Depredación de pepino de mar tendrá impacto social
En los últimos dos años, únicamente ha habido pesca furtiva e ilegal, pues no se han dado permisos de captura desde el 2018
Mérida, Yucatán. La mayoría de las especies de pepinos de mar a nivel mundial están sobreexplotadas e incluso algunas de ellas en riesgo de extinción, por eso están reguladas, señaló el investigador Miguel Olvera Novoa, miembro del departamento de Recursos del Mar del Cinvestav.
En México, recalcó, la primera pesquería de pepino de mar se dio en Baja California.
“Esa especie de pepino entro incluso en la Lista Roja de las especies de peligro de extinción, por lo que su pesquería ha estado cerrada desde hace décadas”.
Sobre las especies locales, el investigador apuntó que no están precisamente en peligro de extinción, sin embargo, el ballenato está en serio riesgo a razón de su sobreexplotación. Este año, lamentó, no se han encontrado reproductores adultos en las zonas donde solían avistarse.
“Esto se asocia a la fuerte presión pesquera que ha habido. En los últimos dos años únicamente ha habido pesca furtiva e ilegal, pues no se han dado permisos de captura desde el 2018; no obstante, las poblaciones están seriamente dañadas”.
El experto advirtió que, sí se hiciera un estudio a profundidad, no sería remota la posibilidad de que el pepino de mar del Caribe se declarara como una especie en riesgo; o se manejara como una en peligro de extinguirse.
Pesca furtiva
Desde el punto de vista comercial, opinó, pasará mucho tiempo para que la pesquería sea rentable nuevamente. Lo anterior, lo atribuye al furtivismo que se acentuó, sobre todo, durante la contingencia sanitaria.
“Cuando supuestamente todo el mundo estaba encerrado en su casa, hubo una pesca excesiva de este organismo; y no sabemos ni a dónde se está yendo, ya que, al no ser legal, no hay guías de pesca ni permisos de exportación, pero organismos en el mar no hay”, condenó.
Antes de la veda permanente instaurada en el 2018, la captura del pepino de mar, consideró el Dr. Olvera, era sustentable al ser regulada. Se otorgaban permisos de captura con una cuota establecida y un período de tiempo de dos semanas aproximadamente.
Instituciones como el Instituto Nacional de Pesca (Inapesca) y el Centro Regional de Investigación Pesquera (Crip) de Yucalpetén establecen cuotas de captura en función de estudios que arrojan la cantidad factible de extracción sin afectar a las poblaciones y así, estas puedan reproducirse.
“Fuera de la época de captura, hay una suerte de pesca ilícita que es la preocupante, pues las poblaciones han sido diezmadas y por esto, no hay organismos para que la pesquería pueda abrirse nuevamente en un corto plazo”, precisó.
Sin amor por el pepino
Con la paulatina depredación del pepino de mar en Yucatán, las primeras consecuencias que podrían percibirse serían de tipo social, mencionó, ya que las comunidades pesqueras la habían convertido en una actividad que anualmente les procuraba una importante fuente de ingresos.
“Por otro lado, al no haber pesca, vemos que muchos de los pescadores furtivos que operan actualmente no son de aquí. Con la pesquería vinieron varios pescadores de otros estados, que no tienen el amor por ese recurso del que dependen los yucatecos”, agregó.
Estos últimos, aseguró, son conscientes del cuidado que deben de tener con especies como el pulpo y la langosta y respetan las épocas de veda para que haya suficiente recurso en la próxima temporada y puedan poner el pan sobre la mesa.
En cambio, el pescador furtivo, añadió, no está arraigado y no le importa si mañana no va a haber suficiente para todos. Ellos son los que se dedican a este tipo de actividades ilícitas, acarreando afectaciones económicas en las comunidades.
“Habría que hacer estudios pasa conocer si la reducción de poblaciones de pepino de mar tendría alguna afectación en especies como el pulpo. Para esto son necesarios monitoreos continuos a largo plazo”, explicó.
(Con información de La Jornada Maya)