77 mil infantes bajo impacto de la epidemia en Yucatán
Uno de los elementos importantes para el neurodesarrollo del ser humano es la socialización, lo cual en edad prescolar es vital
Mérida, Yucatán. La pandemia por covid-19 ha modificado los hábitos de todas las personas, pero en especial a más de 77 mil niñas y niños en edad prescolar de acuerdo con la Secretaría de Educación del Estado (Segey).
Están en un proceso de adaptación y cambio de dinámica de aprendizaje debido a que no acuden a clases presenciales.
A nivel prescolar, la Segey reporta que esta población ha tenido que adaptar también las plataformas de enseñanza, pues en este momento los centros educativos están cerrados.
Es así que el psicólogo Fernando Nieto Reynaldos, director fundador de la asociación civil Perma, Cultura en Resiliencia e integrante de la Red por los derechos de la infancia en México (Redim), explicó que uno de los elementos importantes para el neurodesarrollo del ser humano es la socialización, lo cual en edad prescolar es vital.
“Estar con otras personas en ambientes distintos son desafíos para la niñez, pero en este momento no tienen ese proceso. Tienen espacios reducidos y están teniendo un desarrollo distinto al que estábamos acostumbrados. Es distinto cuando un niño corre 30 metros en línea recta a que corra 30 veces un metro de ida y vuelta, por ejemplo”, indicó.
El especialista señaló que simples hechos como que la niñez salga a la calle y vea que hay personas que visten distinto a papá o mamá, es una forma de conocimiento y le permite incorporar nuevos elementos a su desarrollo y aprendizaje, pero esto lo están viviendo en menor medida en la actualidad.
“Este desarrollo en casa, esta modalidad no podemos determinar si afectará o no su desarrollo porque eso el tiempo lo dirá, sólo sí podemos observar que están teniendo un aprendizaje distinto”, enfatizó.
También, explicó que hoy en día la aportación que hagan padres y madres de familia es de suma importancia, pues de ellos depende lo que sus hijas e hijos aprendan y ahí radica las trascendencia de que los menores crezcan en medio de un ambiente sano o todo lo contrario.
Al respecto, Katia Aguileta Pacheco, educadora en el Jardín de Niños ‘Ignacio Aldama’ en la comunidad de Muna, afirmó que en este momento sí ha sido afectado el proceso de socialización de los menores.
“Para las niñas y niños es importante que estén con sus padres o madres, pero también que estén con los de su edad porque aunque algunos están con sus hermanos, es importante que conozcan otros contextos y digamos que en este momento no están llevando esa etapa de desarrollo que les compete”, indicó.
Sobre el proceso de aprendizaje que en la actualidad recibe la niñez de prescolar, Daniela García y Omar Cocom, madre y padre de Carolina, tienen dudas si en realidad está aprendiendo como debería.
Daniela compartió que antes de la pandemia, el hecho de que Caro entrara al kínder le causaba ilusión y emoción de verla formalmente en una escuela, aunque la misma situación le causaba tristeza porque es señal de que si hija está creciendo.
Sin embargo, ella y su esposo planeaban que Caro asistiera a una escuela particular, planes que fueron modificados.
“Consideramos que Caro es muy pequeña para mantenerla un horario completo frente a una pantalla, porque creímos que sería cansado para ella y nosotros, pero las actividades que les ponen no son del todo malas, aunque sí deficientes. Sí nos hace falta la guía de docentes porque sólo les mandan manualidades, juego, lectura, valores, pero les falta mucho”, opinó.
También Omar dijo que con el programa ‘Aprende en casa’ comenzaron viendo el contenido por televisión, pero no lo considera suficiente como un modelo de enseñanza.
“Lo hicimos como tres semanas y lo dejamos. En parte porque la maestra nos manda las actividades que debemos de hacer en la semana y a veces se repetía con lo que pasaban en la tele entonces ya solo hacemos lo que nos manda la maestra. Ya nunca vemos el contenido de la televisión”, agregó.
De igual forma consideró que sí hace falta una guía educativa porque él no tiene una referencia de cuánto es lo que debería de aprender Caro a su edad.
“Yo veo que sí está aprendiendo, pero no sé si es lo suficiente para su edad o desarrollo futuro. Quisiera que supiera todo y hasta a veces siento que no le enseñamos tanto como pudiera aprender. Incluso siento una desventaja porque no tengo el apoyo de una maestra y de seguir un orden en su desarrollo”, señaló.
Omar y Daniela han optado por complementar su formación con otros cursos para Caro, como de inglés y ballet, pero se quedan con la incógnita de cómo serían los primeros años académicos de su hija si no hubiera covid-19.
(Con información de la Jornada Maya)