadas, puesto que los migrantes tienen un acceso restringido a servicios de salud, pues durante la semana laboral no asisten al médico y los fines de semana que regresan la clínica de la comunidad está cerrada, indicó.

A pesar de que las mujeres reconocer el riesgo de la migración ante el contagio de VIH, la creencia del amor romántico imposibilita ver a su pareja en ese escenario

“Sí, pero mi pareja no, mi marido me cuida, pensando en el amor romántico, desafortunadamente esto hace que baje su percepción de riesgo”, explicó.

En el caso del VIH, una detección temprana marca la diferencia en el tratamiento de la misma, con el uso de medicamentos antiretrovirales.

La vulnerabilidad de las mujeres mayas antes el VIH persiste debido a diferentes factores, desde ser mujer, ser pareja de migrante, ser indigena, tener poco acceso a la educación, etcétera.

Además, la investigadora recalcó que existe un desabasto de pruebas de detección temprana de VIH en el interior del estado, lo que dificulta un tratamiento temprano.

La lejanía con la pareja abre a los hombres diferentes posibilidades, además, salir de la comunidad relaja los criterios de las prácticas sexuales que sostienen, “llegan a tener conductas de intercambio con personas del mismo sexo que no tendrían en su comunidad”.

(Con información de La Jornada)

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