Acusa Playboy silencio cómplice de autoridades locales

Mérida. “Nos sentimos abusadas, no nos trataron muy bien. Fuimos humilladas por la manera en la que autoridades nos interrogaron y privaron de libertad, porque en ningún momento hicimos algo malo”, dicen en un artículo publicado en la revista Playboy, edición de agosto, las tres modelos extranjeras que fueron detenidas en una redada del Instituto Nacional de Migración (INM) y de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) en Mérida, el pasado mes de julio, con el pretexto del “combate a la trata”.

Soy “culpable de hacer el amor en mi sofá favorito” dice un letrero que sostiene la francesa, Marie Brethenoux, completamente desnuda en las páginas a colores de la revista apenas puesta en circulación.

“Culpable de tener sexo en medio de la selva, la última vez que fui de campamento” dice por su parte la turca Elif Celik.

Asimismo, la estadunidense Lauryn Elaine se declara culpable de “ser demasiado romántica, me gustaría que un hombre que amo me hiciera suya en lo alto de una montaña”.

Así, de forma irónica, mostrando sus voluptuosas curvas ya sea con esposas en las muñecas, con cadenas en las manos, y en un escenario que pareciera un siniestro pasadizo de una prisión, las tres conejitas narran su experiencia en Mérida “de la que nos dimos cuenta que es una ciudad distinta al resto del país; aunque creíamos que sería tan acogedor como otras partes a las que hemos ido, aprendimos de manera negativa que no es el caso”.

Fue una invitación

Desde el inicio del artículo, que es anunciado en la portada con las tres posando como si estuvieran esposadas con el título “Playmates, culpables, la verdadera historia tras su encierro”, aseguran que “jamás romperíamos la ley de manera deliberada, especialmente en un país como México, lugar al que nos encanta venir de vacaciones”.

Asimismo, en el artículo firmado por las tres, insisten en su versión de que nunca vinieron a trabajar, como aseguró el INM, tras el operativo que supuestamente iba a ser investigado desde las oficinas centrales del instituto.

Explican que “nosotras asistíamos como invitadas a la fiesta. No estábamos trabajando, ni recibiendo ninguna remuneración. No veníamos a trabajar, no existieron incentivos o remuneraciones”, aseguran.

También dicen, como si supieran algo, que “nos parece que detrás de la situación hubo una llamada de alguien que quería perjudicarnos: estábamos rodeadas por autoridades, cuestionadas de manera insultante frente a todos, situación de estrés que activaría sus mecanismos de defensa”.

“Jamás habíamos pasado por un suceso así en ninguna parte del mundo, sobre todo, cuando lo único que queríamos era pasar un buen rato con nuestra familia y amigos”.

Aclaran «fake news»

Eso sí, tras señalar que habían muchos representantes de medios de comunicación en el lugar, apuntan que “circularon versiones falsas” y rechazan que se les haya lesionado o abusado física y verbalmente, aunque explican que les quitaron los pasaportes y fueron subidas a una camioneta con policías armados para después ser confinadas en una habitación muy pequeña.

“Las condiciones de nuestra detención no fueron agradables”, dicen y comentan que tuvieron que “abogar para que les permitieran hacer sus necesidades básicas en condiciones dignas. Nos dieron muy poca comida y agua”.

Hay que insistir en que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) no ha emitido pronunciamiento alguno sobre el caso, a pesar de que su oficina en Mérida requirió ser informada sobre el operativo, recibiendo la notificación dos días y medio después. Mucho menos la Comisión Estatal de Derechos Humanos (Codhey) se ha interesado en el tema. Ni qué decir del INM local, el que le apuesta al silencio y al olvido.

(Con información de La Jornada Maya)

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