Los problemas familiares agobian a los yucatecos
Se debería trabajar con la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia para evitar que las cuestiones familiares se agraven
Mérida, Yucatán. “Cuando el amor se acaba, no hay más pasión, queda la soledad y un mal del corazón”, reza la canción del cantante puertorriqueño José Feliciano. Cuando se termina el amor es difícil recoger los pedazos que quedan, pero para muchos el divorcio supone un punto de inflexión en sus vidas, y también en la vida de los hijos cuando los hay.
“Por los hijos están atados de por vida, les explicamos mucho a las partes, si se divorcian van a dejar de ser pareja, pero siempre van a ser papá o mamá, mamá o mamá, papá o papá; bajo los ojos del niño o la niña siempre serán su familia, implica que tienen que superar eso”, señala Luis Alfonso Méndez Corcuera, Juez Tercero de Oralidad Familiar, turno vespertino de Mérida.
Y abunda: “por ejemplo, 15 años de la niña, ni modo que uno de los dos no vaya; la boda; bautizos de los nietos; eventos escolares; y si ellos se están peleando, si les es incómoda o dolorosa esa circunstancia, imagínese para el menor”.
El Juez Corcuera opina que, si bien nuestro estado goza de bondades como una baja tasa de homicidios, de secuestros o la ausencia de delincuencia organizada, “sin embargo estamos muy arriba en problemas familiares, en materia penal tenemos un alto índice de delitos de violencia familiar, delitos sexuales, incumplimiento de obligaciones y eso se ve reflejado en las familias, vemos que hay mucha descomposición familiar”.
Considera que habría que, a través de políticas públicas, atacar los problemas desde la raíz, “si vemos que del problema penal deviene mucho el conflicto familiar se debería trabajar con la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia, la Secretaría de Educación Pública, los maestros, para empezar a educar desde casa, porque al fin y al cabo cuando nos llega al Juzgado, el problema ya estalló, nosotros somos los que apagamos el fuego, pero habría que evitar que esto ocurriera”.
Corcuera indica, también, que hay municipios como Celestún, Halachó y Progreso, en la actualidad, que muestran divorcios con una alta carga conflictiva.
Conforme a la última estadística de 2018 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), presentada en 2019, la tasa de divorcios por 10 mil habitantes en Yucatán es del 11 por ciento, por debajo de la media nacional, en tanto la edad promedio para divorciarse en nuestro estado es de 38.2 años para mujeres y 40.1 para los hombres.
A nivel nacional, durante el 2018 se registraron 156 mil 556 divorcios; 13 mil 968 fueron resueltos por la vía administrativa y 142 mil 588 por la judicial. Las entidades que registraron las mayores tasas de divorcios por cada 10 mil habitantes fueron Nuevo León con 30.0, Aguascalientes con 25.4 y Chihuahua 24.1, mientras que la tasa nacional fue de 12.5.
Existen tres tipos de divorcios, el administrativo a través del cual los cónyuges se presentan voluntariamente en el Registro Civil y reciben el acta de divorcio, siempre que no tengan hijos menores de edad o que no haya bienes en común; el voluntario, cuando ambas partes están de acuerdo y, por último, el sin causales o incausado cuando sólo una de las partes lo solicita.
Las principales causas del divorcio a nivel nacional fueron el divorcio incausado con el 60.4 por ciento, seguido por el mutuo consentimiento con el 36.0 por ciento.
En Yucatán, los procedimientos de divorcio incausado, que son los más comunes, registraron un crecimiento de mil 705 en 2013 a dos mil 891, en 2019, y a enero de este año ya se han solicitado 253 divorcios.
En 2019, se divorciaron en Mérida mil 723 parejas, mientras que mil 168 lo hicieron en el resto del estado.
El experimentado magistrado precisa que no se puede generalizar en el aspecto de si son más las mujeres o los hombres quienes piden el divorcio, afirma que se ve una tendencia pareja no sólo en sexos, sino también en los niveles socioeconómico y educativo, pero sí reconoce que es la generación de entre 20 y 30 años la que más lo solicita.
Comenta que hoy en día con el matrimonio igualitario, si una pareja del mismo sexo se divorcia también deberá pasar por los Juzgados familiares, “porque matrimonio es matrimonio”.
“Acá tenemos de todo, el problema no es de género u orientación, es más de la persona, ya inclusive tenemos muchos juicios en que los papás se quedan con la custodia, muchos casos en que la mamá abandona el hogar”, detalla.
Puntualiza que no se puede generalizar “es parejo, yo trato de no manejar ni estigmas ni estereotipos, ver realmente a las personas, ver con base a las pruebas”.
Algunas anécdotas
Para algunos el divorcio puede ser dramático, pero para otros amerita una celebración, así el Juez narra que en una ocasión llegó una pareja joven a divorciarse voluntariamente, “entraron como amigos, al terminar la audiencia se abrazaron y se tomaron una selfie para subirla al Facebook”, al tiempo que manifiesta que sabe de casos que suelen organizar una fiesta de divorcio.
Pero no todo es miel sobre hojuelas, también ha visto como los testigos de las partes han terminado a los golpes en el pasillo del Juzgado, por tomar partido, “eran los amigos de él o ella y sus parientes, y eran de la alta sociedad”, concluye.
(Con información de La Jornada)