Los inmobiliarios ‘invaden’ áreas de periferia de Mérida
Han tenido varios conflictos de despojos, compras irregulares de tierra, fraudes y problemas con quienes ocupan estas viviendas
Mérida, Yucatán. Por las cataratas, consecuencia de su avanzada edad, doña María Concepción Herrera Chan ha perdido la vista. Sin embargo, aún recuerda la imagen de su pueblo, Santa Gertrudis Copó: lo ve todo lleno de árboles, verde, recuerda el paso de los trucks sobre los rieles que cargaban el “oro verde”: henequén. La tranquilidad de caminar sin temor a ser atropellados.
Antes de perder la vista por completo, alcanzó a ver las nuevas viviendas que se empezaban a construir alrededor de su comunidad, que ahora luce completamente diferente a hace unos años. Si pudiera volver a ver, doña Concepción desconocería por completo a su comunidad.
“Antes había henequén, sacábamos henequén, todo eso lo hacía con mi difunto marido, vivía bajo una mata grande de huaya, había trucks para ir a buscar el henequén en San Pedro Noh Pat, con las mulas y caballos grandes”, indica.
La expansión sin control de decenas de desarrollos inmobiliarios, edificios, departamentos y viviendas de lujo en la periferia amenaza a varias comisarías, subcomisarías y poblaciones mayas del norte del municipio de Mérida, como Copó, Chablekal, Temozón, Cholul, Caucel, entre otras. Grandes complejos contrastan con la imagen rural de los poblados, parecen “devorar” a las comunidades, lo que refleja una desigualdad social; por un lado, se cuenta con todos los servicios, pero el otro no tiene escuelas u hospitales.
Además, los pobladores temen desaparecer por estos grandes complejos habitacionales, también han tenido varios conflictos de despojos, compras irregulares de tierra, fraudes y problemas con quienes ocupan estas viviendas, ya que no respetan sus tradiciones, costumbres y festividades, Les molesta que hagan sus fiestas patronales, que críen animales en sus patios. Sus calles, donde transitaban a pie o en bicicleta, se han convertido en “autopistas” o calles de paso para muchos automóviles.
Expertos indican que esta situación es un nuevo tipo de colonialismo, ahorcan las comisarías. “Estamos viviendo un momento muy intenso de colonización, equiparable a muchas cosas que se vivieron a finales del siglo XV y XVI: convertir pueblos en fraccionamientos. Este nuevo colonialismo está impulsado principalmente por los negocios inmobiliarios en colusión con las autoridades municipales”, expresó en una conferencia Rodrigo Llanes Salazar, antropólogo y académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Un ejemplo palpable de esta problemática se observa en Santa Gertrudis Copó, una comisaría meridana cuya población es de apenas 707 personas. Una imagen refleja la desigualdad: el campo de fútbol de la comunidad junto a una telesecundaria; atrás, grandes edificios parecen absorber al poblado.
(Con información de La Jornada Maya)