Agua barata, pero de mala calidad en Mérida

El agua es el principal recurso natural, el ecosistema del que depende la vida y las actividades humanas para el desarrollo sostenible

Mérida, Yucatán. En Yucatán, como en el país, las tarifas por el agua potable son de las más bajas en el mundo, sin embargo, por el uso de plaguicidas, actividades agrícolas y las características del suelo, hay posturas encontradas sobre su estado en la península: está contaminada o cumple con todas las normas.

En el marco de la Semana Mundial del Agua, que comprende del 25 al 30 de agosto, La Jornada Maya presenta las diversas posturas sobre el vital líquido, como la de Ángel Polanco Rodríguez, investigador del Centro de Investigaciones Regionales “Doctor Hideyo Noguchi”, quien afirma que la contaminación a nivel peninsular da como resultado “un tutti frutti” de metales pesados, plaguicidas y fármacos.

También la postura del ingeniero químico, Abar Yerbes Maldonado, presidente de la Sociedad Yucateca de Ingeniería Sanitaria y Ambiental A.C. (Syisaac), para quien la situación no es tan grave ya que el manto freático de Yucatán cumple con todas las normas de calidad para consumo humano.

En este reportaje presentamos los estudios del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), a través de su Unidad de Ciencias del Agua, sobre el impacto de las actividades agrícolas en el manto freático.

Pese a que es de las tarifas más bajas, también le informamos sobre los gastos millonarios de la Junta de Agua Potable y Alcantarillado de Yucatán (JAPAY) hacer llegar el agua que llega a los hogares y la situación de rezago que tiene su infraestructura.

La Semana Mundial del Agua se celebra desde hace 29 años, por el Instituto Internacional del Agua de Estocolmo. El objetivo es el análisis sobre los problemas del agua en el plantea.

Agua contaminada en Yucatán, una realidad sin cambios

El agua es el principal recurso natural, el ecosistema del que depende la vida y las actividades humanas para el desarrollo sostenible. El acceso al agua potable segura para consumo humano, la salud y el saneamiento, son derechos humanos fundamentales para el bienestar social.

Sin embargo, “sin novedades en el frente”, el agua sigue y seguirá contaminada en Yucatán por la vulnerabilidad natural a nuestro ecosistema, a prácticas no sostenibles contaminantes hacia el recurso hídrico y violación a la legislación ambiental, en tanto no se decida una política estatal y federal para la gestión del agua.

Esta es la opinión del doctor Ángel Polanco Rodríguez, investigador del Centro de Investigaciones Regionales “Doctor Hideyo Noguchi”, quien se ha dedicado por muchos años a realizar investigaciones sobre la calidad microbiológica y química del agua en Yucatán y a tratar de crear conciencia a los gobernantes y ciudadanos sobre el grave problema que sufre el estado.

 “Toda la vida se ha dado la información al gobierno, hay publicaciones en revistas nacionales, internacionales de alta calidad sobre resultados de investigación de la mala calidad del agua en Yucatán, me he parado allí frente a todas las secretarías que se le ocurran, a exponer, pero no pasa absolutamente nada”, comenta. Sin embargo, ha sido un proceso importante de construcción social y empoderamiento de las comunidades y ciudadanos, ya que ahora la gente sabe y conoce acerca del problema.

En los últimos años se han sumado a esta cruzada diversos investigadores como el doctor Rodrigo Llanes, investigador del CEPHCIS-UNAM, y también diversas organizaciones sociales como el Grupo Indignación, que lucha y protege los Derechos Humanos en el estado, sobre todo de los pueblos originarios.

Este problema de la contaminación del agua se ha denunciado en los medios y organizaciones locales, nacionales e internacionales, y La Jornada Maya no ha sido la excepción. Un estudio realizado en 2015 por el doctor Polanco en el Anillo de Cenotes, desde Celestún a Dzilam de Bravo mostró altos niveles de concentración de plaguicidas organoclorados (DDT, lindano, heptacloro, aldrín, endrín, dieldrín, endosulfán), que está probado que son cancerígenos y están normados a nivel internacional para que no se utilicen por su alto impacto en la salud humana.

“Desafortunadamente cuando no existen mecanismos de tratamiento de aguas residuales, es decir infraestructura hídrica para el saneamiento, y todo lo que involucra la gestión del agua, ocurre esto. Así, Yucatán está en penúltimo lugar en cuanto a infraestructura hídrica, se refiere”, afirma el doctor Polanco.

 “El gobierno no quiere invertir en infraestructura, que si bien es cara debería haberse implementado desde sexenios anteriores”, agrega.

Tampoco es novedad que el suelo altamente pedregoso de Yucatán permite que todas las sustancias que se depositen en él, se filtren a los mantos freáticos sin ningún tipo de freno.

Contaminación por agroquímicos

Dentro de esas sustancias contaminantes del agua, se encuentran no sólo los agroquímicos cancerígenos y materia orgánica, sino todo tipo de fármacos (residuos de medicamentos que el ser humano orina) como antibióticos. Por otra parte, el uso excesivo de fertilizantes que, combinados con la materia orgánica, facilitan la proliferación de algas, mareas rojas, sargazo que actualmente está afectando a la costa del Caribe y que prontamente estará aquí.

Por otro lado “el gobierno sigue repartiendo ese tipo de pesticidas, porque los agricultores son un mercado cautivo para votos, a pesar de que están prohibidos a nivel internacional”, asegura.

“La creencia de la gente, aquí en Yucatán, es que el agua está contaminada en el primer manto freático, pero no en el segundo, pero eso es una falacia porque toda la península de Yucatán tiene un tipo de suelo cárstico, altamente pedregoso, y eso actúa como un colador”.

“El investigador, quien ha tenido reuniones internacionales con la UNESCO, OEA, Derechos Humanos, y Organizaciones para el Debido Proceso Internacional, afirma que la contaminación a nivel peninsular da como resultado “un tutti frutti” de metales pesados, plaguicidas y fármacos.

Como observador internacional de un programa de la Unión Europea que investiga sobre la calidad del agua y procesos microbiológicos como la resistencia bacteriana, señala que “las bacterias que contaminan el manto freático con materia orgánica se están alimentando de lo que encuentran y están consumiendo antibióticos en cantidades industriales, lo que provoca que estén creando resistencia”, y dando lugar a enfermedades infecciosas que ya no responden a los antibióticos convencionales.

Otro problema es el glifosato, un herbicida utilizado a nivel mundial, que en marzo de 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo catalogó como probable cancerígeno para el ser humano.

“En los dos últimos años hemos realizado estudios de corte cualitativo en Yucatán para conocer qué tipo de agroquímicos están usando los agricultores, porque en nuestro estado no hay estudios de glifosato; realizamos un muestreo en la zona agrícola y otro en la zona ganadera, encontrando que más del 50 por ciento de agricultores del sur y oriente del estado usan glifosato”, explica.

Polanco afirma que el agua de Mérida tampoco es potable, debido a que es agua entubada que no cumple las normas de calidad y por ello no es apta para el consumo humano, en tanto “la tercera parte de la población maya sigue bebiendo agua de pozos y de cenotes contaminados”.

Cáncer y agua

En otro estudio, también del 2015, se midió el nivel de plaguicidas organoclorados en una muestra de 72 mujeres mayas con cáncer cérvico uterino, llevado a cabo en 18 municipios de la zona agrícola, ganadera y metropolitana, y se encontró una alta concentración de esas sustancias en sangre de estas mujeres.

El doctor en Conservación de Sistemas Hídricos explica que el objetivo de la investigación es que los gobiernos la tomen como base para sus planes de desarrollo a nivel nacional, estatal y/o municipal. “Lamentablemente los gobiernos de países en desarrollo trabajan bajo una mirada neoliberal, producir dinero a cualquier costo, pero no atienden los problemas ambientales ni sociales”. El avance en Latinoamérica es que ya se está penalizando a algunos países que violen la legislación ambiental (nacional e internacional) y de esta forma se está avanzando.

“En países como el nuestro es necesario tener una visión multidisciplinaria y de esa manera estamos trabajando, con científicos de diferentes especialidades, porque además de analizar el agua, también hacemos investigación cualitativa, impartimos talleres comunitarios, mostramos y comunicamos la problemática, es decir, estamos concientizando, todo es un proceso de construcción social que lleva años”, y ahora la sociedad urbana y rural tiene consciencia de esta problemática.

Políticas públicas

El especialista en conservación estima indispensable que el sector oficial enmarque y aplique la legislación ambiental que existe y que no se ha cumplido hasta el momento, así mismo fomente el diseño de la Ley Estatal de Aguas y “que hemos recomendado hacer desde hace años, ya que de allí derivarían acciones importantes que deben realizarse para una buena gestión del recurso hídrico”.

La pregunta es, “¿qué han hecho en los últimos 18 años entidades como Conagua y Semarnat y demás organismos relacionados con los recursos multimillonarios que han recibido? Es necesario conocer a fondo que se está haciendo con el recurso público”.

Cabe destacar que, según informes periodísticos, la Conagua pasó de tener 30 mil millones de pesos en 2018, a 19 mil millones para el ejercicio fiscal 2019.

Por último, comenta que el país lleva décadas esperando se inicie un verdadero cambio, y espera que el nuevo régimen federal realice una reestructuración a todo nivel para que México pueda avanzar en materia de agua.

(Con información de La Jornada Maya)

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