Cubanos analizan visión orgánica de la agricultura con mayas
Mérida. En la escuela de agricultura U Yitz Ka´an de Maní se reunieron agricultores, representantes del gobierno federal y estatal, activistas de Greenpeace y apicultores de Yucatán y Campeche, acompañados de tres ingenieros cubanos expertos en el tema e interesados en las buenas prácticas de cultivo, lejos de agroquímicos y pesticidas.
La meta fue el intercambio de conocimientos en el uso de microorganismos y abono para plantas y animales para evitar el uso de contaminantes en el suelo.
Don Nico abrió su cuaderno y la cara se le iluminó, apurado copió lo que uno de los ingenieros cubanos dijo acerca de cómo cultivar microorganismos para el riego de sus parcelas: “necesita colonizar la tierra con estos organismos que ayudan a crecer más y mejor a las plantas, y sobre todo evitan que tóxicos estén en la tierra y alimentos”.
Por su parte, Víctor y Cristy, una pareja de jóvenes que impulsa un proyecto de prácticas tradicionales, tienen una milpa donde plantan calabaza, maíz y otras especies de plantas comestibles, dijeron que piensan construir su casa en ese terreno, el cual acaban de adquirir y del que pretenden rescatar, antes que nada, el conocimiento de los mayores:
«Nuestros ancestros producían alimentos sanos, de calidad y aseguran la salud del suelo donde se plantan», señalaron.
Solidaridad y convivencia
El cielo de la tarde fue más benévolo luego de ese día sumergidos en el monte yucateco, donde se realizó la primera plenaria, en la que se intercambiaron puntos de vista, temas de educación y política, pues se abordaron diversos retos para que la agricultura de la región sea sana y de calidad.
En Maní, el equipo fue recibido por el párroco Atilano Ceballos, cura encargado del plantel educativo. Veintidós años respaldan el trabajo de esta escuela que tiene entre sus principales metas la agroecología y el trabajo con las familias para fomentar el cultivo de plantas y animales; estas familias integran una red de ayuda e intercambio que enriquece la vida sana, rescatando siempre los valores de identidad de cada pueblo con el que trabajan.
Había cosecha de calabaza y muchas flores, algunas un tanto exóticas. Retoños de plantas por gran parte del terreno, cítricos en su mayoría, gallinas, cerdos y un globo gigante donde se acumulaba el biogás, calabaza en el fuego, una mata de jícara, una máquina de coser y una mujer bordando una flor en punto de cruz.
Ese es el trabajo en el campo, donde el policultivo genera solidaridad y convivencia entre las familias, como los festivales de intercambio de semillas donde se fomentan, además, diferentes actividades culturales.
Por un cambio de paradigma
Raúl Lugo, uno de los fundadores, señaló que el consumismo y depredación del medio ambiente es un sistema que está llevando a la decadencia y que el modelo agroecológico que proponen plantea un cambio de paradigma en donde ven a la naturaleza como a un sujeto vivo y en movimiento y no como a un objeto inerte.
La intención no es beneficiar a unos cuantos, sino a toda la comunidad a través del manejo solidario de los recursos y conocimientos del entorno, el cura Atilano pretende que en su modelo para reconfigurar la milpa, funcionen valores como las buenas prácticas de cultivo y un pensamiento que rompa con la educación colonialista y que respete el ámbito cultural de las comunidades, el cual considera a la naturaleza como a un motor generador de solidaridad y de solvencia material para una vida de calidad y alimentos sanos.
La lluvia estuvo presente durante toda la travesía, el agua bañó la comunidad en estas reuniones plenarias donde los representantes del gobierno del estado, tuvieron la oportunidad de escuchar los retos que está enfrentando el campo por parte del pueblo.
Retos
El gobierno de Yucatán y el seguimiento de las acciones por Greenpeace han incidido determinantemente para que se realice esta reunión con productores.
En tanto, la Estación Experimental Indio Hatuey en Cuba, tiene el compromiso de construir juntos este futuro, porque el objetivo común, advirtió la representante cubana, es proteger a la madre tierra.
Mario Alfredo Contreras, agricultor de la zona de Bolonchén Campeche abordó cómo ha tenido que defender la tierra y ocultar el rostro para no ponerse en riesgo de muerte, se ha dado el tiempo de dividir su cultivo, una parte con fertilizante y otra en la que aplica microorganismos a la tierra, ha notado cambios significativos en el uso de técnicas no tóxicas.
De dicho evento, Greenpeace anunció en un comunicado que entre los obstáculos que se identificaron para la consolidación y fortalecimiento de la agroecología resaltan la necesidad de más apoyos a los sistemas de cultivos tradicionales, ampliando el conocimiento de las comunidades en prácticas agroecológicas innovadoras como el composteo, el uso de microorganismos presentes en los suelos para mejorar la productividad de la tierra, el manejo integrado de plagas, etcétera.
Asimismo, y de forma urgente, se torna la revalorización del campo y la práctica de la agricultura entre los jóvenes para contrarrestar la industrialización del campo que simplifica procesos y tiempos a costa de la salud en las personas y contaminación de los recursos naturales.
(Con información de La Jornada Maya)