Jóvenes rurales, los más obesos entre yucatecos
La población entre 12 y 19 años deja de comer los alimentos tradicionales, ricos en nutrientes, por incorporar
Mérida, Yucatán. Más del 50 por ciento de la población joven rural de Yucatán, de entre los 12 y 19 años, padece sobrepeso y obesidad, esto esencialmente por su situación económica, pues le es más accesible la comida «chatarra» y bebidas edulcoradas, en lugar de alimentos sanos, indicó Odette Pérez Izquierdo, nutrióloga y catedrática de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).
De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (Ensanut) expuestos por la investigadora, la cifra de adolescentes que habitan en localidades urbanas del estado que padecen sobrepeso y obesidad, pasó del 42.5 por ciento en 2006 a 42 por ciento en 2012; sin embargo, para los habitantes rurales esta cifra representa el 52 por ciento, cifra mayor a la media nacional en este rubro, precisó.
La nutrióloga ha trabajado, junto a estudiantes de la carrera de nutrición de la UADY, con varias comunidades rurales en educación nutricional y alimentaria; actualmente tiene un proyecto financiado por la Fundación Kellogs con jóvenes adolescentes de entre 12 y 19 años de Chacsinkin para mejorar su salud alimentaria.
De acuerdo con la experta, esta localidad es un reflejo de lo que se ha detectado en las comunidades del interior del estado, donde los jóvenes presentan sobrepeso y obesidad. Sólo en esta población, alrededor del 35 por ciento de este sector padece este mal y otros ya presentan riesgos cardiovasculares.
Transición alimentaria
La especialista ha detectado que los jóvenes tienen malas prácticas alimentarias ya que dejan de comer los alimentos tradicionales, ricos en nutrientes, por incorporar los “modernos”, como refrescos, que es lo que más consumen los jóvenes, aunado a las frituras, galletas y chicharrones, que no son caros y pueden acceder a ellos más fácilmente.
Si bien, gran parte de las familias de estas poblaciones siguen cultivando alimentos, no lo hacen con frecuencia, y de todos modos los jóvenes prefieren lo comida “basura”, sin embargo, los abuelitos aún tienen la cultura alimenticia más arraigada.
Además, los jóvenes tienen la percepción de que comer cierto tipo de alimentos es de pobres, por ejemplo, en las pláticas que les ofrecen les dan la opción de que pueden combinar los alimentos, como el huevo con chaya o frijol, pero ellos dicen: “siempre comemos chaya, la chaya es para pobres”. No obstante, piensan que al comprar refrescos embotellados de tal marca les ofrece otro estatus.
Percepción corporal
La académica también indicó que es tanta la influencia de diversos medios, que se hizo un estudio de percepción corporal con los chicos y notó que aspiran a tener una silueta más delgada, a pesar de que comen “chucherías”.
Alternativas
La política alimentaria en el país debe cambiar, subrayó la nutrióloga; debe centrarse en la educación, por su parte, las empresas que venden chatarra tienen que pagar impuestos más elevados para que a la gente le sea más difícil acceder a estos productos; además deben mejorar el etiquetado de estos productos para que tengan mensajes donde se evidencien las consecuencias de su consumo.
(Con información de La Jornada Maya)