Estudian plantas de Yucatán con fines farmacológicos

Las plantas son vida, protagonistas de varios procesos naturales, señala química farmacobióloga del CICY

Mérida, Yucatán. Desde pequeña Rocío Borges Argáez demostró su interés y amor por las ciencias y la naturaleza. Sus áreas favoritas eran la Química y Biología. A través de los años, fue cultivando esta pasión, de manera natural, “como la evolución” y pudo combinar estas dos pasiones en su carrera profesional.

Actualmente es investigadora de la Unidad de Biotecnología del Centro de Investigación Científica de Yucatán. (CICY); desde hace más de 20 años, estudia los compuestos químicos de las plantas de la región, sus propiedades medicinales y curativas, para así luego poder usarlos como medicamentos, llamados fitofármacos, que aliviar varias enfermedades. Ha patentado varios descubrimientos y ha impulsado diversas investigaciones junto con otros colegas del CICY.

Las plantas –apunta Rocío Borges– son vida, protagonistas de varios procesos naturales; sus propiedades ayudan a la creación de fármacos que previenen o alivian varias enfermedades en los humanos y animales. Por eso, ante la deforestación y el incremento de los desarrollos urbanos hay que protegerlas más que nunca: “Para mí no es un trabajo, es un gusto estar aquí haciendo lo que me gusta, es lo que me hace feliz”, afirmó.

Su acercamiento con las ciencias “fue algo que se fue cultivando, como uno va evolucionando como ser humano, es algo que se dio de manera natural”.

Sus primeras inquietudes empezaron desde la secundaria, le llamaba la atención la Química y Biología. Eran materias muy fáciles para ella. Le gustaba la investigación de fármacos, cómo éstos pueden afectar el organismo, tanto de manera benéfica como negativa, aunado a los estudios de toxicidad.

Cuando empezó sus estudios de licenciatura en Químico Farmacobiólogo, era un campo dominado por hombres; siempre tuvo el respaldo de su familia, y una de sus grandes influencias fue su hermana, quien estudió la carrera de Químico Biólogo Agropecuario.

Al hacer sus prácticas profesionales conoció el centro de investigación del CICY. Supo que a eso dedicaría y que quería tener su propio laboratorio de análisis químicos; años más tarde, dicho espacio se convirtió en su lugar de trabajo.

“Es ahí donde me empezó a entrar el gusanito de la ciencia, aquí hice tesis trabajando en algo que tenía que ver con fármacos de fuentes naturales y desde ahí esto me encantó”, comentó.

No obstante, aunque ya contaba con su propio laboratorio, se dio cuenta que necesitaba capacitarse más en el ramo de la investigación, por lo tanto, abandonó este espacio para seguir nutriéndose de conocimiento y estudió su doctorado.

Sin embargo, este lugar es su casa, y uno siempre vuelve a los lugares donde fue feliz. Hoy en día sigue siendo investigadora de este centro. “Tengo más de 20 años trabajando en la búsqueda de compuestos con actividades farmacológicas de fuentes naturales de la región”, es decir, darles un valor agregado a los recursos naturales, en ese caso las plantas de la región.

(Con información de La Jornada Maya)

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