En derechos humanos, hay mucho por hacer en Yucatán
La entidad se presume como un “oasis de paz”, pero a lo largo de los años Lourdes Medina ha podido comprobar que no es así
Mérida, Yucatán. La abogada Lourdes Medina Carrillo tiene presente en la mente dos momentos que la han marcado como persona y profesional del derecho: el cierre de una megagranja en Homún, la cual afecta la salud, el medio ambiente y el agua de la comunidad y el desmantelamiento de una red pornografía infantil en Yucatán, conocida como Yukatercos y la detención de los personas responsables.
Situaciones que le han servido para demostrarse que este es el camino correcto que debe seguir, esta es la manera en la que le gusta ejercer su labor como abogada. Siente calma, y una paz momentánea, porque sabe que todavía hay muchos más casos de vulneración de los derechos humanos en un estado que se presume como un “oasis de paz”, pero a lo largo de los años ha podido comprobar que no es así.
La abogada invita a las y los colegiados a involucrarse en este tipo de casos, aunque reconoce que no todos los abogados y abogadas se pueden dedicar al 100 por ciento de la defensa de los derechos humanos, “pero se puede devolver a la sociedad lo que nos ha dado acompañando aunque sea un caso pro bono”.
Ante las violaciones a los derechos humanos, “tenemos una responsabilidad de contribuir a que las cosas puedan mejorar, las y los abogados tenemos de origen un papel importante para buscar esa justicia, que pareciera utópica, pero que sí se puede lograr. Tenemos que contribuir a un cambio social y radical que se necesita”, manifestó.
Más allá del reconocimiento material o público, a la especialista en derecho le satisface algo más profundo y que le llena más el alma: velar por el bienestar, garantizar los derechos de las comunidades en situación de vulnerabilidad y la reivindicación de los pueblos indigenas.
Abogadas ambientalistas y que luchan por los derechos de comunidades coinciden: la labor de la abogacía no se trata sólo de aspirar a lo monetario, sino de luchar contra las injusticias sociales que prevalecen en este país lastimado por la corrupción y otros lastres; hacer que se respeten los derechos de todas las personas y que se mantenga la esperanza.
Cansadas y hartas del panorama tradicional de la profesión, decidieron enfocar sus esfuerzos en las “causas perdidas”, defender a las personas abandonadas por el sistema y el Estado, era demostrar que la justicia, aunque haya que luchar, resistir ye esforzarse, también puede llegar para las comunidades,
Por su parte, Janet Medina Puy, abogada de Kanan Derechos Humanos, es contundente: los derechos humanos deben ser el centro de toda decisión, acción y búsqueda de justicia. “Los derechos humanos están construidos con el propósito de alcanzar un mundo de justicia. Ésta por sí misma es abstracta e inalcanzable, pero la intención es acercarnos cada vez más a ella y las personas que estén involucradas deben buscar garantizarlos”, destaca.
Medina Carillo, quien es asesora Jurídica del Indignación, comentó que desde pequeña quería dedicarse a la abogacía; como estudiante, al igual que la mayoría de las personas que ingresan a la escuela, su motivación era la búsqueda de la justicia, sin embargo, luego de los años se dio cuenta que en el mundo jurídico lo que prevalece son las injusticias.
Esto, relata, le generó un aspecto de insatisfacción por lo que estaba estudiando ya que no encontraba sentido. “Todo era igual, no existía el acceso a la justicia”, pensaba. Entonces, al estar en tercer año de la carrera, empezó a participar en concursos de derechos humanos, donde tuvo la oportunidad de concursar a nivel nacional e incluso internacional en simulación que se hacen sobre una audiencia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Gracias a esto, se abrió otro panorama completamente diferente, porque en esos años en la universidad no se tocaban estos temas de derechos humanos, se enfocaban más en el derecho penal, mercantil, notarial, entre otros. “Me abrió la perspectiva, me di cuenta que hay otras formas de aplicar el derecho”,recalcó.
Luego, decidió buscar una agrupación que haga litigios en favor de los derechos humanos, de esta manera se acercó a Indignación para poner en practica loa prendido en los concursos. “Es otra formación, acompañar a un pueblo indígena en la defensa de su territorio, sus derechos y recursos naturales es otra lógica. Tienes que desmontar todas las construcciones que la propia carrera te establece”, manifestó.
También, agregó, hay que respetar, pues cada comunidad tiene su su propia forma de hacer justicia y de defender sus derechos.
Asimismo, los objetivos son distintos al ejercer este tipo de derecho, pues para muchas personas la búsqueda de la justicia igual es un tema comercial, en cambio para ella se trata de la reivindicación de los pueblos indigenas, sus derechos humanos, ambientales y si dignidad como comunidad.
Además, agregó, el compromiso que generas en este tipo de casos son distintos porque te involucras de ello junto con las y los pobladores.
“Ser responsables con la confianza que las comunidades y las víctimas depositan en una, es un tema de lealtad, cariño y el generar un cambio para bien es bastante satisfactorio y nos permite seguir con la esperanza”, recalca.
Desigualdad abrumadora
A lo largo de los años de lucha, Medina Carrillo ha podido comprobar que los grupos en situación de vulnerabilidad entran con una inequidad y desigualdad procesal abrumadora; es decir a mayor vulnerabilidad y exclusión disminuye su capacidad para acceder a la justicia.
Pero tampoco se tiene que conformar, hay que romper estas barreras y se empieza desde abajo y buscar los elemento que permitan poder acceder a esta justicia. No es fácil. Todo se hace desde lo jurídico, movimientos de incidencia, a través de los medios de comunicación, con organismos internacionales.
La abogada Medina Puy, agrega que reconoce que la educación jurídica en México tiene muchas deficiencias, pues muchas personas que buscan el derecho lo hacen desde una perspectiva mercantil o comercial, pero eso hace que haya pocas personas profesionales que se dediquen a la defensa de los derechos humanos.
No obstante, hay otras personas que se alejan de este enfoque y son conscientes de la necesidad que se tiene de mejorar las problemáticas que existen en la sociedad. “Abrir brecha para mejorar la vida de las personas a través de la defensa de los derechos humanos”, subrayó.
Medina Puy comentó que en los juzgados del estado ha podido comprobar la deficiencias que tiene en entender los derechos humanos y sus alcances, están muy lejos de entender el derecho al medio ambiente.
“Es el Estado ejerciendo todo su marco normativo y el poder que tiene para evitar que se consoliden los derechos humanos”, manifestó.
Para la especialista, un gran aliciente además de tener victorias en los tribunales, es lograr que más gente se sume a los movimientos y a las causas de las comunidades que luchan por a defensa de sus territorios y sus recursos naturales.
“A veces hay pequeñas victorias que sirven para no detenernos, el simple hecho que más gente se sume y difunda su lucha es un cambio social más profundo que una sentencia favorable”, expresó.
De acuerdo con la abogada, sí es posible construir una sociedad un poco más justa en la medida de los recursos del abogado o abogada, esa debe ser la función de todas las personas que se dediquen al ejercicio del derecho, y hay personas que estamos luchando por lograr un mundo donde haya justicia social.
“Debe ser mucho más preferible perseguir la justicia que solo el cumplimento de las normas de manera estricta. Debemos ir más allá de eso, debemos de tener una postura que siempre sea de forma empática que de preferencia a los derechos humanos”, concluyó.
(Con información de La Jornada Maya)