Fin de Ley seca dispara la venta de cerveza en Yucatán
Los consumidores hicieron sus encargos con anticipación, pues no se sabe hasta cuándo volverán los camiones surtidores
Mérida, Yucatán. Sonriente y muy de prisa desciende don Hugo de su Tsuru, camina hacia la cajuela y baja un cartón de cerveza que está a la mitad.
Él y todos los concesionarios de las compañías cerveceras que operan en el estado pueden laborar a partir de hoy bajo un esquema de servicio a domicilio, la Ley Seca ha llegado a su fin.
Desde hace casi una semana los propietarios de expendios levantan pedidos de sedientos clientes que no quisieron arriesgarse al inminente desabasto de cerveza que habrá en Yucatán, pues es del dominio público que la producción de las espumosas se encuentra detenida a razón de la pandemia del COVID-19.
Según se pudo averiguar, los teléfonos de los surtidores no han parado de sonar desde que los pusieron a disposición de su clientela a fin de que hagan sus encargos con anticipación, pues no se sabe hasta cuándo los camiones surtidores volverán.
La semana pasada varios de estos comerciantes reportaron que tanto la Heineken-Moctezuma como Grupo Modelo -los dos grandes consorcios cerveceros- repartieron sus pedidos incompletos, presuntamente “para que les toque a todos”, ya que lo que se vende hoy en Yucatán es producto de las bodegas de ambas compañías.
No son pocas las agencias que en pocas horas “movieron” toda su etílica mercancía y anunciaron desde hace días que dejarían de tomar pedidos hasta nuevo aviso, a la espera de que pase el camión de nueva cuenta para surtirlos de cerveza.
Aunado a la saturación del mercado, la probabilidad de un desarrollo ciclónico sobre la península yucateca causó importantes precipitaciones en la región, situación que indudablemente retrasó la entrega de los pedidos, ya sea en plataformas digitales como directo de las agencias.
En muchos de los casos, los repartidores -contratados provisionalmente- hacen su trabajo en motocicleta o triciclo, por lo que la lluvia representó un factor que mermó su capacidad de entregar los pedidos en tiempo y forma.
Incluso se tuvo el reporte de que las órdenes efectuadas vía las aplicaciones de Rappi y Uber Eats se retrasaron por esta misma razón. Una canastilla de cerveza, que en situación normal tardaría de 20 a 25 minutos en llegar, se demoró hasta una hora.
Los precios también dieron de qué hablar entre quienes adquirieron cerveza hoy, pues la pandemia impidió que los concesionarios aplicaran las promociones a los que sus clientes estaban acostumbrados, así que un six de Barrilito, cuyo precio oscilaba los 55 pesos; ahora cuesta 78. Lo mismo con los “misiles” que ahora importan 35 pesos cada uno.
“Es mejor que como estábamos antes”, comentó Manolo mientras recibía gozoso su “plancha” de Tecate Light. Durante la Ley Seca el aficionado del lúpulo pagó hasta mil pesos por 24 latas de la espumosa bebida. Ahora sin problemas paga el precio -casi- normal; y los 20 pesos que don Hugo le cobró por llevársela hasta su casa.
El gobierno del estado decretó como “condición” al levantamiento de la prohibición que únicamente se puedan adquirir ciertas cantidades del producto. Para dicha empresa, las cervecerías dotaron a sus concesionarios de una plataforma que registra el nombre y dirección del cliente, y con esto evitar que se compre de más.
Dicha medida, pese a ser un candado que evitaría el acaparamiento y busca promover el consumo responsable, ha propiciado las compras “carrusel”, es decir, que se hagan pedidos a diferentes agencias ante el temor de un nuevo decreto que prohíba la venta de alcohol; o el inminente desabasto del codiciado líquido.
A quien no le hizo ninguna gracia la derogación de La Ley Seca es a cientos de los llamados “clandestinos”, que desesperados sacaron a relucir sus “promos” ayer domingo, a sabiendas de que el día de hoy ya se podría comprar alcohol a precios accesibles. “Se les acabó su agosto”, ríe don Hugo mientras cierra la cajuela de su Tsuru y se dirige, a toda prisa, a atender al siguiente cliente.
(Con información de La Jornada)